Las perspectivas para la tolerancia religiosa en todo el mundo se ha vuelto más sombrío en la última década, como la religión ha sido secuestrada cada vez más para promover objetivos políticos, dice Jonathan Gallagher, enlace de las Naciones Unidas para l
Las perspectivas para la tolerancia religiosa en todo el mundo se ha vuelto más sombrío en la última década, como la religión ha sido secuestrada cada vez más para promover objetivos políticos, dice Jonathan Gallagher, enlace de las Naciones Unidas para la iglesia Adventista del Séptimo día mundial.
"Mezclar política y religión lo convierte en un brebaje poderoso, por lo general desastrosas", dice Gallagher. "Sin embargo, en los lugares de Indonesia, la India, en África central, los principios religiosos se invoca para fomentar los objetivos seculares, tales como la obtención de una base de poder político o expandir el control territorial de un grupo. La tolerancia, la compasión y el pluralismo se desvanecen ante la presión social y política. "
"¿Cómo se puede tener un cristiano militante, un militante hindú o un musulmán militante?", Se pregunta Gallagher. "Todos estos son términos contradictorios."
Cada vez más, sin embargo, los informes de los medios de comunicación usan descripciones tales como "conflicto religioso" o "enfrentamientos entre musulmanes y cristianos" o "una turba hindú", como la búsqueda de los periodistas para obtener un sonido por mordedura de las explicaciones de los conflictos violentos entre diferentes grupos dentro de una sociedad.
En lugar de apresurarse a juicio religioso, es importante reconocer las muchas otras fuerzas sociales en el trabajo, dice Gallagher, incluyendo origen étnico, el tribalismo, el poder político toma, y la competencia por los recursos, como la tierra.
Por desgracia, la religión puede ser explotado como una herramienta política especialmente potente. La religión es un "pegamento social fuerte", explica Gallagher. "Se va directamente al corazón del sentimiento individual de identidad. Se puede generar un fuerte sentido de pertenencia a un grupo social particular. Y, más significativamente, se puede definir quién es el 'enemigo', es decir, aquel que no pertenecen al grupo ".
Como iglesia, los adventistas están comprometidos a mostrar que la religión no debe crear barreras dentro de la sociedad, pero a descomponerlos, dice Gallagher. "En nuestras relaciones en las Naciones Unidas, con diferentes organizaciones religiosas, y en la sociedad, queremos reflejar nuestra creencia en un Creador amoroso que hizo a cada persona a su imagen, digna de respeto propio, digno de compasión, y con la libertad de creen de acuerdo con los dictados de su conciencia propia. "