Una familia adventista de Alemania lleva esperanza a Bolivia

Inter-European Division

Una familia adventista de Alemania lleva esperanza a Bolivia

Un sueño se convierte en una iniciativa misionera.

“Había una señora que pedía a Dios una experiencia espiritual más profunda en su vida. Quería conocer a Dios; quería que Dios se revelara de un modo verdadero y real”, comienza a contar Marc, con voz decidida y un brillo juvenil en los ojos. “Un día tuvo un sueño, un sueño extraño. Soñó que una fila de personas se dirigía hacia su casa, viniendo del noreste. Hasta que, un día, una pareja llegó a su casa. Cuando los vio, les preguntó de dónde eran. No dijeron de qué país eran ni de qué ciudad venían. Simplemente respondieron: ‘Venimos del noreste’. ¿Cuál es la probabilidad de semejante información? Inmediatamente los aceptó como la respuesta de Dios a sus oraciones”.

Marc, de 47 años, era pastor en la Unión Alemana del Sur y había terminado un mandato de ocho años como director de Jóvenes de la Asociación de Baden-Württemberg. Era un momento de decisión en su ministerio y para su familia. Invitado por unos amigos, oyó hablar de las comunidades menonitas de origen alemán, con las que estaban realizando un trabajo de primer contacto, en la región de San Ramón, Bolivia, a tres horas de la gran ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

“Pensé que debíamos ayudar y sentimos el llamado a las misiones. Enseguida comprendí que no era un proyecto para un mes o un año, ya que se necesita tiempo para ganarse la confianza de los miembros de estas comunidades”, dice Marc.

Marc y su esposa, Wendy, de 45 años, decidieron embarcarse en una aventura misionera, en este caso, para servir a las colonias menonitas alemanas conservadoras que viven en este país sudamericano desde hace décadas.

¿QUIÉNES SON LOS MENONITAS?

Los menonitas son un grupo de cristianos anabaptistas, fundados por el predicador holandés Menno Simons, en el siglo XVI. Algunos de sus miembros, buscando lugares con grandes espacios disponibles y amplias libertades educativas y sociales, se trasladaron a Bolivia, compraron tierras, firmaron acuerdos con las autoridades locales y fundaron colonias. “Algunas colonias rechazan la modernidad, desde los hábitos seculares hasta los simples electrodomésticos. En algunas colonias, ni siquiera hay ningún tipo de motor [...] los carros y arados son tirados por caballos”, informa Wendy. En las regiones de las tierras bajas, han desarrollado comunidades con un peculiar estilo de vida que renuncia a la modernidad y a su forma de vida, basada en la familia extensa, la vida rural y el estricto cumplimiento de las normas comunitarias.

“Son comunidades cerradas, con poco contacto con la sociedad y un conocimiento limitado del mundo exterior. Pero algunos aspiran a más en el plano espiritual. Básicamente, viven sin los placeres del mundo, pero tampoco conocen la alegría de la salvación. Queremos que la descubran”, dice Wendy con convicción.

LA MISIÓN

Marc y Wendy llevan cinco años en San Ramón y se disponen a quedarse otros cinco con sus dos hijos, Noah (12) y Caleb (9). Trabajan allí con el apoyo de la Asociación de Baden-Württemberg, la Unión Alemana del Sur, la División Intereuropea y la Asociación General, con cuyos medios han desarrollado una impresionante labor de construcción de infraestructuras, puesta en marcha de proyectos y creación de iniciativas.

“Actualmente, nuestro proyecto consiste en una casa escuela con dormitorios, una gran sala para el culto y los eventos de la iglesia, un centro de estilo de vida y huertos para proyectos con los alumnos. Incluso tenemos una sala de usos múltiples donde celebramos conciertos”, dice Marc. “Los conciertos son estupendos para acercarnos a la gente. Estos grupos están acostumbrados a alabar sin instrumentos musicales, los que consideran un sacrilegio, demasiado mundano. Solamente cantan a capella”.

“¡Aquí la música es muy importante!”, interviene Wendy con entusiasmo. Estadounidense nacida en Puerto Rico, dice que su familia no hablaba alemán, pero no tardó mucho en aprender. Hoy, sus hijos hablan inglés, español y alemán, y participan activamente en la vida misionera de la familia.

Wendy continúa: “Cuando llegamos aquí, no quería creer que no cantaban como forma de alabanza; que no sentían el placer de la música ofrecida a Dios. Fue una gran alegría para mí cuando dos familias me pidieron que enseñara música a sus hijas. No soy especialista en música, pero teníamos que poner en marcha un proyecto. Hoy tenemos 65 alumnas que reciben clases de siete instrumentos diferentes en nuestra escuela de música”.

EDUCACIÓN: SIGNIFICADO Y PROPÓSITO

“La escuela es muy importante para nuestro proyecto”. Marc explica que la escuela nació del deseo de cumplir con una educación integral, con visión y filosofía adventista, ofrecida a los niños de la colonia, una herramienta redentora. Actualmente, reciben a 36 alumnos, distribuidos en clases desde preescolar hasta sexto grado. La calidad de los maestros, la división de las clases por edades, el espacio que los rodea y, por supuesto, la música, contribuyen a apoyar a las familias y a dirigir a los niños hacia Jesús.

“Necesitamos espacio, mucho más espacio y más voluntarios”, dice Wendy. “Hay muchas familias bolivianas que quieren matricular a sus hijos, pero no tenemos plazas, y con pocos alumnos, los precios son más altos. Y necesitamos más profesores voluntarios que nos ayuden aquí, educando a los preciosos niños”.

Marc también pide más apoyo y apela a la buena voluntad, al espíritu de misión y a la búsqueda de una aventura con propósito. “Lo que más necesitamos es gente que nos ayude. Esta comunidad tiene 100.000 personas solamente aquí en Bolivia, y muchas más en el extranjero, y solo estamos trabajando nosotros y otra familia. Necesitamos más, para aquí y para los asentamientos de los alrededores de Santa Cruz. Y, por supuesto, financiación para traerlos”.

Marc confirma, además: “Por ejemplo, necesitamos profesores. Visito regularmente a los presos de la cárcel de Santa Cruz. Muchos están allí porque han sido marginados por sus colonias. Cuando yo no estoy, todo recae sobre Wendy y los demás voluntarios”.

FUTURO GARANTIZADO EN LAS MISIONES

Mientras Marc y Wendy hablan de su extraordinaria experiencia, sus hijos leen sentados a la mesa. Gloria, una compañera italiana, entra y se une a la conversación. Wendy se la presenta a Caleb, el más pequeño, diciéndole: “Esta señora habla italiano, como tu prima, a la que vamos a visitar. ¿Quieres aprender italiano con ella para poder hablar con tu prima? Es parecido al español”.

¿Otro idioma para que Caleb aprenda? Quién sabe, podría serle útil. Recibir talentos y habilidades de Dios tiene sentido cuando se aplican a la misión y dan propósito a la vida: el mejor propósito. Marc, Wendy y sus hijos han encontrado el suyo y se han comprometido a transmitirlo a la siguiente generación.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la División Intereuropea.