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Unos 2.500 jóvenes creyentes encomiendan su vida a Jesús

Todo comienzo tiene un final. El #ayc22 (Congreso Adventista de Jóvenes 2022) llega a sus momentos finales de emoción: alegrías compartidas por las amistades renovadas, y tristeza por tener que dejar atrás nuevos amigos, con la esperanza de volver a verlos dentro de cuatro años y el deseo de que otro concierto aún más grande y mejor nos reúna a todos a los pies de Jesús, que nos ha traído hasta aquí y nos acompaña en las despedidas. Unos 2.500 jóvenes comprometidos con Dios y con el prójimo, 2.500 voluntarios con una misión que trasciende todas las fronteras y naciones, 2.500 cristianos que, pese a que en sus lugares de origen a veces cuesta que los entiendan, ellos no cesan en su empeño por hacer de este un mundo mejor mientras esperamos uno eterno.

El sábado, el último día del congreso, se bautizaron 12 jóvenes de diferentes países. David Asscherick, invitado especial y orador del congreso, pronunció un mensaje de esperanza, un mensaje de resurrección y gloria.

(Foto: Daniel Kluska)
(Foto: Daniel Kluska)

“¿Cómo nos conectamos?” fue la primera pregunta que formuló Asscherick. Ese fue el tema principal de la semana. La respuesta que dio fue: “Nos conectamos mediante la fe”.

“Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo—quien es la vida de ustedes—sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria” (Colosenses 3:1–4, NTV).

Los aspectos principales que enfatizó Asscherick son que hemos muerto (pasado), que nuestra vida está escondida con Cristo (presente) y que participaremos con él en gloria (futuro).

EL BAUTISMO

El aspecto clave es que a veces la gente no entiende la esencia del bautismo. Pablo está hablando del bautismo en estos versículos. Como somos criaturas que respiran, lo que nos sucede durante el bautismo es muy gráfico. Mientras estamos debajo del agua, no respiramos; estamos como los muertos. Sin embargo, lo primero que hacemos al salir del agua es respirar profundamente; cobramos “vida” otra vez, símbolo de respirar el aliento de vida en Jesús.

De todos modos, una ceremonia no es más que la declaración pública de una profunda relación y de un compromiso que ya han comenzado. El día del bautismo es un día de muerte, pero también un día de nacimiento, una nueva vida, una nueva oportunidad que Dios nos da.

“El Dios del universo no es alguien de quien esconderse, sino alguien en quien esconderse”, enfatizó Asscherick. Normalmente, nos alejamos de Dios porque creemos que él piensa de nosotros de determinada manera. No obstante, la realidad es muy diferente. Si realmente supiéramos lo que Dios piensa y siente acerca de sus hijos perdidos, correríamos hacia él para escondernos en él en vez de huir para escondernos de él.

(Foto: Daniel Kluska)
(Foto: Daniel Kluska)

La gracia de Dios es tan “grande” como Dios mismo. Solo para dar un indicio, Asscherick señaló: “¿Has visto, con el telescopio Hubble y ahora el Webb, cuán grande es el universo? ¿Y te das cuenta de que el Dios de este universo es más grande que el universo mismo? ¡Vaya! ¿Cómo podrían tus pecados sobrepasar la gracia de nuestro Dios?”

Por lo tanto, a pesar del lugar donde se encuentre alguien en este momento, si su vida está escondida en Jesús, en cierta forma esa persona está sentada con él y también a la derecha del Padre.

LA FELICIDAD

Las tres ideas para la felicidad suprema que propuso Asscherick son: ser agradecidos, desbloquear el gozo y luego adorar. Esto nos recuerda la trascendencia de Dios y nuestra dependencia de él. Todo puede y debe ser un acto de adoración. Las oportunidades para adorar abundan. Sé santo (ver Tito 2:14); sé diferente; se único; sé peculiar para Dios. Al guardar el sábado y descansar en Jesús, ya somos diferentes, peculiares y únicos.