Orlando (seudónimo utilizado para proteger la identidad) tiene 41 años y es cocinero profesional. Debido a las dificultades en Venezuela, tuvo que abandonar su país para intentar una vida mejor. “No fue una decisión fácil. Solo vinimos mi mujer y yo. Tuvimos dificultades por el camino, pero en cada lugar nos recibieron bien”, destaca.
La pareja tuvo que dejar a sus dos hijos, que están terminando la enseñanza media, así como a sus familiares y la casa que tanto les costó construir. Una vez en Brasil, fueron acogidos por el proyecto Casa Esperança. “Casa nos ayudó desde el primer día que llegamos. Nos recibieron con una cálida bienvenida y sonrisas. Siempre están hablando con nosotros, apoyándonos y animándonos a no rendirnos. Aquí veo cada día que voy a poder”, dice Orlando.
La historia de esta familia se repite en la vida de miles de personas que necesitan abandonar sus países de origen en busca de una vida mejor, una vida digna. Y para ayudar a transformar estas realidades, se inauguró en abril de 2022 la Casa de Tránsito Esperança.
Ubicada en Porto Velho, capital del estado de Rondonia, el proyecto nació debido a la fuerte crisis migratoria que se produjo principalmente con los venezolanos. Es una asociación entre la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) en Rondonia y la Secretaría Municipal de Asistencia Social.
La Casa
Con capacidad para recibir a 40 migrantes de diversas nacionalidades, ya han sido acogidos cubanos, haitianos, argentinos, bolivianos y peruanos. La estructura cuenta con habitaciones, baños, cocina y área para actividades.
Los migrantes reciben alimentación diaria y cuentan con el apoyo del equipo técnico para la regularización de sus documentos, inserción en el mercado de trabajo y la interiorización. Los servicios son prestados por 20 empleados, y los fines de semana, voluntarios ayudan a preparar la comida. Mensualmente, se ofrecen más de 5.000 comidas.
El coordinador del proyecto, Rivailton Ribeiro, explica que la Casa busca desarrollar la autonomía de los inmigrantes para que puedan desarrollarse y perseguir sus objetivos de mejorar sus vidas.
Actividades
Al trasladarse de un país a otro, en situaciones a menudo difíciles, los emigrantes llegan emocionalmente vulnerables. Por esta razón, la Casa ofrece apoyo psicosocial, además de proyectos de musicoterapia y talleres de arte, croché y cocina.
Las actividades son un incentivo para que se profesionalicen y les sirven de herramientas para insertarse en el mercado laboral. “Buscamos rescatar la dignidad y el equilibrio emocional de estas personas”, explica João Paulo Dias, director de la sección zonal de ADRA.
Nueva experiencia
Los inmigrantes pueden permanecer el tiempo necesario para insertarse en el mercado laboral o para su interiorización. Hasta la fecha, se ha atendido a más de 400 personas.
ADRA en Rondônia ha tenido un impacto práctico en la vida de cientos de personas por medio de proyectos de asistencia social que trabajan en varios frentes, como la salud, la educación, el desarrollo humano, la erradicación de la pobreza y la respuesta a emergencias, entre otros.
El estado cuenta con dos centros de desarrollo en las ciudades de Porto Velho y Ji-Paraná, que proporcionan apoyo para que los más variados recursos puedan llegar a los necesitados. La Casa de Tránsito Esperança se ha convertido en una referencia para la atención integral de los inmigrantes en la capital de Rondônia.
Para el director, el proyecto se destaca por la dedicación, el compromiso y el amor de los empleados de ADRA por ofrecer siempre lo mejor a quienes pasan por allí. “Muchas vidas están siendo transformadas por los servicios ofrecidos en la Casa, y todos los que son acogidos continúan su vida, después de su estancia en el proyecto, con más esperanza”, dice Dias.
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La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias en portugués de la División Sudamericana.