En medio de un entorno mayoritariamente no cristiano, un rayo de esperanza aparece en Myanmar cuando una institución educativa adventista del Séptimo Día emprende el camino de compartir el amor de Jesús con la comunidad. Los pequeños comienzos de esta escuela se han convertido en una poderosa fuerza en la sociedad, que comparte el Evangelio de la verdad y la fe. Su dedicación a la educación y los principios cristianos ha brindado a las familias la oportunidad de aceptar a Jesús y ver la diferencia que él puede marcar en la vida de sus hijos. Como ejemplo de cómo la educación puede cultivar el amor y la esperanza frente a la adversidad, esta escuela brilla con luz propia en un país donde estas cosas pueden ser difíciles de conseguir.
La Unión de Myanmar posee y gestiona el Seminario Adventista de Yangon (SAY), una institución cristiana, desde 1975. Esta institución es un testimonio del compromiso permanente de Myanmar con la educación. Situado en el municipio de Bahan, Rangún, sus orígenes se remontan a la década de 1950, cuando era conocido como Escuela Miss Gifford, en honor a Miss Lockie Gifford, una dedicada profesora misionera de Estados Unidos.
En la actualidad, la institución educativa cuenta con casi 1.200 alumnos, de los cuales más del 80 % son de origen budista. Los padres que han optado por matricular a sus hijos en la institución a menudo la comparan con un segundo hogar para ellos. Consideran que el SAY es un entorno propicio para el aprendizaje integral. Estos padres valoran no solamente el desarrollo académico que se fomenta aquí, sino también el énfasis que se pone en la formación del carácter y en cultivar relaciones significativas con los demás.
“Quería que mis hijos aprendieran más acerca de Dios, y pensaba enviarlos a la escuela dominical para que estudiaran la Biblia, pero me enteré de que SAY ofrece asignaturas morales en las que pueden aprender más de Cristo. Por eso elegí el SAY como la mejor escuela para mis hijos”, dijo Ciin Suan Piang, padre de alumnos de SAY. “Además, cuando matriculé a mis hijos en la escuela, me dijeron que la calidad y el rendimiento de los profesores de SAY eran muy altos. Como trabajador de la iglesia, había buscado una escuela que ofreciera asignaturas bíblicas, fuera buena en la enseñanza y tuviera un costo asequible. Sin duda fue un camino mostrado por Dios matricular a mis hijos en el SAY, y nunca me arrepentí”.
Sonia Shine, la actual directora del SAY, subraya que la misión del colegio va más allá de lo académico. Ella concibe un entorno dinámico en el que alumnos, padres y profesores estén interconectados, cultivando no solo el crecimiento académico, sino también el desarrollo del carácter. Mediante conexiones fuertes y alentadoras, la institución educativa aspira a cultivar una comunidad de apoyo que propicie experiencias de aprendizaje integrales.
“Nuestros alumnos no se limitan a absorber conocimientos entre las paredes de las aulas, sino que se comprometen activamente con la comunidad, adquiriendo experiencias inestimables para ayudar a los demás y crear un cambio positivo”, subraya Shine.
Los comienzos de la institución educativa
En el difícil panorama de la década de 1960, las escuelas misioneras de la Iglesia se enfrentaron a la nacionalización, lo que obligó a los niños adventistas a asistir a instituciones estatales en todo Myanmar. Sin embargo, el choque entre los requisitos educativos y las creencias religiosas planteaba problemas, ya que los estudiantes estaban obligados a asistir a la escuela y presentarse a los exámenes los sábados, lo que entraba en conflicto con la observancia del sábado de los adventistas del séptimo día. Ante el dilema de comprometer la fe o la educación, los líderes de la iglesia decidieron ofrecer una solución alternativa.
En respuesta, el 9 de junio de 1975 surgió el Seminario Bíblico Park Lane Junior, que ofrecía una escuela para que los niños adventistas del séptimo día prosiguieran su educación en consonancia con sus convicciones religiosas. Inicialmente operado bajo el liderazgo del Distrito Adjunto de Yangon, el seminario sufrió una transición significativa en 2013.
El 29 de noviembre de 2013, durante una crucial junta administrativa de la iglesia, se tomó una decisión histórica que marcó un nuevo capítulo en la historia del seminario. La asamblea votó a favor de transferir la supervisión administrativa a la Unión de Myanmar, lo que refleja un cambio estratégico en la administración y la gestión.
Con este cambio, el SAY sigue manteniendo su misión de proporcionar una educación de calidad entrelazada con el crecimiento espiritual, formando a futuros líderes cimentados en la fe y el conocimiento. En la actualidad, el SAY sigue siendo un faro de esperanza y oportunidad, que da forma a las vidas de los estudiantes en el dinámico panorama de la esfera educativa de Myanmar.
Desarrollo a lo largo de los años
Como testimonio de crecimiento y dedicación, el Seminario Adventista de Yangon ha experimentado importantes transformaciones desde sus humildes comienzos. Fundado en 1975 con únicamente 14 estudiantes, la mayoría hijos de obreros de la iglesia y miembros laicos, el seminario ha evolucionado hasta convertirse en una próspera institución educativa.
En 1978, el SAY dio su primer paso hacia la expansión con la construcción de un edificio de madera de 7 por 11 metros. Bajo la dirección de Yee Yee Shwe, el primer director de la escuela, este nuevo espacio acogió a alumnos de hasta noveno año. Un momento crucial llegó en 1996, cuando la institución pasó a llamarse Seminario Adventista de Yangon.
Una avenida para la educación adventista
A medida que aumentaba el número de alumnos, lo que requería más espacio y cursos superiores, se pusieron en marcha planes para ampliar las instalaciones. En 2000, se construyó un edificio de ladrillo de dos plantas con capacidad para 150 alumnos. Esto marcó un punto de inflexión, ya que los padres no adventistas comenzaron a reconocer el valor de la educación adventista, lo que llevó a un aumento de las inscripciones.
Para el año académico 2017/2018, el SAY dio la bienvenida a una población estudiantil que superaba los 630 alumnos, de los cuales el 28 % eran adventistas y el 72 % no adventistas. Reconociendo la oportunidad para la misión y la extensión, los líderes de la iglesia, se embarcaron en un proyecto monumental para construir un edificio de seis pisos. Con fondos de varias fuentes, incluyendo una ofrenda del decimotercer sábado de la Asociación General (AG) y el apoyo de la División Sudasiática del Pacífico (DSAP) y la Unión de Myanmar (UM), el nuevo edificio se completó el 5 de junio de 2018.
Hoy y más allá
El Seminario Adventista de Yangon se erige como un faro de educación y fe, con 1.093 estudiantes y 51 profesores dedicados. Un sorprendente 83 % del alumnado procede de entornos no adventistas, lo que representa una diversa gama de afiliaciones religiosas, incluyendo metodistas, anglicanos, bautistas, budistas e islámicos. Cabe destacar que 54 estudiantes han sido bautizados en los últimos cinco años, lo que subraya el impacto espiritual de la institución.
Comprometido con la excelencia en la educación y el desarrollo espiritual, el SAY ha obtenido la acreditación de la Asociación Acreditadora de Escuelas, Colegios y Universidades Adventistas del Séptimo Día de Maryland (Estados Unidos).
En un hito significativo, la construcción de nuevas viviendas para el personal, dedicadas en octubre de 2022, sirve como testimonio del continuo crecimiento y compromiso del Seminario Adventista de Yangon para nutrir tanto a sus estudiantes como a su personal. A medida que el SAY sigue evolucionando y ampliando su alcance, se mantiene firme en su misión de impartir conocimientos y compartir el amor de Dios con las mentes jóvenes, encarnando los principios de fe, educación y servicio.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la División Sudasiática del Pacífico.