Luces y sombras de las representaciones navideñas

Luces y sombras de las representaciones navideñas

Poco se ahoga cordero joven pastor, con nacimientos vivos vienen contratiempos pesebre, directores dicen

Puede que en la descripción que hace Lucas de Belén no se mencionen ovejas peleando, pero para un actor que hacía el papel de centurión romano en una representación navideña en vivo, encargarse de un carnero sumamente revoltoso resultó más difícil que hacer su declaración de impuestos.


Afortunadamente, el actor logró atrapar el carnero a tiempo para inaugurar la producción navideña en vivo de la iglesia adventista de Kernersville, a la que asistieron casi dos mil personas el año pasado en Carolina del Norte.


Las representaciones en vivo, que van de las más simples a las más elaboradas, conforman hoy en día la actividad navideña principal de muchas comunidades norteamericanas. Las producciones atraen a miles de asistentes, reclutan cientos de feligreses y vecinos disfrazados y a menudo incluyen animales reales, utilería detallada y escenografía muy bien lograda. Pero la búsqueda de autenticidad a menudo multiplica el riesgo de accidentes.


“Un año, el burro de nuestro establo comenzó a comer lo que tenía José sobre la cabeza”, recuerda Wilma Bing, pastora asociada de la iglesia adventista de la Academia Auburn, en Washington, y directora de la producción navideña “Viaje a Belén”. Entonces, sigue diciendo, las ovejas comenzar a balar de tal forma que no se podía escuchar a los actores”.


Pero volvamos a Kernersville: el año pasado, el burro que tenía que llevar a María decidió no moverse. “Tuvimos que usar un caballo a último momento,” dice el director Reid Christman. “La noche siguiente probamos con otro burro. Este se mostró más cooperativo”.


Algunas iglesias no incluyen animales en vivo debido a los permisos especiales que hay que conseguir y la falta de lugar. “Un año probamos con ovejas, pero la gente se quejó porque estamos en el medio de la ciudad y realmente no tenemos lugar”, dice Sarah Smith, directora durante doce años de la producción navideña de la iglesia adventista de Santa Rosa, California.


En lugar de animales en vivo, Smith ahora usa imitaciones rellenas de poliéster. “La gente piensa que están vivos”, dice.


Pero aun sacando los burros obstinados y las ovejas pendencieras, estas representaciones no carecen de inconvenientes. La ausencia de algunos actores hace que haya que hacer cambios a último momento, y las representaciones inmóviles (que requieren que los actores posen por hasta media hora mientras los asistentes pasan caminando o conduciendo) tienen otra clase de desafíos: los más comunes, distracciones y problemas cuando alguno de los actores está resfriado.


En la iglesia adventista de Fortuna, en California, una niña que hacía de ángel en la escena de los pastores estornudó en medio de la actuación y se cayó. “No le pasó nada—dice Colleen Ogle, que dirige la representación navideña—pero un muchachito del público señaló al ángel caído y le dijo a su madre: ¡Mamá, la estatua del ángel se tropezó!”.


En Auburn, el clima hizo que los ángeles no despegaran del suelo, recuerda Bing. “¡No se puede colocar los ángeles en el andamiaje durante una tormenta eléctrica!”


Los directores que están dispuestos a arriesgarse a sufrir los imprevistos que frecuentemente acompañan el uso de animales en vivo, las granjas o zoológicos locales son el lugar donde se puede alquilar desde gallinas hasta los más exóticos y costosos camellos.


Algunos zoológicos, tales como la Reserva de Vida Silvestre y Zoológico Catoctin, en Thurmont, Maryland, reciben tantos pedidos de los directores de representaciones que envían encargados para que acompañen a los animales durante la representación, dice Frank Araujo, que dirigió una representación navideña en Takoma Park, Maryland, dos años atrás.


“Los encargados aparecieron vestidos para la ocasión, y el guardián del zoológico era el conductor del camello -dice-. Aun tenían prendas para los camellos”. Araujo dice que eso ayudó a que los camellos se mantuvieran calmos. ¿El único inconveniente? Los actores que hacían de los tres reyes magos no estaban preparados para montar en camellos. “Casi se cayeron”, recuerda.


Araujo y su equipo gastaron 30.000 de los 130.000 dólares recolectados para la producción en los camellos y varios otros animales para las diez noches de producción. Bing alquiló dos camellos de una granja de renos de Spokane, Washington.


Christman dice que le gustaría incluir camellos en su producción de Kernersville, pero los mil dólares que cuestan por noche están más allá del presupuesto de su iglesia.


Como las representaciones navideñas suelen ser gratuitas, las iglesias dependen de la recolección de fondos o de donaciones para cubrir los costos. También ayuda ser creativo, dice Smith, que junto con su esposo patrocinan la producción de Santa Rosa. Sus escenarios están hechos de puertas recicladas de garaje y los magos están vestidos con prendas hechas de viejas cortinas de brocado dorado.


A pesar de los desafíos presupuestarios y de algún hipo o estornudo ocasional, los directores dicen que estas representaciones son una forma ideal de conectarse con la comunidad e involucrar a los vecinos en las actividades de la iglesia. La mayoría de las iglesias entregan impresos sin cargo después de cada producción y dan la bienvenida a todo el que quiera participar como voluntario y actor.


“La actriz que hace de María está comprometida con un miembro de la iglesia,” dice Donovan Davis, pastor principal de la iglesia adventista de Kernersville. “Después de unas noches, comenzó a hablar de ‘nuestra iglesia’ en lugar de referirse a ‘su iglesia’”.


Bing dice que la participación en la representación navideña de Auburn es una manera no amenazante de que otros conozcan a la Iglesia Adventista. “Mis pastores de ovejas se sentaron alrededor del fuego durante cuatro noches y se han hecho amigos. En la iglesia han comenzado grupos pequeños gracias a esto,” dice. “Les da una oportunidad a los que no son miembros de ser parte de la iglesia aun antes de aceptar sus doctrinas”.


Ansel Oliver contribuyó con este informe