El Centro de Distribución de ADRA (Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales) en Novo Hamburgo, Rio Grande do Sul (RS), en colaboración con Acción Solidaria Adventista (ASA), sigue siendo una piedra angular en la asistencia a las familias afectadas por las lluvias en Rio Grande do Sul.
Mantenido por la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD), este centro es el punto de convergencia de las donaciones procedentes de todo el país. Desde allí, las donaciones van a varias iglesias adventistas del norte de RS, que distribuyen ropa, cestas de alimentos básicos, zapatos, colchones, mantas, kits de higiene y productos de limpieza a las familias afectadas.
Un gesto de solidaridad
El 8 de mayo de 2024, un gesto cautivó el corazón de todos los implicados. Entre las cajas de donaciones recibidas, no solamente encontraron paquetes de leche en polvo, sino también cartas de solidaridad de alumnos del 4º año de primaria I, de la profesora Lila Mendonça, de la Escola Municipal Cônego Vitor, situada en Três Pontas, Minas Gerais, Brasil.
Mendonça envió una carta con las donaciones, expresando un mensaje de solidaridad y fe. “Estamos lejos, pero unidos por el amor de nuestros vecinos y el amor de Dios, nuestro Padre”, escribió. La carta iba acompañada de las firmas de los niños de la clase, cada una de las cuales representaba un sincero gesto de apoyo y afecto.
Cartas de solidaridad
Muchas cartas contenían dibujos de helicópteros salvando a la gente del agua, acompañados de palabras de esperanza, asegurando que todo iría bien. Este acto de generosidad y empatía de los jóvenes estudiantes no solo consoló a las familias en dificultades, sino que también puso de relieve el poder del amor y la solidaridad en tiempos de crisis.
En una entrevista, Mendonça compartió el origen de este gesto. “¡Aquí estamos todos muy conmovidos y agradecidos con todo esto! ¡Con esta cadena de amor en la que se ha transformado! La semana pasada, a la luz de todo lo que estaba ocurriendo, los niños trajeron a la sala estos acontecimientos, noticias que vieron en la televisión sobre RS. Así que vi que debíamos hablar de esto”.
Sin embargo, explicó cómo el diálogo en clase evolucionó hacia una acción práctica de solidaridad. “Hablaron mucho de los rescates, de cómo ocurrieron, de la gente sin casa, de adónde iban. Dijeron que mucha gente lo había perdido todo, todo. No les quedaba nada. ¡Qué pasaría si fuéramos nosotros los que estuviéramos en esa situación, en ese sufrimiento de perderlo todo! Así que llegamos al punto de las donaciones. La pregunta fue: “Tía, ¿podemos donar, podemos ayudar?”. Y entonces hablamos y acordamos que, quien pudiera, podía traer algo para ayudar. ¿Y no lo hicieron, cada uno con una cosita? Había que ver su alegría al traer la donación de casa!”, detalla.
Contribución escolar
Mendonça y otros miembros de la comunidad escolar se unieron para complementar las donaciones de los niños. “Yo, mi marido y otros dos amigos de la escuela complementamos las donaciones con agua y leche. Fue entonces cuando les hablé de enviar también un dibujo con las donaciones. Entonces les hablé de la idea de enviar un dibujo expresando nuestro amor y nuestra fe en que todo mejorará, pasará. Pero cuando lo hicimos, nunca pensamos que pudiera tomar esta proporción, porque todo era tan natural, tan puro, ¡todo tan lleno de amor!”.
Las dudas de los niños sobre el destino de las cartas mostraban su sinceridad y preocupación. “Cuando metí las cartas en el cartón de leche, seguían preguntando: ‘Pero tía, ¿llegará allí? ¿Les gustará?’. Les respondí: ‘¡No sé si llegará, pero estamos poniendo de nuestra parte!’ ”.
La entrega de la donación fue un acontecimiento emotivo para todos los implicados. “Fuimos todos a llevar las donaciones a una tienda aquí en el centro de la ciudad, que estaba recibiendo donaciones para enviar. Cuando llegamos, ¡el dueño de la tienda estaba asombrado de su actitud! Estaban eufóricos, muy contentos con la situación. ¡Era precioso! Aunque hubiera acabado ahí, ya estaban satisfechos, estaban contentos y eran conscientes de lo que habían hecho”, afirma Mendonça.
El impacto del bien
Los voluntarios del Centro de Distribución de ADRA en Novo Hamburgo se sintieron profundamente conmovidos por las cartas. “Fue un momento muy emotivo para todos nosotros. Las cartas de solidaridad de los niños demostraron que, incluso desde lejos, están comprometidos a ayudar y llevar esperanza a quienes más lo necesitan”, dijo el voluntario Nilson Zimmer, quien abrió la caja con las donaciones y vio las cartas.
El artículo original se publicó en el sitio web en portugués de la División Sudamericana.