Después de un trágico comienzo de año, la comunidad adventista de Bethsaida, en Zambia, está cerrando 2022 con nuevas esperanzas y posibilidades, ya que los voluntarios de Maranatha están construyendo una nueva iglesia para reemplazar la que desapareció.
En enero, una feroz tormenta pasó por la ciudad de Kasama, al noreste de Zambia. La Iglesia Adventista del Séptimo Día Bethsaida acababa de concluir su culto de adoración y un almuerzo mientras las oscuras nubes se cernían amenazantes. La gente se dispersó, ansiosa por llegar a casa antes del diluvio, pero algunos se vieron obligados a refugiarse dentro del edificio de la iglesia. Desafortunadamente, el aguacero debilitó la estructura que ya estaba defectuosa y toda la iglesia se derrumbó, aplastando a los miembros que estaban adentro. Cinco personas murieron y muchas más resultaron heridas.
Los líderes de la Iglesia Adventista en Zambia se acercaron a Maranatha y le pidieron ayuda para reconstruir la iglesia “ya que los [casi 500] miembros no tienen dónde adorar y es la temporada de lluvias”, dijo Samuel Sinyangwe, presidente de la Iglesia Adventista en el norte de Zambia. En junio, Maranatha lanzó un esfuerzo de recaudación de fondos de US$600.000 para construir un gran complejo que incluirá asientos para 500, seis aulas de Escuela Sabática, baños y un pozo. Más de 900 personas se sumaron al esfuerzo, lo que permitió que Maranatha llegara a la meta.
En noviembre, 19 voluntarios se dirigieron a Zambia para comenzar la construcción en Bethsaida. Después de un agotador viaje en autobús de 15 horas que duró dos días, el equipo llegó al lugar y se puso en acción. A la mitad del proyecto, ya han terminado de levantar dos aulas y comenzaron a trabajar en otro conjunto de salones y la iglesia en sí.
El sábado, los voluntarios adoraron con la congregación de Bethsaida en una escuela cercana. Después del culto, se reunieron con algunos de los miembros que habían resultado heridos por el derrumbe de la iglesia.
“Fue una experiencia absolutamente increíble, significativa, conmovedora y gratificante para todos”, dice Susan Woods, coordinadora de servicios médicos de Maranatha y del proyecto. “En algunas casas, nos invitaron a entrar para sentarnos en sus mejores bancas o sillas diminutas. En otras, nos sentábamos en sacos de tela o de harina de maíz esparcidos en el suelo junto a la casa. Tuvimos la oportunidad de visitar a cada uno, escucharlos, conocer a las familias, compartir promesas bíblicas reconfortantes, cantar… y orar por ellos. Terminamos las visitas con abrazos, apretones de manos y grandes sonrisas, y con el corazón más enternecido por haber experimentado una pequeña muestra del cielo”.
Una vez terminadas, las estructuras no solo servirán a la congregación, sino también se usarán como escuela primaria. Hay una escuela adventista en la zona, pero tiene 1.200 alumnos que se reúnen en tres turnos diarios. El campus de Bethsaida ayudará a disipar el hacinamiento ofreciendo una segunda escuela en la zona.
El artículo original se publicó en el sitio web de Maranatha.