La Asociación Paulistana (AP) de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, una de las sedes administrativas de la denominación en el Estado de São Paulo, celebró sus 100 años de historia y de logros durante el período: el crecimiento de miembros, iglesias e instituciones educativas. Para conmemorar la ocasión, en colaboración con otras asociaciones de la denominación de la capital, la Red de Comunicación Nuevo Tempo y la Casa Publicadora Brasilera promovieron el Mega Coro Adoradores.
El evento, que también fue un culto de adoración, tuvo como objetivo lograr el récord del coro cristiano más grande del mundo, superando la marca de 21.262 coristas. Para ello, en los últimos meses, se invitó a formar parte del coro a miembros y amigos de la Iglesia Adventista de todo el Estado. El gran encuentro tuvo lugar el 13 de agosto, en Arena Barueri, a 30 kilómetros de la ciudad de São Paulo.
Para Álisson Melo, productor musical del evento, el primer desafío fue lograr que miles de personas no solo cantaran juntas sino además expresaran la misma emoción, armonía e intencionalidad. Para ello, se prepararon kits de voces y ensayos en línea, y hubo gente que se puso a disposición de los coristas que se inscribieron en el megacoro en el período previo al encuentro.
En los alrededores del recinto se pudo observar, desde las primeras horas de la tarde, a miles de personas uniformadas, aspecto que caracteriza a un coro. A las 5 en punto comenzó el gran culto de adoración. En el interior del estadio ya estaban reunidas 24.100 personas, que juntas acompañaron a agrupaciones musicales tradicionales de la ciudad de São Paulo, como Projet'Art y Nova Voz, además de otros invitados, como Prisma Brasil y dos variantes del cuarteto Arautos do Rei: la actual y la de 1995.
El pastor Cândido Gomes, líder de jóvenes adventistas de todo el Estado de São Paulo, fue el orador del programa. "Nuestro mensaje de hoy es la promesa más profunda de la Palabra de Dios, que es el regreso del Señor Jesús. Cada vez que nos reunimos así, apreciamos cómo será el cielo. Hoy, vamos a abrir la Biblia y a decir que Jesús va a volver”, declaró momentos antes de dirigirse a la audiencia.
MILES DE VOCES, UN SOLO DIOS
En el escenario, el pastor Fernando Iglesias dirigió la alabanza, junto a cantantes como Tia Céceu, Os Discípulos, Rayssa Andreoli, Ronaldo Fagundes, Melissa Barcelos, Douglas y Marcele, Jéssica Dantas y Wesley Fonseca. A ellos se sumó un coro de mil voces del Centro Universitario Adventista de São Paulo (UNASP), campus São Paulo. Durante aproximadamente una hora, todo el grupo y más de 24.000 voces alabaron juntos a Dios, entonando cánticos tradicionales del nuevo himnario adventista, celebrando la historia de la iglesia y aguardando el regreso de Jesús.
“Al dar la bienvenida a estas personas aquí hoy, espero que ante todo se glorifique el nombre de Dios. Pero también que se reavive la fe de cada uno y que el Espíritu Santo se derrame en la vida de nuestros hermanos y hermanas. Que puedan alabar a Dios por todo lo realizado en favor de su iglesia y, ante todo, en nuestra vida”, declaró el pastor Romualdo Larroca, presidente de la Asociación Paulistana.
CÓMO EMPEZÓ TODO
Corría el año 1922. La ciudad de São Paulo recibía, por primera vez, una sede administrativa de la Iglesia Adventista. Unos años antes, el mensaje adventista había llegado a São Paulo por medio de dos colportores provenientes del sur del país. Estos se contactaron con familias del interior del Estado y allí sembraron la semilla del evangelio, que rápidamente se propagó. Años más tarde, en 1906, se estableció en la ciudad de Rio Claro la primera sede administrativa de la Iglesia Adventista del Estado: la Misión Paulista.
DE MISIÓN A ASOCIACIÓN
Donde hoy está la ciudad de Santo André, en el pasado estuvo la estación de São Bernardo. La Casa Publicadora Brasilera (CPB) se estableció allí en 1909. Años más tarde, la Misión Paulista se instaló en el mismo lugar, más cerca de la capital. En 1922, con 750 miembros y cinco iglesias locales, la iglesia dio un paso más: pasó a ser la Asociación Paulista, cuya sede se estableció en Mooca, tradicional barrio de la región oriental de la capital.
Con el paso del tiempo, la Asociación Paulista cambió de domicilio, pasó por la región central de São Paulo y se instaló definitivamente en Brooklin, un lugar estratégico en ese momento, cerca del tranvía que conectaba el centro con Santo Amaro, donde estaba la iglesia más grande de la ciudad. El rápido crecimiento de la membresía y de las iglesias condujo a la división de la sede para multiplicar la obra y su alcance.
En 100 años se produjeron cuatro grandes redistribuciones que dieron origen a otras sedes administrativas en las zonas este y sur de la capital, la región metropolitana y el interior. El nombre también sufrió cambios y, en 1992, la sede que continuó en Brooklin pasó a llamarse Associación Paulistana. Por su intermedio se crearon otras siete sedes en el Estado, que juntas forman la Unión Central Brasileña.