AdventHealth ha abierto una clínica multidisciplinaria para diagnosticar, tratar e investigar la COVID de larga duración, un paso crítico en la respuesta pandémica del sistema sanitario que ayudará a los médicos a comprender mejor el desconcertante síndrome causado por la COVID-19. Las primeras investigaciones nacionales estiman que alrededor del 6 % de las personas que padecieron la enfermedad desarrollarán COVID de larga duración.
Dirigida por el Dr. Dwayne Gordon, médico especialista en medicina interna, la clínica de AdventHealth Orlando es la primera de su clase dentro del sistema sanitario. Incluye un equipo multidisciplinario de atención primaria, salud conductual y fisioterapia y puede poner en contacto a los pacientes con cardiólogos, neumólogos, neurólogos, profesionales de la salud mental y clínicos especializados en el sueño y el consumo de sustancias.
“Para muchos de estos pacientes, esta puede ser la primera vez que se toman en serio sus problemas de salud post-COVID. Han ido de un médico a otro, sus síntomas han sido ignorados, puede que hayan pasado meses desde que se recuperaron técnicamente de COVID-19 y no entienden por qué no se sienten mejor”, afirma Gordon. “Pero aquí, en esta clínica, podemos forjar un camino hacia la recuperación total y conseguir que vuelvan a sentirse como antes”.
La clínica está destinada a pacientes con un diagnóstico confirmado de COVID-19 y síntomas que duren al menos 12 semanas. Desde su apertura en marzo, la clínica ha atendido a unos 90 pacientes de toda Florida Central. Tras la cita inicial, los pacientes vuelven para revisiones a las seis semanas, a los tres meses y a los seis meses.
Los datos recogidos en la clínica ayudarán a los médicos y al Instituto de Investigación de AdventHealth a comprender mejor la COVID de larga duración y cómo tratarla.
Debido a que los síntomas varían entre los pacientes, la COVID de larga distancia puede ser difícil de diagnosticar. La clínica post-COVID de AdventHealth estableció un minucioso proceso de detección, que incluye una llamada telefónica de admisión con una enfermera registrada y una evaluación de 90 minutos con Gordon, así como con un especialista en salud conductual y un neurofisioterapeuta. Los síntomas más comunes en la clínica son fatiga, dificultad para respirar, niebla cerebral, ansiedad, depresión, insomnio y daño pulmonar.
“No han dejado piedra sin remover”, afirma Kathy Fennimore, paciente de la clínica y enfermera jefe de AdventHealth. Fennimore, de 62 años, es la primera paciente que se “gradúa” en la clínica.
Tras ser diagnosticada de COVID, Fennimore pasó a depender de oxígeno suplementario las 24 horas del día. El virus había agravado la fibrosis pulmonar, la hipertensión y la enfermedad autoinmune que había padecido la mayor parte de su vida. Cuando empezó a ir a la clínica, no podía terminar una prueba de marcha de seis minutos. Tras reunirse con el Dr. Gordon y meses de fisioterapia, Fennimore completó la prueba “con éxito” y ha vuelto a caminar de tres a cinco kilómetros al día.
Una gran parte de los pacientes atendidos en la clínica presentan problemas de salud conductual y neurocognitivos, como ansiedad, depresión y confusión cerebral. Incluso los adultos jóvenes muestran signos graves de olvido y niebla cerebral que imitan la demencia de aparición temprana.
“En definitiva, la gente está más aislada a causa de la COVID. Y luego se aíslan aún más cuando tienen síntomas de COVID de larga duración que les impiden ver a los amigos, hacer ejercicio; simplemente, actividades cotidianas normales. Algunas personas han perdido a sus seres queridos, su trabajo e incluso su casa a causa de la COVID y sus consecuencias económicas”, explica Gordon. “Y lo que estamos viendo es una convergencia entre síntomas de COVID de larga duración como ansiedad, depresión, incluso TEPT, al igual que la pandemia en general”.
Ese fue el caso de Tanya Balyeat, una peluquera de 54 años de Mount Dora que estuvo hospitalizada con COVID-19 durante cuatro días a principios del año pasado. Todos los días se sentía agotada y sin aliento, incluso al hacer cosas sencillas. En innumerables ocasiones, perdía el hilo a mitad de frase. Algunos días no podía trabajar.
Tras ser atendida en la clínica post-COVID, Balyeat empezó a hacer fisioterapia dos veces a la semana y fue remitida a un especialista del sueño y a un neumólogo, que descubrieron que sus pulmones estaban muy dañados. También se sometió a terapia cognitivo-lingüística para mejorar su memoria a corto plazo.
“Me sentía descartada por unos médicos que no sabían qué hacer conmigo. Hasta que conocí al Dr. Gordon, estaba empezando a deprimirme mucho porque sentía que no había nadie que me ayudara y pensaba que iba a continuar así el resto de mi vida”, dijo Balyeat. “En cuanto conocí al Dr. Gordon, supe que había esperanza. Se les ocurrió un plan para mí, y solamente tener eso –saber que hay luz al final de este túnel– fue enorme para mí”.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la División Norteamericana.