Estudiante de la Educación Adventista es proclamada como abanderada del Pabellón Nacional de Ecuador

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Estudiante de la Educación Adventista es proclamada como abanderada del Pabellón Nacional de Ecuador

Este reconocimiento es el honor más alto otorgado a los estudiantes ecuatorianos por sobresalir en su rendimiento académico.

Karen Intriago Yunga tiene discapacidad auditiva. Ella pertenece a la Unidad Educativa Adventista del Pacífico (UEAP), ubicada en la ciudad de Guayaquil, Ecuador, y gracias a su perseverancia y a la inclusión que promueve la Educación Adventista, fue proclamada como abanderada del Pabellón Nacional, el honor más alto otorgado a los estudiantes ecuatorianos por sobresalir en su rendimiento académico.

“Agradezco a Dios por ser parte de la Educación Adventista y por acogerme cuando otros planteles educativos se negaron a hacerlo. Pese a mi discapacidad, nunca desmayé y decidí salir adelante. Hoy este acto cívico es muy especial para mí, pues puedo ver que llevo en mis manos la bandera del Ecuador, símbolo de mi país. Puedo ver todos mis logros, resultado de mi esfuerzo y sacrificio. Dios los bendiga”, expresó Karen en lenguaje de señas.

De la crisis a la calma

Karen fue diagnosticada con hipoacusia cuando tenía tan solo dos años. La hipoacusia, sordera o deficiencia auditiva, es un trastorno sensorial que consiste en la incapacidad para escuchar sonidos, y que dificulta el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación.

Recibir esta noticia no solamente conmocionó a toda la familia, sino que los llenó de angustia, lágrimas y cientos de preguntas sin respuestas.

“Cuando nos dijeron que era sorda, no sabíamos a donde correr. No fue fácil, ¿Por dónde debíamos empezar? Llegué a deprimirme y a preguntarme cómo enfrentaría mi hija la vida. Pero luego le dije al Señor: ‘Si tú me diste una hija así, también me ayudarás a criarla y educarla’ ”, menciona Karen Yunga, madre de la estudiante.

Los especialistas dijeron que, efectivamente, Karen no escuchaba, pero sí conservaba las cuerdas vocales, por eso comenzaron con las diferentes terapias y ejercicios en casa.

Aprendió a leer los labios y con sus manos tocaba la garganta de su madre para poder sentir las vibraciones del sonido, y así comenzó a pronunciar también sus primeras palabras. Para llegar a este punto, el apoyo de la familia fue vital. Sus padres y su hermano perseveraron con ella y, aunque a veces escuchaban un “despacio, no puedo rápido”, de Karen, los avances se reconocían día tras día.

“Ver a mi hija comunicarse con su mirada, luego con gestos, con su voz, en lenguaje de señas, nos llenó de alegría. Gracias a Dios salió adelante, ella se maneja sola, sabe leer. Y a pesar de lo vivido en la pandemia, donde todo era virtual y ella no podía ver los labios del docente, Dios me dio fuerza para estar a su lado, responder sus preguntas, no dejarla desistir y así estudiamos las dos”, expresa con alegría la madre de Karen.

Una educación que abraza

Encontrar un colegio que la acepte llegó a ser el nuevo desafío para la familia Intriago. Fue rechazada por varias instituciones educativas, hasta que se encontraron con la Unidad Educativa Adventista del Pacífico.

La institución se adaptó a las necesidades de Karen y el lenguaje de señas en las aulas creó integración con los estudiantes. Tda la administración, plantel docente y sus compañeros la acogieron con empatía, impulsando así sus capacidades intelectuales y físicas. Buscaron alianzas con fundaciones de lenguaje de señas, además de cumplir la normativa del Ministerio de Educación en Ecuador de tener a 2 estudiantes con capacidades diferentes por curso.

“Hacemos de este momento muy significativo, nuestra abanderada Karen forma parte de una institución que promueve esto: integración”, dijo el pastor Diego Jaguaco, rector de la UEAP.

El acto cívico de la promesa a la Bandera Nacional del Ecuador se realiza todos los años en el mes de septiembre. Todas las unidades educativas presenciaron discursos emotivos, hicieron una promesa colectiva y se comprometieron a seguir velando por la educación y el buen cultivo de valores en sus vidas.

Alcanzando metas

Tal como dice Josué 1:5: “Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé”, Karen ha hecho de Dios su mayor aliado, destacando académicamente desde que era niña, participando de ferias, marchas a favor de la salud, recibiendo la medalla de la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas, reconocimiento al esfuerzo académico y hoy como abanderada del Pabellón Nacional.

“Mamá, gracias a Dios, sí pude”, pronuncia con una hermosa sonrisa Karen. El apoyo encontrado en la educación adventista, la empatía de sus compañeros, el abrazo cálido de su familia y su perseverancia contribuyeron para alcanzar estos logros y pronto convertirse en diseñadora gráfica de profesión.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias en español de la División Sudamericana.