Cuando Pam Townend reflexiona en los momentos más destacados de la mega clínica de salud PNG para Cristo, sus pensamientos se centran inmediatamente en un anciano que necesitaba operarse de cataratas.
Townend cuenta que el hombre llevaba diez años padeciendo cataratas y acababa de aceptar que era su destino.
“Cuando se enteró del mega programa de salud, fue su mujer quien insistió en que fuera”, explicó. “Dijo que no tenía mucha fe en que las cosas cambiaran, y luego, cuando vio a los miles de personas que esperaban, casi perdió la esperanza”.
El hombre pudo someterse a una operación que le cambió la vida, y después no logró contener sus emociones. “Su sonrisa y sus lágrimas lo decían todo”, dijo la Sra. Townend, coordinadora de la Campaña 10.000 Dedos de los Pies de la División del Pacífico Sur. “Es el clásico: una imagen vale más que mil palabras”.
“Hubo más momentos destacados de la clínica de los que uno podría escribir, pero fueron las operaciones de cataratas las que lo coronaron todo para mí: devolver la vista a personas que no habían tenido una visión 20/20 durante muchos largos años”.
El anciano fue una de las 10.435 personas atendidas en la clínica de Togaba, en las Tierras Altas Occidentales de Papúa Nueva Guinea (PNG). La clínica, una iniciativa de 10.000 Dedos de los Pies y Radio Mundial Adventista, se celebró en el marco de los preparativos de Papúa Nueva Guinea para Cristo. En ella trabajaron más de 175 voluntarios internacionales junto a más de 400 embajadores de 10.000 Dedos de los Pies. Además de las operaciones de cataratas, se ofrecieron servicios de diabetes, odontología, salud femenina, asesoramiento, optometría y pediatría.
Desde la perspectiva de 10.000 Dedos de los Pies, Townend afirmó: “Seguimos encontrándonos con personas que no saben que tienen diabetes. Las amputaciones están empezando a aumentar en Papúa Nueva Guinea, que se está poniendo al nivel de otros países del Pacífico Sur que llevan mucho más tiempo luchando contra este problema.
“No tener acceso a servicios sanitarios sencillos, como una lectura de la glucemia o un control de la tensión arterial, no permite a la gente comprender sus necesidades de salud”.
Según Townend, hubo muchos “momentos de Dios” durante la clínica, que ayudaron a los voluntarios a soportar las largas jornadas.
Desde que volvieron a casa, los voluntarios siguen conectando y reflexionando en su estancia en Papúa Nueva Guinea.
“Como voluntarios, creo que nunca volvemos a casa igual”, afirma. “Ocurren varias cosas. En primer lugar, se crean lazos como grupo de voluntarios. Hacemos nuevos amigos y crecemos juntos. Han pasado casi dos semanas desde que salimos de Togaba y seguimos charlando mucho por WhatsApp, a diario, mientras la gente sigue conectando y reflexionando”.
Una vez finalizada la campaña Papúa Nueva Guinea para Cristo, 10.000 Dedos de los Pies continuará su labor en Papúa Nueva Guinea por medio de embajadores formados localmente.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División del Pacífico Sur.