Cuando Erton Köhler, secretario de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, aceptó predicar para la serie PNG para Cristo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Korobosea, en Port Moresby (Papúa Nueva Guinea), no sabía que tendría uno de los auditorios más atentos que haya visto: un grupo de presos de una cárcel de policía cercana.
Köhler tampoco sabía que muchos de los reclusos habían sido miembros de la Iglesia Adventista en el pasado. Mediante una serie de acontecimientos que los líderes locales calificaron como “providenciales”, no solo esos reclusos sino que muchos otros pudieron seguir y disfrutar de las reuniones de evangelización.
El poder del servicio de los jóvenes
Todo comenzó cuando el grupo de jóvenes adventistas de la iglesia se ofreció a limpiar la prisión del Pabellón de Boroko como parte de sus actividades del Día Mundial de la Juventud, el 16 de marzo de 2024. El ejemplo de los jóvenes voluntarios adventistas dejó una impresión positiva y más tarde abrió puertas con los funcionarios y el superintendente de la prisión.
En la visita de los jóvenes a la prisión en marzo, los líderes de jóvenes vieron que algunos reclusos estaban interesados en estudiar la Biblia, por lo que los miembros de la iglesia pusieron en marcha una filial de la Escuela Sabática en la prisión. Luego, se enteraron de que los reclusos habían mostrado interés en ver la próxima serie de evangelización. Los miembros de la iglesia llevaron su petición a la congregación, y una mujer de la iglesia se ofreció a comprar y donar tres pantallas (dos para los reclusos y una para los funcionarios) para que todos los que lo desearan pudieran ver los mensajes predicados por Köhler.
“Todas las noches, los reclusos se sientan en el suelo del pasillo de la cárcel para ver la predicación del pastor Köhler”, informó un dirigente local. “Y en el momento del llamamiento al altar, muchos de ellos se levantan para aceptarlo”.
Un mayor alcance
Los líderes de la iglesia de Korobosea dicen que están entusiasmados al ver cómo Dios ha guiado a la congregación para que tenga un alcance más amplio de lo que imaginaron en un principio. La iglesia, de la que es miembro James Marape, primer ministro de Papúa Nueva Guinea, había hecho grandes esfuerzos para preparar la serie.
“Como iglesia, hemos invertido miles de dólares en prepararnos para la serie”, explican los líderes locales. La iglesia también posee dos minibuses que los miembros utilizaron para llevar a la gente a las reuniones.
Otras puertas empezaron a abrirse a medida que avanzaban. Además de la autorización para retransmitir en directo la serie en la cárcel de Boroko, una cadena de televisión nacional se puso en contacto con los líderes de la iglesia, preguntándoles si podían retransmitir los mensajes de Köhler. “Fue iniciativa suya”, informaron los líderes de la iglesia local. “Lo solicitaron antes incluso de que lo pensáramos”. Según la iglesia local, la gente seguía las reuniones no solo desde toda Papúa Nueva Guinea, sino también desde Australia, Malta, Suecia y otros países.
Durante sus mensajes diarios, Köhler pidió repetidamente a los líderes de la iglesia local que se acercaran, conectaran y formaran a los que se acercan a Jesús. “Ayúdalos a prepararse, junto contigo, para una vida de fe y preparación para el cielo”, dijo.
Una visita impactante
El viernes 10 de mayo, cuando solamente quedaban dos reuniones de la serie en la iglesia de Korobosea, Köhler y otros líderes locales y regionales recibieron una invitación para visitar la cárcel de Boroko, que suele albergar entre 70 y 100 reclusos en espera de juicio, y hablar con los reclusos.
Silva Sika Biyoma, superintendente metropolitano de la Real Policía de Papúa Nueva Guinea, junto con Henry T. Map, comisario de Servicios Públicos de Boroko, y Richard Harai, oficial encargado del Pabellón de Boroko, dieron la bienvenida al grupo de líderes adventistas a las instalaciones. Agradecieron a Köhler su visita, haciendo hincapié en lo significativa que les parecía. “Sabemos que una vida espiritual puede transformar a una persona”, dijo Sika. “Y sabemos que, una vez que salgan, serán personas diferentes”.
Köhler señaló dónde reside el poder de cambiar su vida. “Nosotros solamente somos instrumentos, pero tengan la seguridad de que Dios está obrando en ellos [los reclusos]”, dijo Köhler.
Los líderes de la policía aseguraron a Köhler lo significativos que han sido los últimos acontecimientos en la prisión de Boroko. “Todos los [grupos] religiosos tienen la puerta abierta si quieren visitar a los reclusos, pero esto no había ocurrido nunca. Es la primera vez que vemos tanto interés”, dijo Sika a Köhler.
Nunca estamos solos
Tras recorrer las instalaciones, Köhler tuvo la oportunidad de dirigirse a los reclusos cara a cara. “No importa dónde estén o lo que hayan hecho, Dios tiene el poder de suplir todas sus necesidades en Cristo Jesús”, dijo a los reclusos, que parecían absorber sus palabras. Luego les mostró una Biblia y les dijo: “Tengan este libro cerca de ustedes. Porque si tienen este libro, nunca estarán solos”.
Leonard Sumatau, secretario de la Unión Misión de Papúa Nueva Guinea, también se dirigió a los reclusos, exhortándolos a volver a Dios, que les aceptará de buen grado. Sumatau les leyó la Biblia e hizo un llamamiento. “Los invito a volver a Dios y comenzar una nueva vida en Cristo, especialmente a aquellos de ustedes que solían ser adventistas del séptimo día”, les dijo.
Köhler preguntó a Sumatau cuántos exadventistas había en el grupo de presos. “La mayoría”, respondió Sumatau. “La mayoría eran miembros de la Iglesia. Algunos fueron Conquistadores y formaron parte de un grupo de Jóvenes Adventistas”.
No es un camino fácil
A continuación, el grupo de jóvenes adventistas familiarizados con la prisión dirigió una canción de ánimo. “No es un camino fácil, pero el Salvador camina a mi lado”, cantaron. “Su presencia nos da alegría cada día”.
Köhler concluyó con otras palabras de ánimo. “Podemos sentir a Jesús cada vez más cerca”, dijo a su atenta audiencia. “Jesús conoce las historias de ustedes, sus desafíos, sus penas, su dolor y sus esperanzas. Y su mensaje para ustedes es un mensaje de transformación”. Luego oró: “Señor, sabemos que sus nombres están escritos en las palmas de tus manos. Por favor, ayúdalos a encontrar la libertad en ti”.
El artículo original se publicó en la Adventist Review.