En 2016, cuando Emil Peeler se convirtió en pastor principal de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Capitol Hill, le preguntó a Dios: “¿Cómo puedo servir mejor a esta comunidad?”.

La respuesta: El Centro de Asesoramiento y Recursos de Capitol Hill. Situado en el corazón de Washington D.C., su discreto exterior de ladrillo blanco oculta los servicios transformadores que ofrece. Este centro ha ayudado a miles de personas a combatir problemas de salud mental, desarrollar todo su potencial, dejar de fumar, combatir enfermedades crónicas, adoptar un estilo de vida más saludable y mucho más.

Abierto desde octubre de 2019, cuenta con un centro de asesoramiento sin ánimo de lucro 501(c)(3), propiedad de la iglesia y atendido por nueve profesionales licenciados en salud mental cristianos de diversos orígenes. Tanya Taylor, trabajadora social clínica licenciada con décadas de experiencia, es la directora del programa del centro. Su otra rama es un centro de recursos que ofrece instrucción para una vida sana, talleres de nutrición, asesoramiento para la vida, talleres de habilidades para la vida, y tutoría y empoderamiento de jóvenes. El centro de recursos también cuenta con cuatro consejeros: un trabajador social clínico licenciado y tres consejeros pastorales que ofrecen servicios de asesoramiento a corto plazo. El centro de asesoramiento acepta seguros, con una escala móvil para los no asegurados. Los servicios del centro de recursos son gratuitos, bajo el paraguas del Departamento de Servicios Comunitarios de la iglesia, con Karen Hayes como directora del programa del centro de recursos.

Entra en el centro y te sentirás como en casa. Es un espacio luminoso y elegante, diseñado con tonos neutros, tranquilos y pacíficos. A lo largo de su zona de recepción abierta y sus ocho salas para reuniones de grupo e individuales hay calcomanías en las paredes que ofrecen sabiduría, como: “La clave del éxito es la acción” y “Sé el cambio que deseas ver en el mundo”.

Al otro lado de la calle se encuentra la majestuosa iglesia Capitol Hill, de 1.000 miembros, cuyo deseo tanto por parte de sus líderes como de sus miembros de “ser el cambio” contribuyó a dar vida a la visión de Peeler.

SATISFACER LAS NECESIDADES DE LA COMUNIDAD

El Pr. Peeler y otros líderes de la iglesia se dieron cuenta de que los medios típicos de evangelización, como un banco de alimentos o la distribución de ropa, tendrían menos impacto en el vecindario. Josh Pierre, abogado, primer anciano de la iglesia y miembro de la junta directiva del Centro de Asesoramiento y Recursos de Capitol Hill, explicó: “Muchos miembros del Congreso y del Gabinete viven en los alrededores; y en los últimos 10 a 15 años, el valor de las propiedades que rodean la iglesia ha crecido exponencialmente... hasta alcanzar al menos las siete cifras. Así que nos preguntamos: ‘¿Qué podemos ofrecer que sea necesario incluso en un barrio extremadamente próspero?’ ”.

“En nuestra reunión original donde [toda la iglesia] proyectó la visión en 2016, nuestra congregación oró para crear un entorno de relevancia en nuestra comunidad y tocar a las personas donde estaban sufriendo”, dijo Peeler.

Con mucha oración e investigación, la respuesta estaba clara. “Descubrimos que la terapia [de alta calidad] era uno de los valores de nuestra comunidad”, dijo Peeler; sin embargo, los servicios locales de salud mental, particularmente aquellos fundados en principios cristianos, eran escasos.

“El Señor nos inspiró para buscar servicios de salud mental y de otro tipo que estuvieran en consonancia con nuestras creencias fundamentales, incluida la justicia sanitaria1”, afirmó Pierre.

Nuestra actual crisis de salud mental ha puesto de relieve que la riqueza y el estatus no excluyen la enfermedad mental. El año 2022, por ejemplo, estuvo marcado por las impactantes muertes por suicidio de varias personas famosas; entre ellas, Stephen “tWitch” Boss, bailarín y DJ en The Ellen Degeneres Show, los cantantes Aaron Carter y Naomi Judd, y Cheslie Kryst, Miss USA 2019. Y con una quinta parte de los adultos en los EE. UU. experimentando enfermedades mentales cada año, estos problemas son omnipresentes.2

Los líderes de la Iglesia también descubrieron que los problemas de salud mental son aún más pronunciados en Washington, D.C. Mario Broussard, director de asesoramiento y consejero principal del Centro de Recursos de Capitol Hill, declaró: “El área de D.C. tiene un porcentaje más alto de enfermedades mentales, particularmente trastornos relacionados con la ansiedad, que el promedio nacional”. También es elevado el abuso de opiáceos, que a menudo tiene su origen en problemas de salud mental no resueltos. Peeler citó algunos de los factores estresantes únicos de D.C., como “la presión por salir adelante, todo el mundo está tratando de superarse unos a otros, y ser trasladado [debido al aumento del coste de vida]”.

OFRECER ASESORAMIENTO CENTRADO EN CRISTO

Cuando el edificio de enfrente quedó disponible unos meses después de definir esta visión, Peeler reunió una comisión ad hoc de siete profesionales de la iglesia para crear un plan de compra. Semanas después, la comisión presentó a la iglesia la visión de abrir un centro de asesoramiento y recursos, y obtuvo un “sí” unánime.

Peeler, alegre, sonríe aún más cuando cuenta cómo adquirieron el edificio. El precio de 2,5 millones de dólares del edificio excedía el presupuesto aprobado por la iglesia de 1,85 millones, pero con fe, hicieron algunas ofertas. Todos fueron ignorados y Peeler se desanimó. Un día, después de una reunión de oración, él y Anelise Antunes, la asesora de salud del centro de recursos, derramaron la ensalada que ella había preparado para Peeler y su esposa en los escalones de la iglesia. Cuando terminaron de limpiar, ella levantó la vista y, al ver que alguien se mudaba al AirBnb del último piso del edificio, preguntó: “Pastor, ¿quién se muda a nuestro edificio?”. Antunes hablaba con fe, como si lo que habían pedido ya fuera suyo.

Cuando el pastor dudó en investigar, ella “cruzó audazmente” y habló con la propietaria, y luego desafío a Peeler a que volviera con ella. Así lo hizo. Entonces, ¡un milagro! Tras hablar con la propietaria, se reunieron con su marido en un restaurante local y, cinco días después, compraron la propiedad por 1,9 millones de dólares.

“Llevaba siete meses en el mercado y no se habían movido del precio. Fue el Espíritu Santo”, dijo Peeler. Señalando hacia el vestíbulo, añadió: “Y por eso lo llamo el Hall Anelise”.

Hasta la fecha, el centro de asesoramiento ha realizado más de 2.000 sesiones, el 90 % de asesoramiento individual y el 10 % familiar. Su variada clientela incluye niños a partir de tres años, adolescentes y adultos. La mayoría de los pacientes presentan ansiedad o depresión; la mayoría son también millennials (de 25 a 40 años). Al principio, el centro ofrecía servicios en persona, pero durante la pandemia se pasó a la teleterapia; ahora, están volviendo a un modelo híbrido. Taylor señaló otro cambio relacionado con la pandemia: “Estar todos juntos en casa aumentó el estrés en las familias. Y vimos mucha ansiedad por lo que estaba pasando en el mundo. El número de pacientes aumentó mucho”.

Todos los asesores, incluida Broussard, que ofrece asesoramiento gratuito a corto plazo en el centro de recursos, recurren a su fe y a sus experiencias personales y profesionales para satisfacer las necesidades de los clientes. Broussard, visiblemente empática, relató un caso especialmente duro. El hijo de una pareja había nacido muerto tras un embarazo sano y un parto en casa con una doula. Luchando con la pérdida de su hijo y sintiendo que no habían recibido un servicio adecuado, dijo: “Obviamente, estaban angustiados”.

Y continuó: “Fue terrible. A veces apenas podían hablar. Pero atravesamos juntos el proceso de duelo. Mi objetivo era validar sus pensamientos y sentimientos, capacitarlos y equiparlos para que se vieran uno al otro como un recurso para la curación, no como enemigos entre sí [como suele ocurrir en estas situaciones]”.

Broussard, trabajador social clínico licenciado, y anciano ordenado con experiencia pastoral, estaba bien equipado para ayudar. También recurrió a su experiencia de haber perdido un hijo a una edad temprana con su esposa. Broussard agradece ahora a Dios que, aunque dolorosa, su experiencia le permitiera hablar desde una vivencia real en lugar de limitarse a ofrecer teoría. “La pareja informó que la sesión fue muy beneficiosa. No eran adventistas y les habían dicho que yo era un consejero y ministro cualificado. Al principio, se mostraban escépticos sobre si me relacionaría con ellos de alguna manera, pero fue una sesión muy intensa”.

También aconsejó a una joven viuda que más tarde envió a Peeler un largo correo electrónico en el que expresaba lo “asombrada y agradecida” que estaba por el apoyo de Broussard. “La bendición para mí –señaló Broussard– es que no solo puedo prestar esos servicios desde una perspectiva clínica, sino también presentar el cristianismo como una institución práctica. La percepción [común] es que el cristianismo es [irrelevante] en el mundo. Poder decir: ‘Puedo guiarte de forma práctica a lo largo de esta experiencia clínica, pero de la mano de alguien que afirma conocer a Jesucristo y caminar con él’, a menudo hace que la gente piense: ‘Vaya, hay algo en este cristianismo que quizá deba explorar’ ”.

Broussard añadió: “Aparte de la salud física y la nutrición, la salud mental ha surgido como una de las herramientas más relevantes para la evangelización. Jesús nos dio el modelo [el método de Cristo: ver Elena de White, El ministerio de curación, p. 102]. Cuando satisfaces las necesidades de las personas, entonces quieren saber qué más haces”.

Taylor coincidió: “Como trabajador social, creo que es el trabajo más parecido a lo que hizo Jesús. Durante mucho tiempo, veíamos a miembros de la iglesia afectados por diferentes cosas y nos limitábamos a decir: ‘Oraremos por esto’. Pero como dijo el Pr. Peeler [en la serie sobre salud mental del Capitolio, que duró un mes el año pasado], podemos orar y podemos hacer terapia. Y con la oración y la terapia hemos ayudado a muchísimas personas”.

AYUDAR A LA GENTE A VIVIR UNA VIDA MÁS SANA

En otro lugar del centro de recursos, la enérgica Antunes, asesora de salud integral y nutricionista, ha impartido varias clases de nutrición y fitness para la comunidad, que han contado con una gran asistencia; entre ellas, charlas sobre salud cada primer lunes de mes y una clase de cocina con alimentos como medicina cada tercer lunes. Como ahora [las clases] se imparten virtualmente, hay gente de todo el mundo”.

Su programa más exitoso fue una serie de cuatro partes sobre las Zonas Azules, en la que se leyó el libro Blue Zones, se vieron documentales y se debatieron prácticas que permiten a grupos de personas, incluidos los adventistas del séptimo día de Loma Linda (California), vivir más y mejor. “Fue una forma increíble de presentar la Iglesia de una manera no denominacional”, dijo Antunes. “Teníamos gente que preguntaba por la iglesia, que quería entender un poco más, así que les ofrecimos enviarles libros”.

Para Antunes, el bienestar mental y la salud integral van de la mano. “Hay una conexión directa entre lo que comemos, la salud mental y la salud en general... y la forma física es un aliviador del estrés”, dijo. Su objetivo es también hacer que el mensaje de salud de la Iglesia sea más tangible tanto para los adventistas como para los no adventistas. “Todo lo que hacemos se inspira en nuestro mensaje de salud y está respaldado por la ciencia. Por eso tiene éxito”.

La parte de recursos del centro fue financiada en parte por una subvención de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día como centro urbano de influencia. Elena de White concibió los centros de influencia como centros integrales de ministerio urbano que conectan la iglesia con la comunidad. El creciente número de centros urbanos de influencia globales adaptan sus actividades, desde la educación sobre el estilo de vida y las salas de lectura hasta los restaurantes y las necesidades de la comunidad.

La noticia original se publicó en el sitio de noticias de la División Norteamericana.

1 Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la justicia sanitaria es “el estado en el que todas las personas tienen una oportunidad justa y equitativa de alcanzar su máximo nivel de salud”.

2 https://www.cdc.gov/mentalhealth/learn/index.htm.