Tamires Flores, de 29 años, es oriunda de una comunidad indígena de Sorocaima, Roraima, Brasil. Estudiante universitaria, casada y madre de un hijo, también es directora del Ministerio de la Mujer en la iglesia adventista de la comunidad. Cuando comenzó a planificar el programa de evangelización de 2022, fue sorprendida con un desafío que cambió su vida para siempre.
“Estaba asistiendo a la capacitación sobre evangelización del Ministerio de la Mujer. [...] Cuando comenzó la alabanza, en ese momento que Dios me habló. Pensé: ‘Señor, estoy aquí cantando, pidiéndote que me uses’, y por primera vez me sentí llamada a predicar “, dice Flores, con gran emoción.
A partir de ese momento, Flores empezó a orar más intensamente para que el Espíritu Santo la capacitara para la misión. “Mi primer desafío fue pensar cómo llevar a cabo una campaña de evangelización de 14 días en un período muy lluvioso en la región. Nuestra comunidad sufre mucho durante este período, porque se inunda mucho, y todo está lleno de barro, lo que podría perjudicarnos durante las reuniones”, recuerda.
Fue durante esta oración que Flores buscó orientación sobre qué hacer para superar el obstáculo del clima. “Entonces, un grupo de mujeres y yo pensamos en formar equipos misioneros para visitar y compartir estudios bíblicos con la gente de la comunidad”, detalla.
MULTIPLICACIÓN
Como resultado, se formaron 19 parejas de mujeres misioneras que salieron a dar estudios bíblicos durante siete días. Después, estas familias participaron en el programa en la iglesia las siete noches siguientes.
Sin embargo, la universitaria se enfrentaba a otro reto: ¿de qué hablaría en sus sermones? Era la primera vez que Flores predicaba desde un púlpito y, una vez más, la oración marcó la diferencia. “Ayuné, oré mucho para escuchar lo que Dios quería que llevara a esas familias, hasta que él me mostró: ‘Habla del agua’. Fue suficiente para que me pusiera a estudiar y pude armar los siete temas de estudios sobre el agua y sus beneficios, y cómo Jesús es nuestra agua, la fuente de la vida”.
Flores tuvo traumas que superar. En 2021, su primer año como directora del Ministerio de la Mujer, aun con tantas invitaciones y visitas realizadas, solo dos mujeres participaron en el programa de evangelización. “Lloraba de tristeza y desesperación. Me preguntaba por qué no venía más gente. Pero el último día, al ver a esas dos mujeres entregándose a Cristo, veo que valió la pena hacer todo solo por esas dos mujeres. Hoy me ayudan en el Ministerio de la Mujer”, dice Flores.
RESPONDIENDO AL LLAMADO
En 2022 se enfrentó a muchos retos. Sin embargo, surgió otra dificultad relacionada con el idioma. Además de predicar en portugués y taurepang, su lengua materna, Flores tuvo que hablar y predicar en español, ya que había venezolanos en el grupo de estudio. A pesar de todo, su dedicación, su oración y su fidelidad -poner a Dios en primer lugar en su vida- hicieron que la semana de evangelización terminara con 45 personas bautizadas.
Flores dice que dos parábolas la conmovieron durante este período de desafíos: la de las diez vírgenes y la de la gran cena. “Cuando leí estos pasajes mientras preparaba los sermones, comprendí que necesito estar preparada para cuando Jesús regrese, y esto solo es posible con fidelidad, oración y amor al prójimo. Y ese, sin duda, fue el secreto del éxito de la evangelización dirigida por el Ministerio de la Mujer en Sorocaima”.
La noticia original fue publicado en el sitio de noticias en portugués de la División Sudamericana.