South Pacific Division

Un equipo misionero adventista lleva esperanza a comunidades aisladas de Filipinas

Representantes de la División del Pacífico Sur se unen a los misioneros de AIIAS y a los miembros locales en una actividad de evangelizacion en conjunto que da como resultado 31 bautismos.

Filipinas

Anasa Tabua and Jarrod Stackelroth, Adventist Record
El pastor Anasa Tabua bautiza a una niña.

El pastor Anasa Tabua bautiza a una niña.

Foto: Adventist Record

La isla de Polillo, en Filipinas, fue el escenario de una reciente misión evangelizadora marcada por la fe, el servicio y la colaboración intercultural. Del 7 al 16 de marzo de 2025, siete representantes de la División del Pacífico Sur (DPS) unieron fuerzas con misioneros del Instituto Adventista Internacional de Estudios Avanzados (AIIAS), el pastor del distrito, los ancianos de la iglesia local y los miembros para compartir el evangelio en zonas donde nunca antes se había predicado.

AIIAS es una institución adventista de posgrado ubicada en Silang, Cavite, Filipinas, que se enfoca en la formación de líderes eclesiásticos y profesionales para la misión y el servicio en toda Asia y más allá.

El equipo de la DPS incluyó a Lolakatie Otuhouma y su hija Amelia, de Tonga; el pastor Norak Kebo Aukeke, de Papúa Nueva Guinea; el pastor Jimmy Garae, de Vanuatu; y Jale Koroitubuna, Koini Diri y el pastor Anasa Tabua, todos de Fiyi. Juntos, participaron de actividades de servicio comunitario mientras establecían conexiones con las comunidades de la isla y experimentaban la cultura local.

Actualmente, hay una comunidad creciente de estudiantes del DPS que estudian en AIIAS. Muchos de estos estudiantes son empleados de iglesias que desean continuar sus estudios para fortalecer su futuro ministerio. Recientemente, el grupo lanzó un boletín titulado Island Herald para compartir novedades y fomentar la conexión.

Guiados por el tema del viaje misionero de la Asociación de Estudiantes, «Empoderar para liderar, inspirar para servir», el equipo misionero asumió su papel como líderes en la fe y servidores en acción, trabajando para garantizar que su presencia dejara un impacto significativo y duradero.

«Esta misión fue más que una simple actividad de servicio comunitario: fue un encuentro profundo con el servicio desinteresado, la hospitalidad inquebrantable y el movimiento innegable de la mano de Dios», compartió Tabua.

Los siete participantes de la DPS se distribuyeron en siete grupos junto con los misioneros de AIIAS, lo que permitió una mayor participación de la comunidad y un mayor impacto en múltiples lugares de la isla de Polillo.

Otuhouma describió el viaje como conmovedor e inolvidable, y destacó la fe sacrificial y la amabilidad de los residentes locales. Lo conmovió especialmente su generosidad y la alegría evidente con la que servían tanto a Dios como a su comunidad.

Para Aukeke, la experiencia misionera se centró en el liderazgo audaz, en dar un paso adelante para compartir el mensaje de Jesús con aquellos que aún no habían escuchado el evangelio.

Garae calificó la experiencia como un reflejo del amor de Dios, destacando que fue una oportunidad para ser testigo de la naturaleza universal de la misión de Cristo, que trasciende las barreras culturales y sociales.

Koroitubuna describió la experiencia como una lección de humildad. Mediante la enseñanza y la interacción personal con los estudiantes, vio el impacto de los pequeños actos de bondad y cómo el servicio puede convertirse en un vehículo para el crecimiento espiritual.

Diri dudó inicialmente en unirse a la misión debido a sus responsabilidades académicas y a un examen programado. Sin embargo, después de considerar la oportunidad en oración, confió en los tiempos de Dios. Una vez organizadas sus clases, pudo participar plenamente en la actividad evangelizadora. La experiencia, dijo, reafirmó su fe en la provisión y el propósito de Dios.

Al reflexionar en la misión, Tabua destacó la importancia de la colaboración.

«La cooperación entre los misioneros de DPS, los misioneros de AIIAS, los ancianos de la iglesia local y los miembros permitió una mayor divulgación», dijo. «Aseguró que la influencia de la misión se extendiera mucho más allá de nuestro tiempo en la isla de Polillo».

El último sábado del viaje, 31 personas se bautizaron, comprometiendo su vida a Jesús. «Fue un poderoso testimonio del poder transformador de la misión», señaló Tabua. «Cuando el evangelio se comparte con amor y dedicación, los corazones se mueven hacia Cristo».

Al regresar, el equipo llevó consigo no solo recuerdos, sino también un compromiso renovado con el servicio. «El viaje misionero no fue solo un momento, sino un movimiento», añadió Tabua. «Con áreas aun sin evangelizar que nos esperan, el llamado al servicio continúa, un desafío para que otros den un paso al frente, abracen la misión y sean una luz en los lugares donde más se necesita la esperanza».

El artículo original se publicó en el sitio de noticias de la División del Pacífico Sur, Adventist Record. Únete al canal de WhatsApp de ANN para recibir las últimas noticias adventistas.

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