La iglesia remanente de Dios: ¡Terminemos con fuerza!

La iglesia remanente de Dios: ¡Terminemos con fuerza!

Sermón del sábado del presidente Wilson en la Convención de Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASI), llevada a cabo del 3 al 6 de agosto de 2011 en Sacramento (California, Estados Unidos).

Es un gran privilegio estar presente en la Convención de ASI. ASI es una de las grandes organizaciones misioneras de Dios, que es una tremenda bendición para los ministerios mundiales de evangelización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Quiero que sepan que la Asociación General los aprecia y valora mucho las sólidas actividades así como los muchos ministerios de apoyo que conforman esta dinámica organización. El énfasis que ustedes dan a la ganancia de almas por medio del poder del Espíritu Santo es la manera en que Dios quiere que trabajen, compartiendo a Cristo en el lugar donde les toca desempeñarse. El apoyo que brindan a numerosos proyectos misioneros de evangelización de la iglesia es emocionante, proyectos tales como el de las “Iglesias de un día” y “Escuelas de un día”, y muchas otras maravillosas iniciativas. Hace poco, fue para mí un privilegio asistir a la Convención de ASI Europa en Konstanz (Alemania), y ver allí a cientos de miembros de iglesia dedicados, llenos de energía y el Espíritu, que quieren experimentar el reavivamiento y la reforma y un renovado énfasis en la misión para la obra misionera de evangelización en el continente europeo. Les pido que oren por favor por nuestros hermanos y hermanas de Europa, para que rueguen al Señor que les dé un renovado sentido de misión para proclamar los mensajes de los tres ángeles con poder en esa sociedad secular y materialista. Hay millones de personas en Europa y en todo el mundo que están aguardando que los adventistas se pongan de pie, hablen y compartan este mensaje bíblico precioso de Apocalipsis 14. La tarea de dar los mensajes de los tres ángeles es la razón por la cual Dios ha hecho surgir el movimiento adventista. Tenemos un mandato del cielo que nos llama a predicar el evangelio eterno y la justicia de Cristo, a proclamar con valentía la caída de la religión apóstata de Babilonia, y advertir al mundo que no reciba la marca de la bestia sino que, por el contrario, sean sellados con el sello de Dios, la marca eterna de su autoridad: el sábado como día de reposo.

Hermanos y hermanas aquí en ASI y los que siguen la transmisión en diversas partes del mundo, tenemos el gran privilegio de pertenecer a algo mucho mayor que una denominación o una entidad eclesiástica. Pertenecemos al movimiento adventista nacido del cielo; pertenecemos a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la iglesia remanente de Dios. Es una iglesia que ha sido llamada por Dios al fin de los tiempos con un propósito singular. Es una iglesia que ha atravesado momentos de grandes desafíos, y que pasará por momentos de grandes desafíos según la profecía bíblica y los escritos del espíritu de profecía. Es una iglesia que no se apoya en tradiciones o razonamientos humanos, sino que depende completamente de la Palabra de Dios escrita como su único fundamento y la Palabra Viviente, que es Jesucristo. Es una iglesia que no deriva su poder de sí misma, sino que acepta plenamente la amonestación del Señor en Zacarías 4:6, donde dice: “‘No con ejército, ni con fuerza,
sino con mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

Me gusta el lema que han elegido para esta Convención de ASI 2011: “¡Inspirados para terminar con fuerza!” Inspirados por Dios, el Padre; inspirados por Dios, el Hijo; inspirados por Dios, el Espíritu Santo. Las tres personas de la Trinidad, que son una. Quienes son desde la eternidad y por la eternidad. Dios quiere que su iglesia termine con fuerza, y ha profetizado que así será. Juan escribió en Apocalipsis 21:1-3: “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más. Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo, que decía: ‘El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron’. El que estaba sentado en el trono dijo: ‘Yo hago nuevas todas las cosas’. Me dijo: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas’”. Fieles y verdaderas. Dios lo ha prometido. Sus palabras son fieles y verdaderas, de que su iglesia, bajo su dirección personal, terminará con fuerza. Su iglesia terminará con fuerza mediante su gracia y poder. Ustedes terminarán con fuerza mediante la gracia y el poder de Dios. Esto no es tan solo una expresión hiperbólica y triunfalista. ¡Es la verdad de la Biblia!

En ese grande y maravilloso día que todos estamos aguardando, la culminación de la Bienaventurada Esperanza, veremos que Jesús aparecerá con poder y gloria. ¡Es la Bienaventurada Esperanza que terminará con fuerza! Mateo registra, en el capítulo 25 y el versículo 31, que “cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”. Cristo vendrá con poder para reclamar a su pueblo remanente. Esta es la iglesia remanente de Dios y, por medio del poder divino, terminará con fuerza. Estoy aguardando con ansias ese día cuando pueda ver otra vez a mis preciosos padres, y cuando ustedes también puedan ver a sus seres queridos.

¿Cómo es que podemos afirmar con humildad que somos la iglesia remanente de Dios? Hay algunos, aun dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que disputan el hecho de que somos la iglesia remanente. Algunos pueden decir que somos “parte” del remanente, o que quizá el remanente es algo que está en el futuro. Mis hermanos y hermanas, para decir que la iglesia remanente de Dios terminará con fuerza, necesitamos saber quiénes somos y por qué estamos aquí como movimiento adventista. Necesitamos entender nuestro llamado especial de parte del Señor. No afirmamos esto de manera egoísta y egocéntrica, sino que comprendemos con humildad que cumplimos con las cualidades del pueblo remanente de Dios, que sabe que la iglesia terminará con fuerza.

Dios nos ha dicho en Testimonios para la iglesia, tomo 7, página 135, que “los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo especial, separado del mundo […]. Ha hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres”. Sin embargo, ¿creemos eso? ¿Cómo podemos entender esto a partir de las Escrituras?

Hace unos años, en una reunión, una persona muy brillante e inteligente se me acercó a mi mesa y me hizo una pregunta que me hizo pensar. Me preguntó cuál era mi mayor desafío. Pensé por un momento, y entonces le respondí indicando que uno de los desafíos más grandes era mantener viva la visión en la iglesia de que somos un movimiento único. Entonces me miró y me preguntó: “¿De verdad? ¿Somos únicos?” Dijo: “Yo soy en primer lugar cristiano y en segundo lugar adventista del séptimo día”. Por supuesto, somos cristianos adventistas del séptimo día, pero tenemos una tarea especial que otros no están llevando a cabo. Bueno, esa persona probó lo que yo quería decir allí mismo. No parecía pensar que somos únicos.

¿Quiénes somos nosotros como movimiento único? ¿Somos mejores que otros? Por supuesto que no. Todos estamos necesitados del poder justificador y santificador de Cristo. Estamos necesitados del reavivamiento y la reforma por medio del Espíritu Santo, lo que nos llevará a la lluvia tardía. Estamos en deuda con Cristo por la salvación, y por su gracia y justicia plenas. Pero también somos un movimiento único, el pueblo del Libro, un movimiento profético, gente que cree en las profecías de Daniel y Apocalipsis. Gente que entiende esos libros desde un punto de vista historicista. No somos preteristas (los que asignan a los eventos predichos en la Biblia a acontecimientos específicos en un pasado distante). No somos futuristas (los que asignan los eventos proféticos a algún momento del futuro distante y sin relevancia alguna en la historia actual o pasada). Somos historicistas, que entendemos que las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 representan no solo lugares históricos sino períodos de la historia de la iglesia representados por las características de esas iglesias originales. Creemos en los hitos proféticos a lo largo de la historia que fueron predichos antes de que sucedieran, y que nos llevan a comprender quiénes somos y dónde nos encontramos en la historia de la tierra. Nos ayuda a saber que estamos viviendo en el mismo fin de los dedos de los pies de la estatua de Daniel 2, y que el próximo gran acontecimiento será la aparición de la piedra que fue cortada no por mano, lo que representa la segunda venida de Cristo.

Daniel 8:14 nos dice exactamente qué sucedió en 1844, y que el mensaje del santuario, que aparece vez tras vez en las Escrituras, es un mensaje poderoso y significativo para el mundo de todas las épocas, y aún más durante estos últimos días de la tierra. El mensaje del santuario es el plan de salvación de Dios y la manera en que Cristo, nuestro Sumo sacerdote, está intercediendo por nosotros en el lugar santísimo del santuario celestial en este preciso instante. Esta es una creencia bíblica sumamente preciosa que tenemos que compartir plenamente con el mundo. Cristo es nuestro Creador, Redentor y humilde Cordero quebrantado en la cruz. Es nuestro Ejemplo, nuestro Sumo sacerdote, nuestro Rey próximo a venir. El mensaje del santuario comparte todo eso.

Hermanos y hermanas, estamos viviendo en el momento más increíble de la historia de la tierra. Hemos sido llamados a proclamar el increíble mensaje de salvación de Dios por medio de Cristo y su justicia, y necesitamos saber quiénes somos si es que pensamos compartir ese mensaje con el poder del Espíritu Santo.

Hay muchos textos bíblicos que nos dan una visión de quiénes somos como movimiento único que terminará con fuerza. Pero hay un texto que nos identifica con tanta claridad que no puede ser malentendido. Es el gran texto de identificación. Es llamado “el identificador de llamadas” de la profecía bíblica. Así como sus teléfonos celulares o los teléfonos de sus casas pueden identificar el número y el nombre, en muchos casos, del que llama, para que tener la oportunidad de decidir si responder o no, así también en Apocalipsis 12:17, la Biblia identifica la iglesia remanente de Dios, su pueblo al fin de los tiempos. Ese maravilloso texto nos dice quiénes somos. Dice así: “Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. El versículo 9 nos dice que el dragón es Satanás. Los versículos 1 y 2 identifican a la mujer como la iglesia de Dios. El versículo 4 nos habla de la guerra contra la iglesia de Dios, y entonces, en el versículo 5, nos dice que Jesucristo fue arrebatado para Dios y para su trono. No obstante, ¿quién es el remanente? El remanente de su simiente, la iglesia de Dios para los últimos días, consistirá de un pueblo con dos características: los que guardan los mandamientos de Dios y, en segundo lugar, los que tienen el testimonio de Jesucristo.

Esa primera característica de guardar los mandamientos de Dios significa todos los mandamientos de Dios, lo que incluye el cuarto mandamiento, que nos manda: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. Los que son parte de la iglesia remanente de Dios guardarán, mediante el poder de Dios, no solo unos pocos de los mandamientos o inclusive nueve mandamientos, sino todos los diez mandamientos.

El cuarto mandamiento, que nos habla del santo sábado de Dios, es una señal del poder creador y redentor de Dios. Es una señal de que solo él es el Creador, que en tiempos recientes creó esta tierra en seis días literales, y coronó ese proceso maravilloso y milagroso con el sábado como el séptimo día de Dios, un día en el cual recordar específicamente que él creó con la palabra de su boca. El sábado no es solo una señal del poder de Dios, sino que será un sello colocado sobre nosotros como su pueblo. Es la marca de Dios en el universo y en nosotros. En los últimos días de la historia, durante los momentos más difíciles de persecución, los invito a mantenerse firmes de parte del sábado divino. Terminen con fuerza por medio del poder de Dios. No permitan que nadie los aparte de respetar fielmente el único día verdadero de adoración de Dios, el séptimo día como día de reposo. Cuando nos reunimos a adorar en ese preciso día, como lo estamos haciendo ahora, estamos dando testimonio al mundo de que Dios es el Creador omnipotente que completó su obra por medio de su poder y no mediante un proceso de evolución. Tenemos que predicar esto, enseñarlo y creerlo.

No permitan que nadie los intimide para que crean que esta es una creencia pasada de moda, propia de ignorantes o faltos de educación. La creencia en una semana de la creación literal en seis días, con el sábado como recordatorio semanal del poder creador de Dios, es una parte sumamente importante de las características finales de la iglesia remanente de Dios. Permítanme que también les indique que Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo participaron todos juntos en la creación literal de este mundo. Son la Trinidad, Tres en Uno, y han existido juntos desde la eternidad, y existirán también por toda la eternidad. Son omnipotentes, omniscientes, omnipresentes y eternos. Tres personas diferentes y eternas, pero un Dios. ¡Nuestro Dios Todopoderoso!

¡Somos adventistas DEL SÉPTIMO DÍA! Jamás lo olviden. Somos un pueblo único con un mensaje particular. En Mensajes selectos, tomo 2, página 458, leemos: “Se me ha instruido que diga a los adventistas de todo el mundo que Dios nos ha llamado como un pueblo que ha de constituir un tesoro especial para él. Él ha dispuesto que su iglesia en la tierra permanezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo”.

Esa segunda característica enumerada en Apocalipsis 12:17 es que la iglesia remanente de Dios tendrá “el testimonio de Jesucristo”. Apocalipsis 1:2 y 9 habla del testimonio de Jesús. Apocalipsis 14:12 habla de la paciencia de los santos, que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús. Apocalipsis 19:10 nos dice claramente que “el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía”.

Aquí tenemos una clara indicación de parte de la Biblia que la iglesia remanente tendrá una voz especial que Dios les brindará, que es el espíritu de profecía. Esta es la marca del remanente. Creo que Dios habló por medio de Elena G. White en cumplimiento de Apocalipsis 12:17, para brindar las instrucciones divinas a su iglesia remanente de los últimos días. Como lo he expresado antes, creo que el espíritu de profecía, los escritos de Elena G. White, son uno de los más grandes dones dados a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Hay muchos ataques al espíritu de profecía, y esto no debería sorprendernos. El espíritu de profecía contiene consejos y verdades directas que el diablo no quiere que estén a disposición de la gente. Mensajes selectos, tomo 1, páginas 54 y 55, indica que “Satanás está […] constantemente haciendo fuerza por introducir lo espurio a fin de apartar de la verdad. Precisamente, el último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios […]. Se encenderá un odio satánico contra los testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de las iglesias en ellos por esta razón: Satanás no puede disponer de una senda tan clara para introducir sus engaños y atar a las almas con sus errores si se obedecen las amonestaciones y reproches del Espíritu de Dios”.

Esa es la razón por la cual en el presente hay tantos ataques contra el espíritu de profecía. Es por ello que la gente elige simplemente no leer las instrucciones. Pero esta es una de las dos características importantes de la iglesia remanente según Apocalipsis 12:17; es parte del “Identificador de llamadas” de quienes somos.

Escuchemos el llamado que hace Elena G. White en pro del reavivamiento, la reforma y la lluvia tardía según lo expresa en Testimonios para la iglesia, tomo 8, páginas 312, 313: “El Señor quiere que se repita la proclamación del testimonio directo dado en los años pasados. Desea una renovación espiritual. Las energías espirituales de su pueblo han permanecido adormecidas por mucho tiempo; pero deben resucitar de esa muerte aparente. Por la oración y la confesión de nuestros pecados, debemos preparar el camino del Rey. Mientras lo hagamos, vendrá a nosotros el poder del Espíritu. Necesitamos la energía del Pentecostés, y ella vendrá porque el Señor prometió enviar su Espíritu. Nos esperan tiempos peligrosos. Todo aquel que tiene conocimiento de la verdad deberá despertarse y colocarse en cuerpo, alma y mente bajo la disciplina de Dios […]. Debemos seguirlas directivas que nos han sido dadas por el espíritu de profecía. Debemos amar la verdad presente y obedecerla. Esto nos preservará de aceptar graves errores. Dios nos ha hablado por su Palabra, por los testimonios enviados a la iglesia y por los libros que han contribuido a explicar nuestro deber presente y la posición que debiéramos ocupar actualmente”.

¿Cuál es la posición que ahora ocupamos? Es que somos “el remanente de la simiente de ella”. Somos un movimiento único de destino. Tenemos que proclamar el gran mensaje de Cristo de advertencia y salvación que se encuentra en los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14. No tenemos que permitir que nada nos distraiga de nuestra misión, que terminará con fuerza.

Dios nos ha llamado a proclamar este mensaje para los últimos días con poder. Los mensajes de los tres ángeles tienen que estar en nuestros labios y ser presentados con amor. Me siento agradecido por el gran apoyo de ASI en las actividades masivas de evangelización misionera de la iglesia en diversas partes del mundo. Les pido que sigan brindando su firme y continuo apoyo a nuestro plan general de evangelización denominado “Dilo al mundo”. Todos estos planes están basados en nuestra humilde entrega al Señor, y están edificados sobre el fundamento del reavivamiento y la reforma en nuestra vida personas y la vida de la iglesia como cuerpo. Jamás olvidemos que cualquier cosa que logremos solo se hace realidad “por mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos”.

Uno de los aspectos del programa de evangelización “Dilo al mundo” es el proyecto “El conflicto de los siglos”. Les pido que le brinden su pleno apoyo. Esto es un resultado de esa segunda característica del “Identificador de llamadas” de Dios que aparece en Apocalipsis 12:17, que indica que su iglesia remanente tendrá “el testimonio de Jesucristo”.

El plan “El conflicto de los siglos”, que ha sido aceptado por la iglesia mundial, pide que los miembros de iglesia lean o relean el libro El conflicto de los siglos durante este año 2011. Nancy yo lo estamos releyendo; es un libro tan poderoso. Entonces, en 2012 y 2013, se llevará a cabo una distribución masiva de ese libro en diversas partes del mundo como una oportunidad especial de evangelización. Se utilizarán varias ediciones. Se incluirán también tarjetas de estudios bíblicos o los sitios web para que los lectores puedan consultar recursos y tomar estudios bíblicos, descargar información bíblica y, si fuera necesario, bajar todo el libro, ponerse en contacto con las redes de televisión adventista, y hallar información llena de la verdad de la Biblia. Algunos han preguntado: “¿Por qué distribuir El conflicto de los siglos?; no es muy políticamente correcto… ¿por qué no distribuir El camino a Cristo o El Deseado de todas las gentes?” Sería muy bueno distribuir también esos libros. Son libros maravillosos. Pero el hecho es que la misma Elena White dijo que ella deseaba que El conflicto de los siglos circulara más que cualquier otro libro que hubiera escrito. Cuenta la historia de la iglesia cristiana desde el comienzo hasta el fin. Cuenta de qué manera la iglesia remanente de Dios terminará con fuerza solo mediante el poder de Dios.

Ha sido emocionante ver las divisiones del mundo y los miembros de la iglesia de diversas partes del mundo se han entusiasmado tanto con este proyecto especial. Nos hemos propuesto el objetivo de distribuir cincuenta millones de ejemplares en todo el mundo. La mayoría de estos libros serán distribuidos personalmente a amigos, parientes, vecinos y otras personas. Personalmente, tengo un objetivo de oración de que se distribuyan cien millones de ejemplares. Sin embargo, en la última estimación del libro en versiones clásicas  y compendios, según informaron las divisiones (algo que sin duda todavía aumentará) ahora se encuentra en los 127 millones de ejemplares, y eso no incluye las descargas que puedan producirse por Internet. Dios ha inspirado a su pueblo en diversas partes del mundo para esparcir los mensajes de los tres ángeles con poder.

Recibí una hermosa nota el otro día de una hermana en Anderson (Carolina del Sur, Estados Unidos), que dijo: “Estoy releyendo El conflicto de los siglos, y sé que usted dijo que quiere, en 2012 y 2013, inundar la tierra con ese libro”. Ella cuenta que junto con su esposo, planean enviar el libro a más de doscientas personas. Dijo: “Como dijo la señora White, de todos sus libros, este es el que quisiera que todos lo tengan, y es el mismo libro que Satanás no quería que se imprimiera. Que Dios lo continúe bendiciendo, y también a la señora Wilson y su personal mientras avanzamos juntos hacia el reino. Soy adventista de cuarta generación, y alabo a Dios por ello. No entiendo cómo he sido tan bendecida”. Mis hermanos y hermanas, todos tenemos la bendición de ser adventistas del séptimo día, y de participar en la proclamación del gran mensaje adventista.

El sábado 24 de marzo de 2012, planeo pasar el día en San Pablo (Brasil), donde plan distribuir tan solo ese sábado tres millones de ejemplares en esa ciudad, y 18 millones de ejemplares ese mismo sábado en toda la División Sudamericana. El sábado pasado estuve en la iglesia de Hendersonville (Carolina del Norte, Estados Unidos), donde compartí mi aprecio a esa iglesia y a uno de sus miembros por ayudar a iniciar este gran proyecto, que ahora ha abarcado a todo el mundo. Jamás olvidemos que somos una gran familia mundial en Cristo, y que lo que haga una parte puede afectar a toda la familia mundial. Relean este año El conflicto de los siglos y el año que viene, únanse a la familia mundial para distribuir ese libro como las hojas del otoño.

Quiero compartir otra enorme iniciativa que Dios ha colocado en nuestro corazón. Este octubre, en el Concilio Anual, estaremos presentando, por la gracia de Dios, la iniciativa de evangelismo urbano más abarcadora de la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Será un programa continuo y sostenido hasta que el Señor vuelva.

La mitad de la población mundial ahora vive en centros urbanos. En ocasiones, el evangelismo que hemos llevado a cabo en las grandes ciudades ha sido espasmódico, con grandes campañas a las que a veces le siguieron meses y hasta años de silencio. El modelo de espíritu de profecía es muy diferente, y requiere de un enfoque sostenido, bíblico y compasivo del evangelismo urbano.

Este modelo es descrito mejor como evangelismo urbano abarcador, con el énfasis en “abarcador”. El modelo incluye el establecimiento de unidades de trabajo, centros de influencia y actividades en las ciudades que usan las habilidades y los dones de las iglesias locales, los jóvenes, los grupos pequeños, los obreros médicos misioneros, los pastores, los trabajadores sociales, los colportores, y todas las plataformas disponible de medios. La iglesia necesita desarrollar programas abarcadores y sustentables para evangelizar las ciudades del mundo. No tenemos que limitarnos a un gran programa de  vez en cuando, y entonces olvidar a los habitantes de las ciudades. Tenemos que trabajar en un esfuerzo unido y sostenido para cumplir con el plan de Dios para las ciudades, según se presenta en el espíritu de profecía. La sierva de Dios ha dicho en El ministerio médico, página 403, que “No hay cambio en los mensajes que Dios ha enviado en el pasado. La obra en las ciudades es la obra esencial para este tiempo. Cuando se trabajen las ciudades como Dios desea, el resultado será la puesta en operación de un poderoso movimiento cual nunca se ha visto”. Para aquellos de ustedes que escuchen mi sermón el 8 de octubre de 2011 en el Concilio Anual, escucharán mucho más sobre el evangelismo urbano abarcador.

Otro componente altamente importante del evangelismo urbano abarcador y el trabajo de nuestra iglesia en el futuro es lo que en el espíritu de profecía se denomina “La obra médica misionera”. Esta es una obra maravillosa, que abarca todo, desde compartir simples principios de salud y un pan integral con los amigos y vecinos, hasta las clínicas y los centros de salud. Sin embargo, gran parte de la obra médica misionera se enfoca en lo que pueden hacer los miembros de las iglesias locales para ayudar a que las personas encuentren salud física, mental, social y espiritual. También incluye a los profesionales adventistas de salud que trabajan en un ministerio combinado con los pastores y obreros de la iglesia. Tendremos una comisión presidida por Mark Finley, que trabajará en esta vital iniciativa para presentar una obra médica misionera abarcadora en el Concilio Anual 2012. Aguardamos trabajar de manera cercana con los ministerios médicos misioneros de apoyo de ASI.

Dios ha prometido que si seguimos sus consejos y sus caminos, su obra va a prosperar y terminaremos con fuerza. Sin embargo, el diablo hace todo lo que puede para desalentar al pueblo de Dios de que siga los consejos bíblicos. El enemigo produce toda aberración posible e idea confusa que haga que el pueblo de Dios se desvíe de terminar con fuerza. En las últimas semanas, he sentido la convicción de hablar de manera más fuerte sobre ciertos temas que, en mi opinión, están apartándonos de la misión divina para la iglesia remanente. Son cosas que nos apartarán de la posición a la cual nos ha llamado el Señor. Permítanme que comparta algunas de ellas con ustedes:

Guardémonos de creencias y prácticas místicas que están ingresando a la iglesia por medio de formatos tales como la formación espiritual y la iglesia emergente. La base de gran parte de esto se encuentra en la experiencia y las emociones, antes que en el sólido fundamento de la Palabra de Dios. Lean información útil sobre este tema en el número especial de la Adventist Review sobre ASI que nuestro editor, Bill Knott, ha organizado y que fue distribuido aquí en la convención. Noten el artículo de dos páginas de Mark Finley y estén atentos a otros materiales que se estarán dando a conocer en el futuro cercano. Manténganse alejados de las formas místicas de oración tales como la oración contemplativa, los laberintos de oración, la oración repetitiva que usa una palabra o una determinada frase, o la oración centrada, que parecen haberse convertido en opciones populares pero que llevan a lo oculto, dado que en muchos casos todos los pensamientos son eliminados, permitiendo así que el maligno invada la más bien simple y humilde oración que implica presentar nuestras preocupaciones ante el Señor.

Resistamos los estilos de adoración y la música que tienen más que ver con el entretenimiento centrado en el yo antes que en la adoración humilde a Dios. Tenemos que reconocer que tenemos muchas culturas y estilos de adoración diferentes en nuestra iglesia mundial, pero que todos ellos deberían dar la gloria a Dios y no a los participantes, bien sean predicadores, músicos o cualquier otra persona. Necesitamos enfocarnos en adorar a Dios y no elevar el yo. La música debería elevarnos a la sala del trono celestial. No deseo ofender a nadie, y esta es mi opinión personal, pero si la música suena como si perteneciera a un concierto de rock o a un club nocturno, es allí donde tendría que permanecer. La lección de Escuela Sabática de esta semana sobre “La adoración en el canto y la alabanza”, por la colaboradora principal Rosalie H. Zinke, presenta algunos puntos sumamente útiles. En la sección del jueves, dice: “Lo importante de la música de adoración es que nos señala hacia lo más noble y lo mejor, que es el Señor”. Estudiemos Apocalipsis 4 y 5, y el Espíritu Santo nos llevará a cada uno hacia las formas correctas de adoración y música.

Eviten la práctica de invitar a importantes oradores espirituales que no pertenecen a la Iglesia Adventista del Séptimo Día para que hablen en encuentros de la iglesia, encuentros de hombres, encuentros de mujeres, retiros, encuentros pastorales, encuentros de jóvenes y grandes convocatorias. No me estoy refiriendo a las invitaciones a líderes cívicos, comunitarios o religiosos para que asistan a nuestras reuniones. Necesitamos hacernos amigos de otras personas y compartir nuestra fe. Lo que estoy diciendo es pedirles que estén a cargo de una importante presentación espiritual cuando ellos es probable que no tengan claro el concepto del Gran Conflicto. Por cierto, podemos aprender de los demás aunque no sean miembros de nuestra iglesia, y deberíamos animarlos para que caminen hacia la verdad de Dios. Sin embargo, necesitamos mostrarnos sumamente activos a la hora de pedir a oradores adventistas humildes y centrados en la Biblia que instruyan a los miembros de nuestra iglesia para que ellos comprendan plenamente los grandes mensajes de Dios en la Biblia para este tiempo.

Hermanos y hermanas de ASI, si queremos terminar con fuerza, tenemos que enfocarnos en Cristo, su justicia y su Palabra. Al igual que en la Reforma Protestante. La Biblia tiene que llegar a ser nuestro fundamento. El espíritu de profecía indica que Dios jamás intentó que la Reforma Protestante terminara con Martín Lutero, sino que nosotros teníamos que continuar con esa reforma. Jamás olvidaré cuando hace poco visité el Castillo de Wartburg en Alemania, donde Martín Lutero pasó secuestrado casi un año para proteger su persona y para protegerlo del orgullo. Lean los detalles fascinantes en El conflicto de los siglos. Mientras Martín Lutero estaba allí, Dios lo llevó a traducir el Nuevo Testamento del griego al alemán en diez semanas, usando 16 dialectos y creando así en efecto el idioma alemán oficial. La prensa, que había sido inventada hace poco, se convirtió en el vehículo para que la Biblia llegara a las manos de las personas comunes, y les permitiera comprender más plenamente su relación con Dios. Usemos estas Biblias que tenemos a nuestra disposición para comprender plenamente la misión de Dios para la Iglesia Adventista del Séptimo Día y para, por medio de su poder, terminar con fuerza.

Hermanos y hermanas, Jesús viene pronto, y su iglesia terminará con fuerza. Las señales del regreso de Cristo nos rodean por todas partes: catástrofes naturales cada vez más crecientes, desafíos políticos que eluden toda respuesta, la miseria económica basada en la codicia, el deterioro moral y social, y los avances del ecumenismo que nos negarán la libertad religiosa. Deberíamos apoyar todo esfuerzo de incrementar la libertad religiosa, pero no alinearnos con ninguna organización que neutralice nuestra capacidad de proclamar los mensajes de los tres ángeles y terminar con fuerza.

Enfoquémonos en Cristo y en su pronto regreso. En la página 129 de En los lugares celestiales, dice: “Cuanto más contemplamos a Cristo, hablamos de sus méritos y relatamos su poder, tanto más plenamente reflejaremos su imagen en nuestros propios caracteres y tanto menos someteremos nuestras mentes y afectos a las influencias paralizadoras del mundo. Cuanto más nuestra mente se espacie en Jesús, tanto menos nos envolverá la neblina de la duda, y más fácilmente le entregaremos todas nuestras pruebas, todas nuestras cargas al Portador de ellas”.

¿Cuántos de ustedes desean hoy colocar todas sus pruebas y sus cargas sobre Cristo? ¿Cuántos desean rededicarse a Cristo y su poder de salvación? ¿Cuántos quieren reafirmar la creencia de que esta es la iglesia remanente de Dios con un mensaje único que esté basado en el “Identificador de llamadas” de Dios que se encuentra en Apocalipsis 12:17? ¿Cuántos desean proclamar este precioso mensaje adventista por medio del poder del Espíritu Santo, para que la iglesia de Dios termine con fuerza? Si es así, ¿les gustaría acompañarme poniéndose de pie ante el Señor?