Bibliotecario de institución educativa adventista condecorado por construir escuela en su nativa Etiopía

Bibliotecario de institución educativa adventista condecorado por construir escuela en su nativa Etiopía

Worku creció como pastor de ovejas y cabras en un lugar sin escuelas secundarias; ahora hay una escuela que lleva su nombre

Adu Worku recibió la bienvenida de un héroe el mes pasado de parte de miles de personas de la región noroeste rural de Etiopía, donde comenzó su vida hace más de medio siglo como pastor de ovejas y cabras antes de trasladarse ya de adulto a los Estados Unidos.

Worku, que es director de la Biblioteca Nelson Memorial del Colegio Superior Unión del Pacífico, visitó su país natal y fue condecorado durante los dos días de un festival al que asistieron unas seis mil personas, por proveer de fondos y dirección para la construcción de un campus de múltiples edificaciones. Worku dijo que las instalaciones representan una institución clave que permite que estudiantes calificados pasen de una educación secundaria a la superior. El campus ocupa seis hectáreas de terreno.

Aunque en la zona rural de Etiopía hay muchas escuelas primarias, Worku dijo que en la región donde creció no había una escuela que le brindara una educación secundaria.

“Completar la escuela secundaria es un requisito para ser aceptado en la universidad. Por eso es tan importante la educación secundaria”, dijo Worku en una entrevista en la biblioteca del campus adventista donde trabaja, ubicado en el pueblo de Angwin, en California.

El honor recibido por Worku mientras visitó Etiopía fue también un tributo a los años de lucha que experimentó para educarse, en un tiempo y un lugar donde aun la educación primaria no solía estar disponible.

“Lo común donde yo vivía, era ser pastor de ovejas y cabras desde los 7 a los 12 años”, relató Worku. “A los 12, uno se ‘graduaba’ para trabajar en la granja familiar. Y así era por el resto de la vida; si uno era granjero moría como granjero”.

Worku trabajó como pastor de ovejas en las colinas verdes de Etiopía, no lejos del nacimiento del río Nilo, aparentemente sin posibilidad de educarse. Ahora tiene tres maestrías y una doctorado honorario.

No obstante, su camino hacia la educación comenzó, literalmente, por accidente.

Mientras caminaba con algunos amigos cierta noche por unos matorrales, fue golpeado en el ojo por una rama que había sido corrida para que pasara un amigo que iba más adelante. El golpe lo dejó ciego de ese ojo e hizo que tuviera que trasladarse hacia un hospital distante.

En el hospital también había una escuela. “Vi lo que significaba ‘aprender’ para estudiantes del lugar, y que estaba disponible a todo el que simplemente usara la mente. Me enamoré de la educación”, dijo Worku.

En lugar de regresar a su hogar, trató de ingresar a una escuela tras otra, pero la mayoría le pedía dinero, que no tenía. Solicitó un alojamiento a cambio de trabajo en casas de familias cercanas a las escuelas que había elegido. Encontró trabajo juntando leña y cortando césped para cubrir los gastos de estudio y de libros. Dijo que “devoró” sus libros y fue aprobando exámenes que le permitieron pasar de grado más rápido. A los 20 años, después de terminar sexto grado, fue contratado como maestro.

Durante el período en que Worku luchó para educarse, un matrimonio misionero adventista de un hospital misionero adventista de Etiopía lo conoció y pensó en mejorar su vida por medio de la educación.

“Ese médico y su esposa me dijeron que si realmente quería educarme, me patrocinarían para que estudiara todo lo que quisiera. Han cumplido con su palabra, y así fue que pude seguir educándome”, dijo Worku. “Que nos hayamos conocido, y que hayan decidido invertir en mí, fue un milagro para mí”.

Ahora posee maestrías en historia y educación de la Universidad Andrews, ubicada en Míchigan, y una maestría en bibliotecología de la Universidad de Southern California. También se le confirió un doctorado honorario en la Universidad Adventista Southwestern, ubicada en Texas.

Mediante pedidos exitosos a amigos del Valle de Napa, en California (donde se encuentra en Colegio Superior Unión del Pacífico), y las subvenciones de dos fundaciones durante los últimos cinco años, Worku junto unos 600 mil dólares para la escuela en Etiopía, que ahora lleva el nombre de Colegio Secundario Worku Memorial. En unos meses se llevará a cabo la primera graduación en esa institución.

Ahora, y debido a la ceguera de tres de sus amigos etíopes y la de muchos otros de la región donde vive, Worku está comenzando a reclutar oftalmólogos de los Estados Unidos, para que visiten su aldea y lleven a cabo cirugías contra las cataratas en una clínica cercana.

“Mi esperanza es que podamos interesar a especialistas, para que dediquen períodos breves sin paga alguna para ofrecer sus servicios en el lugar”, dijo Worku. “Además de brindar su gran experiencia clínica, los que participen experimentarán un gran sentido de haber ayudado a otras personas”.

Worku dará a conocer un informe en video de su reciente visita a Etiopía, a las 10.00 del sábado 24 de enero, en la Sala Paulin de la institución donde trabaja en California.