Neurocientífica adventista desafía a los jóvenes adventistas a encontrar identidad y propósito en la Convención Maranata en Brasil

Una neurocientífica detalla algunas de las herramientas que tiene el cerebro humano, con la ayuda de Dios, para triunfar.

La neurocientífica Rosana Alves explicó por qué los jóvenes adventistas del séptimo día deben luchar por su identidad, y cómo pueden hacerlo, en una sesión plenaria en la Convención Joven Maranata de la División Sudamericana 2024 en Brasilia, Brasil, el 30 de mayo.

La neurocientífica Rosana Alves explicó por qué los jóvenes adventistas del séptimo día deben luchar por su identidad, y cómo pueden hacerlo, en una sesión plenaria en la Convención Joven Maranata de la División Sudamericana 2024 en Brasilia, Brasil, el 30 de mayo.

[Foto: Ellen Lopes]

“¿Hay alguno de ustedes que llegó a este evento en busca de un gran amor?”, preguntó la neurocientífica Rosana Alves a la multitud que asistió a la sesión plenaria matutina de la Convención Joven Maranata 2024 de la División Sudamericana, en Brasilia, Brasil, el 30 de mayo de 2024. “Hoy vamos a analizar cómo tener las mejores relaciones”, agregó.

Alves, quien durante décadas ha investigado temas relacionados con el cerebro humano y la psicología, utilizó la historia bíblica de la primera tentación de Jesús para ayudar a los jóvenes adventistas a entender a qué se enfrentan y qué hacer al respecto.

“Satanás siempre aprovechará al máximo nuestras debilidades [...]. Aquellos de nosotros que podamos tener alguna debilidad emocional [...], aquellos de nosotros que hayamos nacido con una vulnerabilidad o debilidad genética [...], depresión, ansiedad, trastorno bipolar”, dijo Alves. “Intentará convencer a las niñas maltratadas para que acepten cualquier tipo de ‘amor’ o se cierren a una vida de interacciones afectivas positivas y significativas”.

Una lucha por nuestra identidad

Según Alves, Satanás no quiere que sepas que tienes un Dios que cuida de ti, incluso en medio de tus debilidades. “Al igual que hizo con Jesús, su objetivo es robarnos nuestra identidad”, dijo. “Pero nuestra identidad viene del cielo, nuestra genética viene de Dios. No lo olviden nunca”.

Alves destacó algunas formas en que Satanás quiere destruir nuestra identidad. Citó los últimos estudios científicos que demuestran que cualquier cantidad de alcohol es perjudicial, y que no existen los “bebedores sociales”. También citó estudios que muestran cómo las relaciones sexuales prematrimoniales aumentan significativamente los problemas físicos y emocionales en el futuro, incluida la ideación suicida.

La razón de los ataques de Satanás es clara. “Ha perdido su identidad celestial, y ahora está celoso de todos ustedes”, dijo. “Pero si nos atenemos a la identidad de Dios para nosotros, tenemos la certeza, la garantía de una vida feliz y abundante”.

Al reflexionar en la primera tentación de Jesús en el desierto, Alves llamó a los jóvenes adventistas a elegir los caminos de Dios por encima de las ofertas de Satanás. “Tienen que tomar la decisión de si van a aceptar las piedras que Satanás les ofrece ahora o esperarán el banquete que Dios ha preparado para ustedes”, dijo Alves.

Una juventud confundida

Encuestas recientes han revelado que la mayoría de los jóvenes brasileños valoran la ciencia y quieren que el gobierno invierta en ella, pero al mismo tiempo no pueden nombrar ni a un solo científico brasileño, informó Alves. La fuente más común de “conocimiento” científico son las redes sociales, reconoce el estudio. La misma encuesta mostró que el 67 % de los jóvenes brasileños no sabe diferenciar entre hechos y opiniones. Cuando se les pidió que investigaran acerca de un tema específico, reconocieron que su fuente básica era lo que dicen las personas influyentes en los medios sociales.

Pero, dijo Alves, los jóvenes adventistas deberían ser diferentes. “El hecho de que estén aquí demuestra que conocen un camino mejor”, dijo. “Han sido elegidos para ayudar a esos jóvenes con identidades confusas”.

Otra tendencia preocupante en Brasil y en todo el mundo es lo que se ha dado en llamar “agamia”, esos millones de jóvenes que no desean casarse, formar una familia y tener hijos. “Estos jóvenes evitan cualquier relación estrecha con otro ser humano”, afirma Alves. “Evitan toda relación romántica o íntima que incluya alguna clase de compromiso”.

Explicó cuál es la preocupación número uno de esta generación. “El medioambiente”, dijo Alves. “Quieren salvar el medioambiente, el planeta, pero ¿para qué? No quieren casarse ni tener hijos, así que, ¿quién va a vivir en un planeta así?”.

Alves mencionó otras cuestiones que afectan nuestra identidad, como la epidemia de soledad que, según algunos estudios, “es más perjudicial que fumar 15 cigarrillos al día”, dijo. “Millones de jóvenes no quieren compartir tiempo significativo con nadie, pero al mismo tiempo están desesperados por tener a alguien con quien hablar. ¿Comprende la confusión en la que viven?”.

Como antídoto, Alves llamó a los jóvenes adventistas a convertirse en “expertos en resolución de problemas”, para ayudar a otros jóvenes confundidos a encontrar su identidad.

El papel de la regulación emocional

Dios no solamente nos dice lo que tenemos que hacer, sino que nos indica cómo conseguir lo que quiere de nosotros, dijo Alves. En los siguientes minutos, compartió algunas herramientas o caminos hacia la realización relacional.

Una de ellas es la regulación emocional, dijo Alves, que nos ayuda a afrontar los desafíos de la vida sin rendirnos y a disfrutar de salud emocional. “La regulación emocional me pone freno cuando intento hacer algo que sé que no debería hacer”, explicó.

También explicó que es algo que hay que aprender desde el principio, “que no debo tener todo lo que quiero, cuando quiero y como quiero”. Y añadió: “Es algo que hay que aprender con la ayuda de Jesús”.

Reevaluación cognitiva

Al mismo tiempo, otra herramienta, la reevaluación cognitiva, puede ayudarnos a desarrollar nuestra regulación emocional, explicó Alves. “Una reevaluación cognitiva nos ayuda a detenernos y pensar en lo que debemos hacer”.

Explicó cómo muchas de nuestras reacciones se basan en el sistema límbico de nuestro cerebro. Es donde se encuentran las emociones profundas. Esas emociones pueden ser útiles para producir cambios intencionados. “Por ejemplo, la tristeza es una emoción que nos ayuda a reflexionar”, dijo Alves. “Nos ayuda a decidir si vamos a seguir por el mismo camino que íbamos, o si preferimos elegir uno diferente”.

En consecuencia, explicó Alves, el cerebro humano incluye una estructura que no tiene ningún animal, donde se encuentra la sede del libre albedrío. “Dios lo creó así porque nos hizo a su semejanza”, dijo. “Y quiere ayudarnos a desarrollar la capacidad de realizar revalorizaciones cognitivas, porque está relacionada con nuestra identidad”.

Sentido de pertenencia

Lo que les falta a muchas personas en este mundo es un sentido de pertenencia, de saber que pertenecen a Alguien, subrayó Alves. “Les falta la cosmovisión que les permita entender que, lejos de haber nacido y vivido aquí al azar, Dios nos ha elegido para una misión especial”, dijo. Alves explicó que esa conciencia da sentido a nuestra vida. Porque “mucho más importante que pertenecer a alguien de aquí, a tu padre y a tu madre, que encontrar una pareja y tener hijos, es el hecho de pertenecer al reino de Dios. ¡Tienes una genética celestial! Nunca lo olvides”, dijo. “¡Perteneces a Dios!”.

El artículo original se publicó en el sitio web de la Adventist Review.

Suscríbete a nuestra Newsletter semanal