¿Deberían los Adventistas del Séptimo Día luchar por el derecho a ser libres de adorar a Dios según su conciencia? O, dado que quieren que Jesús regrese, ¿deberían impulsar una ley dominical nacional para desencadenar los acontecimientos finales de la Tierra y su regreso?
Estas son algunas de las preguntas que los pioneros y los miembros adventistas de la segunda mitad del siglo XIX se hacían a menudo. En última instancia, la respuesta a estas preguntas daría forma e informaría el compromiso de larga data de la iglesia con los esfuerzos de defensa en nombre de la libertad de conciencia, dijo el historiador adventista Dr. David Trim durante su presentación en el 9º Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Libertad Religiosa (IRLA, según sus siglas en inglés) en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos, el 22 de agosto de 2023.
Trim, director de Archivos, Estadísticas e Investigación de la Asociación General, compartió con los partidarios de la libertad religiosa los esfuerzos de defensa de los pioneros adventistas, que en 1893 dieron lugar al lanzamiento del IRLA. “Vale la pena explorar esta historia”, dijo Trim, “para entender el ADN del IRLA”.
¿FORZANDO LOS ACONTECIMIENTOS DEL TIEMPO DEL FIN?
Trim analizó, en primer lugar, los pensamientos, a menudo ambivalentes, de los primeros dirigentes y miembros de la Iglesia Adventista respecto la cuestión de la libertad religiosa. ¿Debían implicarse los adventistas o simplemente dejar que los acontecimientos se desarrollaran tal y como creían que la profecía bíblica los había predicho? Contestó citando a John Graz, exsecretario general del IRLA quien, en la Enciclopedia de los Adventistas del Séptimo Día, escribió que “la joven Iglesia Adventista del Séptimo Día, a pesar de su visión apocalíptica del futuro, decidió oponerse firmemente a toda legislación a favor de un día de descanso religioso”.
Según Trim, la tensión a la que alude Graz era “entre el esquema profético corporativo adventista del séptimo día, en el que la imposición de una ley dominical por parte de Estados Unidos sería uno de los marcadores del escenario escatológico final, y la necesidad, por otro lado, de los adventistas del séptimo día de estar libres de leyes dominicales como parte de su vida normal”.
Algunos pioneros pensaron que los adventistas deberían, mediante provocación, incitar la promulgación de una ley dominical nacional. Esto “básicamente obligaría a Cristo a inaugurar el milenio con su segundo advenimiento”, explicó Trim, y añadió: “Esta fue una de las ideas extremas que los adventistas del séptimo día, en su conjunto, nunca aceptaron. [...] La idea de que se podía obligar a Cristo a actuar era, por decirlo suavemente, idiosincrática”.
EFECTO DE LA LEGISLACIÓN DOMINICAL
Al mismo tiempo, los primeros adventistas tenían consideraciones más prácticas cuando se enfrentaban a la sanción de leyes dominicales locales y estatales, dijo Trim. “La mayoría de los adventistas del séptimo día vivían en zonas rurales y, al no trabajar en sus granjas los sábados, se hizo esencial para ellos trabajar en sus granjas los domingos", dijo. Hacia finales del siglo XIX, “aunque en muchos casos no se aplicaban las leyes dominicales, en otros sí”.
Trim explicó que, en varios casos, los adventistas fueron multados y enviados a prisión como resultado de esas leyes dominicales y, en un caso, un hombre adventista del séptimo día incluso murió en la cárcel después de haber estado detenido en condiciones rigurosas. “Por lo tanto, había un incentivo natural para que los adventistas del séptimo día se convirtieran en defensores de la libertad religiosa”, dijo Trim, y así lo hicieron.
Trim relató cómo, en la década de 1880, una de las primeras campañas para que el Congreso de los Estados Unidos aprobara una ley nacional que mantuviera el domingo como día sagrado se encontró con los esfuerzos concretos de defensa del pionero adventista Alonzo T. Jones y otros en contra del proyecto de ley. “A pesar del escenario apocalíptico adventista, los adventistas decidieron oponerse a la ley dominical nacional”, dijo Trim. En 1888, Jones testificó ante el Comité de Educación y Trabajo del Senado de Estados Unidos. Finalmente, esa ley nunca se aprobó.
NACE EL IRLA
En este contexto, el IRLA se fundó en 1893, recordó Trim a los asistentes al evento. En su “Declaración de principios” de marzo de 1893, los miembros del IRLA afirmaron: “Creemos en apoyar al gobierno civil y someternos a su autoridad” pero, al mismo tiempo, “negamos el derecho de cualquier gobierno civil a legislar las cuestiones religiosas”. El documento añadía, entre otras estipulaciones: “Creemos que es correcto y debe ser privilegio de todo hombre rendir culto según los dictados de su propia conciencia”.
Una vez organizada el IRLA, su labor se internacionalizó al abrir oficinas en varios continentes y, en 1906, lanzar la revista Liberty, que aún se publica.
Trim también analizó el papel de otros actores adventistas clave en la historia y el desarrollo del IRLA, como Charles Longacre y Jean Nussbaum, que testificaron ante la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza) en la década de 1930 para oponerse a un calendario de 13 meses y a un plan de 13 meses que habría afectado a los días de la semana.
AMPLIACIÓN DE SU ALCANCE
Otros acontecimientos fueron la incorporación legal del IRLA en 1946, que amplió el alcance de la organización más allá de cualquier plan confesional, dijo Trim. “Siguiendo esta estrategia, el IRLA apeló activamente [...] a todos aquellos que compartían su punto de vista y filosofía acerca de la libertad religiosa para todos y la separación entre Iglesia y Estado”.
El IRLA fue muy activo durante las décadas de 1950 y 1960, dijo Trim. En concreto, se refirió a una reunión en 1958 con el presidente de la Asamblea General de la ONU. El primer Congreso del IRLA se celebró en Ámsterdam (Países Bajos) en marzo de 1977. Trim citó de nuevo a Graz, quien escribió que, tras ese primer congreso, “el IRLA se reactivó y, durante las décadas siguientes, comenzó un nuevo periodo de actividades”. Una serie de eventos públicos convirtieron al IRLA en una de las principales asociaciones internacionales en favor de la libertad religiosa”.
Según Trim, la revitalización de la organización se vio respaldada por los 35 años de liderazgo de Bert B. Beach, elegido secretario general del IRLA en 1980, y John Graz, secretario general del IRLA entre 1995 y 2015. “A partir de 1977, se organizaron congresos regionales del IRLA en los cinco continentes, [y] se celebraron más de 40 congresos y simposios internacionales entre 1996 y 2015”, informó Trim.
En 1999, el IRLA creó su Junta de Expertos que, según Trim, se ha convertido en un importante grupo de reflexión acerca de la libertad religiosa, y su influencia trasciende a la Iglesia Adventista. La Junta de Expertos ha preparado varias declaraciones internacionales importantes y principios rectores acerca de la libertad religiosa, el proselitismo y la educación.
UNA PASIÓN DE 130 AÑOS
Trim concluyó destacando que, durante los 130 años de existencia del IRLA, la organización ha demostrado una pasión por la libertad religiosa y de creencias. A pesar de haber nacido del activismo en el seno de la Iglesia Adventista, añadió, “la organización ha ido durante mucho tiempo más allá de la denominación que le dio origen, y aboga por la libertad de religión y creencia para personas de todas las confesiones y de quienes no profesan ninguna”.
En este contexto, Trim dijo: “A medida que surjan nuevos desafíos para la libertad religiosa, será necesaria el IRLA”.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la Adventist Review.