En un reciente reconocimiento de los carreras de Educación de la Universidad de Avondale, una encuesta del gobierno federal ha revelado un índice de satisfacción del 93 % de sus graduados. Esta calificación distingue a Avondale como la institución de enseñanza superior mejor clasificada en comparación con otras 45 universidades y proveedores de toda Australia que ofrecen cursos similares, muy por encima de la media nacional del 75 %.
Margaret Graham, exalumna reciente de Avondale y profesora de primer año en el Colegio Cristiano Noosa, confirma estos resultados, atribuyendo su exitosa transición a su nuevo lugar de trabajo al ambiente enriquecedor que experimentó en Avondale.
La profesora de 5º año siente que los miembros del personal “confían en mi capacidad y respaldan mis decisiones”. Una escuela más pequeña, con unos 400 alumnos en los campus de primaria y secundaria, parece ser una buena opción para un profesor en su primer año. Graham también valora muy positivamente su experiencia en Avondale por el apoyo que recibió de los miembros de su personal. “Los profesores te dedicaban mucho tiempo. Conseguí graduarme; eso es un testimonio para ellos”.
El compromiso con la atención “es la forma en que hacemos las cosas aquí”, dijo la Dra. Sherry Hattingh, directora de la Facultad de Educación y Ciencias. “Estamos promulgando los valores de Avondale y nuestra vocación como profesores”. Las clasificaciones “nos animan a cultivar las mejores prácticas. Las relaciones son lo que hace que la enseñanza sea eficaz, así que optamos por practicarlas en nuestro lugar de trabajo construyéndolas y desarrollándolas”.
Graham tenía poca experiencia y poca confianza cuando empezó a estudiar enseñanza primaria, y llegó a Avondale con 18 años. El punto de inflexión se produjo durante sus últimas prácticas: un bloque de ocho semanas en un aula de 5º año del colegio Avondale. El profesor, el exalumno Steve Platt, se convirtió en su mentor. “Si quería probar algo nuevo, o si no estaba segura de algo, me dedicaba tiempo para responder mis preguntas. Me ayudó mucho a aplicar la teoría a la práctica”.
Ahora, Graham es un modelo para los 20 niños de su clase. “Soy muy consciente de las cosas que digo y hago. No soy perfecta, por supuesto. Me esfuerzo por ser amable y no gruñona, para que vean que así es como debemos tratar a los demás”. Intenta establecer relaciones genuinas con sus alumnos. “Quiero que sepan que me importan y, al menos durante las seis horas al día que los tengo, que son mi prioridad número uno”.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de Adventist Record.