Científicos, líderes de la Iglesia Adventista y estudiantes de toda Sudamérica participaron del IV Encuentro de fe y ciencia.
A pesar de la tensión y el conflicto que a veces existe entre la fe y la ciencia, quienes están de parte de la fe bíblica nunca han renunciado al encuentro y al diálogo con la comunidad científica. Un ejemplo de esto es el reciente reciente IV Encuentro de fe y ciencia, realizado en Perú a principios de septiembre y al que asistieron investigadores, líderes de la Iglesia Adventista y jóvenes estudiantes de toda Sudamérica.
Como marco de una experiencia paleontológica, el programa incluyó un viaje de casi 300 kilómetros desde la ciudad de Lima, capital de Perú, para visitar el lugar donde se ha registrado la mayor cantidad de fósiles marinos descubiertos hasta la fecha: Cerro Blanco y Cerro La Bruja, en Ocucaje, Ica.
Cuando los participantes pisaron la tierra de Ocucaje, rodeada de cerros cortados por el río Ica y fértil en frutos como uvas, mangos, higos, dátiles, sandías, ingas y granadas, surgió una pregunta: ¿Cómo es que este lugar se convertió en el cementerio paleontológico más grande del mundo? ¿Cómo llegaron a fosilizarse tantos cetáceos en una zona tan específica?
EVIDENCIAS PALEONTOLÓGICAS DEL DILUVIO
El Dr. Roberto Biaggi, especialista en paleontología y magíster en geología, sostiene que “con estos especímenes, el entierro se dio de forma repentina y rápida”. Agrega que, por ejemplo, de las ballenas encontradas en Pisco se pueden deducir tres evidencias: “Se ve una excelente conservación. Se observa que todos los huesos de las ballenas están totalmente articulados y que el aparato filtrante (barbas) está perfectamente conservado".
Respecto a este último dato, es necesario recordar que, normalmente, las ballenas barbadas comienzan a descomponerse a los dos días. Estos detalles hablan de la realidad de un evento catastrófico y repentino, como el diluvio que se describe en la Biblia.
ESTUDIOS GEOLÓGICOS QUE CONFIRMAN EL RELATO BÍBLICO
Otra línea de investigación y una voz relevante en este Encuentro de fe y ciencia es la geología, específicamente a lo largo del Batolito Costero del Perú, ampliamente estudiado en los últimos 30 años. Básicamente, el estudio se centra en las rocas ígneas, que provienen del interior de la tierra.
Este estudio consiste en observar y analizar el comportamiento del magma en los Andes peruanos. Esto, como es de esperarse, requiere del ojo entrenado de investigadores y especialistas que han venido estudiando las rocas que se extienden desde Ica hasta Juliaca. Cabe señalar que más de 16 científicos de todo el mundo están trabajando en Perú en este tema. Entre ellos se encuentran María Alejandra Román, Raquel Bendita y Orlando Poma, peruanos que forman parte de este grupo de investigadores.
Perú es un país que cuenta con reservas de plata, cobre, plomo, zinc, oro, hierro y antimonio, entre muchos otros minerales. La gran pregunta es: ¿cómo se formó esta gran diversidad de materiales metálicos? ¿Fue mediante procesos geológicos muy peculiares, formados por eventos tectónicos y magmáticos y mineralización durante muchos siglos?
Hay una verdad escrita que clama por ser descubierta en las rocas aledañas al Río Pisco y Hualla Grande. También ha habido controversia en este ámbito porque la geología tradicional afirma que estas rocas se formaron a lo largo de miles de millones de años.
El equipo de científicos que trabaja en Perú ha estado demostrando, mediante el modelado de la velocidad de enfriamiento de las rocas ígneas, que este proceso de formación de rocas ocurre en mucho menos tiempo. Para ello, se apoyan en las evidencias de estas rocas ígneas que se encuentran esparcidas sobre el Río Pisco y Hualla Grande en Ica.
LA FE Y LA CIENCIA RECONCILIADAS
Como epílogo de lo que significó este Encuentro de fe y ciencia, se le preguntó a Ben Clausen, investigador principal de este equipo de élite: “¿Es posible tener un diálogo y encontrar coincidencias entre un científico cristiano y uno no cristiano?”.
La respuesta de Clausen, doctor en Física Nuclear, fue: "Encontré muchos puntos en común con un científico no cristiano que tiene más de 200 artículos publicados".
La fe y la ciencia no son irreconciliables. Basta echar un vistazo a la historia y tener en cuenta que muchos de los científicos más renombrados eran cristianos. Entre ellos se encuentran Galileo Galilei, Isaac Newton, Michael Faraday, Johannes Kepler, Robert Boyle, Nicolaus Steno, Carolus Linnaeus, William Thomson, James Clerk Maxwell y muchos otros.