Parecería que nada podría ser mejor que vivir en las soleadas islas del Mediterráneo. Sin embargo, después de vivir en Chipre durante varios años, David y Eka decidieron regresar a su tierra natal. Volvieron a Georgia, pero en lugar de su ciudad de origen, decidieron establecerse en Meria.
La joven pareja y sus dos hijas dejaron todas las comodidades y las conveniencias para comenzar una nueva vida en un nuevo lugar. Además de todas las preocupaciones de la vida, no olvidaron su objetivo principal: dar a conocer la Iglesia Adventista del Séptimo Día a los habitantes del pueblo. Y los niños se convirtieron en la oportunidad más tangible para lograr ese objetivo.
Un día, todos los niños del pueblo recibieron una invitación al programa infantil y, sorprendentemente, el lugar estaba muy cerca: el patio de un vecino. La respuesta a la invitación superó las expectativas. Más de 70 niños expresaron su deseo de ir y ver lo que los buenos vecinos habían preparado para ellos como una sorpresa. El día del programa infantil había llegado. El Equipo Samaritano vino de Tiflis, Georgia, especialmente para los niños, y trajo muchos juegos, canciones, entretenimiento y, lo más importante, el mensaje de Jesús.
Los niños se dividieron en varios equipos, y cada equipo se turnó para viajar con su guía, Sammy el avión. Se detuvieron en diferentes estaciones y escucharon diferentes historias en cada estación. Desde el comienzo del viaje hasta el final, recibieron una introducción breve a la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta la crucifixión. A lo largo del viaje, la atención se centró en Jesús y sus hazañas. Los niños aprendieron que, en su persona, tienen un Amigo bueno, fiel y amoroso.
También es importante señalar que los niños asistieron con sus padres, quienes tuvieron la oportunidad de escuchar sobre la organizadora de la fiesta para los niños: la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Antes de ese día, la mayoría de ellos no habían oído nada acerca de la iglesia. Ahora tenían una impresión positiva y estaban interesados; podemos decir que se sembraron las semillas de la verdad y, si caen en buena tierra allí en el pueblo de Meria, tienen a alguien para trabajar en el cultivo y la cosecha.
El programa para niños, por supuesto, terminó con regalos de la organización La Cartera del Samaritano. Todos se fueron a casa felices y satisfechos.
Por primera vez en muchos años, el mensaje de esperanza llegó al pueblo de Meria, gracias al arduo trabajo y la dedicación de los fieles siervos de Dios.
División Euroasiática
El artículo original se publicó en el sitio web en ruso de la División Euroasiática.
