A medida que los miembros de la Misión Escocesa comenzaron a llegar a las 9 de la mañana y fueron ocupando sus lugares en el Centro de Conferencias Vine, la sala se llenó de alegría y de cantos de adoración. Ubicada en Dunfermline, antigua capital de Escocia y a la que el rey Carlos III confirió recientemente el estatus de "ciudad", 500 miembros se unieron en un sábado centrado en la adoración, la camaradería y la misión.
La "Operación fe perdurable" era el motivo de la reunión, que también fue la primera gran reunión desde la pandemia de COVID-19. “Al equipo pastoral le llevó más de nueve meses de planificación”, comentó el pastor James Botha, presidente de la Misión Escocesa. Sin embargo, los esfuerzos dieron sus frutos, ya que "el 80% de los miembros de la Misión Escocesa decidieron estar aquí en persona en lugar de quedarse en casa viendo un sermón por Internet". Elegir lo presencial por sobre lo digital forja un tipo diferente de vínculo".
Operación fe perdurable
El pastor Rolf J. Pöhler, profesor de Teología Sistemática de la Universidad Adventista de Friedensau, fue el orador principal de este sábado especial de confraternización. Su profundo mensaje, titulado "Operación fe perdurable", desafió a los presentes a desarrollar una fe resistente para servir mejor al mundo.
“El verdadero interrogante es: ¿Soy una bendición para los demás? Mi resiliencia, ¿es un regalo de Dios que quiero compartir?" indagó Pöhler, reflexionando sobre los riesgos del cristianismo egoísta y consumista. También destacó la diferencia entre "resistencia" y "obstinación", y la importancia de mostrar discernimiento espiritual y flexibilidad intelectual. "Como un rascacielos, firme en los cimientos pero que se mueve en la cima, tenemos que ser personas firmes en nuestra fe, pero también flexibles [...] para ajustarnos a ciertas situaciones. Esto es lo que caracteriza a un cristiano”, concluyó Pöhler.
“Resiliencia significa no solo que somos capaces de resistir los ataques de hoy, sino también que nos estamos adaptando al futuro”, comentó el Pastor Botha. “Quiero que la gente sepa que la iglesia de Dios en Escocia es resistente. No solo como personas, sino también juntos como iglesia, somos resilientes y podemos llegar muy lejos y hacer grandes cosas".
Una iglesia global
El programa de la tarde se dedicó a fomentar las relaciones entre la Misión Escocesa y la iglesia mundial. Diferentes oradores invitados tuvieron la oportunidad de presentar varios proyectos misioneros y programas de servicio, para que los miembros de la Misión Escocesa se entusiasmen, brinden su apoyo y se comprometan.
Catherine Boldeau, responsable de Educación para el Desarrollo de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) del Reino Unido, informó sobre el Proyecto de Acción África-Escocia (ASAP), una iniciativa de gestión ambiental que está movilizando a organizaciones religiosas de todo el mundo para combatir el cambio climático. “ADRA UK, ADRA AFRO y la Misión Escocesa están colaborando en una iniciativa de un año para abordar los efectos del cambio climático”, dijo Boldeau.
Gracias a ASAP, se han plantado 3.000 árboles en Zambia, Eswatini, Lesotho, Mozambique y Namibia, y se están llevando a cabo otras iniciativas como la recuperación de barrancos y campañas de limpieza. "La Misión Escocesa realizó eventos de plantación de árboles y recolección de basura, incluida la campaña de limpieza del 18 de septiembre durante el Día Mundial de los Conquistadores", informó Boldeau.
Beverley Anderson y Adina Lupu, patrocinadoras del Ministerio de Oración Misionera de Escocia, invitaron a la congregación a orar por el reavivamiento en Escocia. Bajo la inspiración del célebre reformador escocés John Knox, que dijo: "Dame a Escocia o moriré", desafiaron a los miembros de la iglesia a "avanzar de rodillas, pidiendo que se cumpla la voluntad de Dios y que se derrame su Espíritu".
El pastor Christian Salcianu, director del Centro Adventista del Descubrimiento (CAD), Bert Smit, director general de ADRA Reino Unido, y Adi Slobozeanu y Benjamin Bakina, de The Word on the Street [La Palabra en las calles], una iniciativa de medios sociales destinada a ayudar a los jóvenes a hablar más sobre la salud mental, también presentaron iniciativas que brindaron amplias oportunidades para que los miembros participen y crezcan en la fe.
Sed de Dios
Para muchos, lo más destacado del evento fue la camaradería y estar en la presencia de Dios. Este evento fue un “testimonio ante una iglesia sedienta y hambrienta: sedienta de Dios; hambrienta de estar juntos; del evangelio. Lo que vi con mis propios ojos en este lugar hoy es un milagro”, concluyó el Pastor Botha.
"Lo que más me llamó la atención fue la percepción de la presencia del Espíritu Santo y de la unidad de todos los congregados", dijo el pastor Jacques Venter, subsecretario de la Unión Británica. "El mensaje de resiliencia fue un poderoso reflejo de nuestro enfoque para difundir las buenas noticias de Jesucristo en Escocia".
Con una población de alrededor de 5,5 millones de personas en Escocia, el campo misionero para los miembros de la Misión Escocesa es vasto, y hasta desalentador. El legado de John Knox en Escocia está casi perdido y olvidado para la mayoría de los ciudadanos, pero hay unos pocos comprometidos que aún se unirán al espíritu de su clamor: “Dame a Escocia o moriré". Este no es un llamado político, sino una oración al Señor para que revele su presencia ante el pueblo escocés. Con este espíritu, la fe de los 730 miembros de la Misión Escocesa perdura hasta florece.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División Transeuropea.