Garabatos, pelotas de ping pong y palomitas de maíz: Retiro de damas de la Misión Escocesa

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Garabatos, pelotas de ping pong y palomitas de maíz: Retiro de damas de la Misión Escocesa

Es viernes de noche y acabas de llegar al retiro de damas de la Misión Escocesa, estresada y agobiada por el ajetreo de la semana y la prisa por salir de casa al lugar del retiro que comienza en una o dos horas. No obstente, de pronto, tú y otras 30 mujeres están garabateando en hojas de papel blanco con diversos bolígrafos y lápices de colores, y puedes sentir que la tensión se disipa.

Te das cuenta de que has llegado al lugar correcto. El resto del fin de semana estará repleto de interacciones creativas llenas de color, historias, testimonios, cantos y cuidado personal. Empiezas a sentirte renovada de cuerpo y alma. Así fue el fin de semana en pocas palabras. Si asististe, probablemente todavía sigas reflexionando y hablando de esta experiencia.

[Crédito: Adventist.uk]
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El retiro del Ministerio de la Mujer de la Misión Escocesa se llevó a cabo el fin de semana del 5 al 7 de agosto, en el campus de la Universidad de Stirling. El campus cuenta con hermosos edificios que rodean un gran lago. Ir de un lugar a otro requiere caminar mucho, quizá demasiado, pero el ejercicio es bueno para tener sensación de bienestar y buscar oportunidades para interactuar y hablar al trasladarse entre reuniones.

El viernes de noche, Simone Coetser, profesora de secundaria y esposa del pastor de Aberdeenshire, dio una charla titulada "Llamada a ser una reina". Invitó a las participantes del retiro a establecer conexiones entre la historia de Ester y su propia vida. Compartió experiencias personales de su vida: desde su lucha contra la depresión y el aislamiento, hasta actitudes racistas manifiestas durante la pandemia de COVID y su búsqueda para encontrar formas de marcar la diferencia. Al contar su historia, dijo: “Con mi experiencia de vida, aprendí que es posible enfrentar casi cualquier cosa mediante la práctica del ayuno y la oración, haciendo un plan y recordando que, en última instancia, Dios tiene el control”.

[Crédito: Adventist.uk]
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La charla fluyó naturalmente hacia un taller sobre la oración en colores. Para muchas de las que asistieron al encuentro, este método para orar les resultó novedoso. Las mujeres dibujaron imágenes y formas en hojas de papel blanco mientras reflexionaban sobre un Dios maravilloso. Luego se enfocaron en su relación personal con Dios, y las páginas se llenaron de nuevos colores e imágenes. Cuando comenzaron a orar por los temas que más les preocupaban, así como por los demás, los garabatos y los colores comenzaron a fusionarse en ricos artificios de valor y significado personal.

Una participante comentó después que esto era exactamente lo que necesitaba ese viernes de noche, ya que le permitió dejarse llevar y abrir un espacio en su interior para interactuar con los pensamientos y las actividades del fin de semana. Casi todas comentaron que esto era inusual y diferente, pero descubrieron que era una forma efectiva de orar. Encontraron otra forma de estar en la presencia de Dios y comunicarse con el Creador de una manera nueva y creativa.

El sábado aportó más creatividad y color a los encuentros del retiro. Primeramente fue una charla con algunas mujeres de la Biblia. Dirigida por Temitayo Odewosi, seis de los participantes del retiro asumieron los personajes y personalidades de María (la hermana de Moisés), Rahab, Débora, Abigail, Ester y María (la madre de Jesús). Sus reflexiones asumieron la forma de monólogos sobre sus experiencias de vida, pero también generearon oportunidades para preguntas y respuestas. Lo más destacado de esta presentación fue que cada personaje bíblico provenía de un trasfondo muy diferente, pero Dios podía usarlo sin importar las circunstancias ni los errores. María, la hermana de Moisés, se vio afectada por la lepra en un momento de su vida; Rahab era pagana y se ganaba la vida de forma dudosa; Ester era huérfana; María provenía de un barrio malo; pero todas desempeñaron un papel vital en el plan de Dios.

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Jennifer Mendes cerró la primera reunión con un resumen rápido de la lección de la Escuela Sabática, en la que hizo varias conexiones entre el tema de la resistencia y fortaleza cristianas en tiempos de dificultad y las historias que se acababan de contar.

La presentación del culto de adoración, que aportó más color y creatividad al fin de semana, estuvo a cargo de Cedrene Botha, esposa del pastor Jimmy Botha, presidente de la Misión Escocesa. Su charla se basó en la historia de la mujer del pozo. Ella mostró un modelo de utilería de un pozo real. El pozo estaba lleno de coloridas pelotas de ping pong y ella animó a cada mujer a sacar una pelota del pozo. Todas las mujeres que eligieron un color específico se agruparon para orar al comienzo de la reunión.

[Crédito: Adventist.uk]
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La presentación de Cedrene también estuvo llena de experiencias autobiográficas. Ella compartió cómo con su esposo se enteraron de que no podrían tener hijos y cómo lucharon con esto. Al reflexionar sobre cómo Jesús se relacionó con la mujer del pozo, explicó: “Cristo nos va a buscar donde estamos. A la mujer samaritana nunca se le pidió lo que no podía dar. Pero cuando logró conectarse con Jesús, él la desafió y la llevó a una mayor potencialidad para su vida”.

Durante su presentación, Cedrene recogió todas las pelotas de ping pong de las mujeres y las colocó en una jarra. Las bolas ahora representaban las experiencias combinadas de alegría y dificultad de todas las asistentes al retiro. Luego vertió agua en la jarra. El agua representaba al Espíritu Santo. Cuando el agua llenó la jarra, las bolas se derramaron por los bordes. Esto representaba las bendiciones de la vida que podrían convertirse en interacciones con los personas que las rodean.

Durante el fin de semana hubo oportunidades para el testimonio y la oración. La música también se destacó con fuerza durante la ocasión. Además, dos de las participantes celebraron sus cumpleaños.

El sábado de tarde, las mujeres socializaron y escucharon una presentación sobre salud de parte de la Dra. Claudette Comersamy, directora del Ministerio de Salud de la Misión Escocesa.

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Al acercarse la noche, Jessica Perea, la esposa de un pastor de Edimburgo y Dunfermline, dio una charla. Siguiendo con el tema de la abundancia, habló sobre cómo los dones del Espíritu obran en nuestra vida para ayudarnos a servir desde la abundancia. También presentó una forma práctica de explorar los dones del Espíritu en nuestra vida personal: la práctica de escribir un diario.

La charla de Jessica despertó tanto interés que las damas siguieron interactuando con ella y unas con otras hasta bien entrada la noche mientras comían palomitas de maíz y bebían batidos en la zona residencial del retiro. Las copas verdaderamente rebosaron este fin de semana de diversas maneras: mediante una sensación espiritual de abundancia, con pelotas de ping pong en recipientes de agua o con tazones llenos de palomitas de maíz.

El domingo de mañana, la atención se centró en el cuidado personal y el ritmo del retiro se volvió aún más relajado. Simone Coetser habló de ser “hijas de Dios”. Mientras exploraban especialmente temas de autocuidado espiritual, Simone guio a las mujeres a través de una rutina de masajes faciales y de manos, probando productos de belleza de calidad obtenidos para la ocasión. Ella compartió su experiencia reciente de ser parte de un concurso de belleza y ganar un título. Habló del valor de estar abierta a asumir riesgos y dejar que Dios nos guíe y nos use, aun en lugares inusuales.

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Los comentarios después del evento fueron tremendamente positivos. En el grupo de WhatsApp del evento, las mujeres mencionaron que la actividad estuvo bien equilibrada, ya que ofreció una variedad de experiencias y presentaciones, pero también oportunidades para conectarse entre sí e interactuar. Una participante dijo que en este fin de semana logró el objetivo de sentirse renovada. “Salimos de allí sintiendo que nuestra copa estaba llena y rebosante”.

Christine Shaw, quien asistió al evento desde el distrito de Edimburgo, dijo: “Las oradoras nos dieron excelentes charlas para ayudarnos a acercarnos a otras mujeres. Pudimos compartir nuestras experiencias y ser de consuelo unas con otras. Me resultó muy útil el momento de oración. La música estuvo hermosa: voces de gente totalmente desconocida que sonaban como un coro”.

Simone dijo: “Percibí que hubo una sensación de aceptación, bienvenida y hermandad. Que hubo espacio para que cada mujer sea ella misma, para ser honesta y encontrar apoyo. Había seguridad para compartir, para ser escuchada, para poder ser una misma, para recibir apoyo”.

Margareth Mukisa, directora del Ministerio de la Mujer de la Misión Escocesa, fue quien organizó este retiro. Estén atentas en su iglesia local o al sitio web y al boletín informativo de la Misión Escocesa para futuros encuentros de naturaleza similar.