Planes misioneros regionales se ocuparán de la aún incompleta misión de la iglesia

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Los líderes adventistas llamado a "fuerte y estratégico" pensamiento

Los directivos de la iglesia votaron en la víspera desarrollar planes creativos y financieramente responsables a fin de llegar a los grupos no alcanzados en sus respectivos territorios.


En un informe del pasado 6 de abril, los delegados tuvieron conocimiento de la asombrosa tarea que aún le aguarda a la iglesia. Desde que en 1990 se estableció lo que hoy se conoce como la Secretaría de Misión, los adventistas están trabajando en otros 19 países. Aun así, la iglesia no posee obra organizada en otras 26 naciones, incluyendo Afganistán y Somalia. En 2006, la población mundial creció en 95 millones de personas (ahora alcanza los 6.500 millones de habitantes); sin embargo, solo un millón de personas se unió a la Iglesia Adventista en ese período. Y en comparación con 1990, hoy hay en el mundo 2.100 millones de personas más que no han sido alcanzadas con el evangelio.


“Nuestro Dios se especializa en lograr lo imposible”, dijo Homer Trecartin, director de planificación de la Secretaría de Misión Adventista de la iglesia mundial. Trecartin citó un buen número de estadísticas “alentadoras” de las últimas dos décadas, por ejemplo, que la población adventista de Camboya ha pasado de cero a 8.000 personas, y que en Jamaica, aproximadamente una de cada doce personas es adventista.


Sin embargo, en otros países, como en Arabia Saudita, la proporción no es nada alentadora, dijo Trecartin, y expresó que la iglesia, que históricamente se ha relacionado mejor con el mundo cristiano, debe mejorar para hallar formas de conectarse con los musulmanes, judíos, budistas, hindúes y otros grupos religiosos con diferentes puntos de referencia.


Acaso la amistad con los vecinos y colegas de religiones diferentes puede ser tan efectiva como enviar un gran número de misioneros a países no alcanzados, dijo al referirse a estadísticas que afirman que casi el ochenta por ciento de los hindúes de Norteamérica “no tienen ningún amigo cristiano”. Una iniciativa así a nivel local podría ser más efectiva, dijo Trecartin, ya que “hay más musulmanes en el Reino Unido que en Kuwait”.


Al referirse a las comunicaciones, explicó que, por ejemplo, Radio Mundial Adventista transmite en setenta idiomas. Otros ministerios radiales incrementan esta cifra a 108. Sin embargo, en el mundo se hablan 13.540 lenguas, por lo que “las demás personas solo pueden ser alcanzadas si conocen también al menos uno de los idiomas de los ministerios radiales. De lo contrario, es imposible llegar a ellos”, dijo.


De manera similar, solo un diez por ciento de los grupos lingüísticos más numerosos de la población mundial posee una Biblia. “Si somos el pueblo del Libro, ¿qué estamos haciendo?” preguntó Trecartin. “No nos referimos a los analfabetos, sino a los que saben leer y escribir pero no tienen ni siquiera una parte de la Biblia en su idioma”.


Mark Finley, uno de los vicepresidentes de la iglesia mundial, dijo que a pesar de algunas estadísticas desalentadoras, los adventistas no deberían llegar a la conclusión de que es imposible terminar la obra o pensar que con solo redoblar los esfuerzos se alcanzarán los desafíos: “La primera reacción nos lleva a la desesperación; la segunda, al agotamiento físico, emocional y espiritual”.


En su lugar, este informe debería motivar “el pensamiento estratégico más cuidadoso” entre los líderes de la iglesia. Finley expresó también que el enfocarse nuevamente en Dios y en la misión llevaría a la iglesia a “realizar ajustes en las finanzas y renovar la prioridad misionera de la iglesia”.


Delbert W. Baker, rector de la Universidad de Oakwood, una institución adventista de Huntsville, Alabama, expresó que estaba agradecido de que los directivos se ocuparan de los desafíos de la misión. “La misión es el centro de todo lo que hacemos como iglesia”, dijo.


Y Michael L. Ryan, uno de los vicepresidentes de la iglesia mundial, concluyó: “Lo más importante es recordar que, cuando mañana salgamos de este encuentro, tendremos un mundo que espera que le compartamos las buenas nuevas”.

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