Los adventistas del séptimo día celebraron hace poco medio siglo de servicio dedicado y atención a la salud mediante el Hospital Adventista Valle de Ángeles (HAVA), ubicado en Valle de Ángeles, Honduras. El evento de dos días de duración, llevado a cabo el 15 y el 16 de noviembre de 2024, reunió a personal del pasado y el presente, administradores, líderes y miembros de iglesia para reflexionar en la asombrosa historia del hospital, que pasó a ser de una humilde clínica médica a un centro destacado de salud en la región.
“Esta ha sido una experiencia extraordinaria que compartir con nuestros pioneros fundadores, excolaboradores, directivos de iglesia y miembros de la junta del hospital, todos los cuales han contribuido de una u otra manera al éxito que disfruta hoy el Hospital Adventista Valle de Ángeles”, dijo Reynaldo Canales, administrador del HAVA. “Después de cincuenta años, es algo inexplicable. Es un honor ser parte de esta familia y continuar con el legado que nos dejó”.
Con más de 120 empleados y sesenta médicos, el HAVA cuenta con tres salas de cirugía, radiología, fisioterapia, laboratorio, odontología y servicios de consulta médica, además de una atención a largo plazo de los pacientes de más edad.
Una visión que trasciende fronteras
Parte de la celebración del aniversario honró el legado del ya fallecido Robert Folkenberg, expresidente de la Misión Hondureña, quien imaginó un ministerio médico para la región a comienzos de la década de 1970. Después de volar por sobre el valle conocido como Valle de Ángeles, el pastor Folkenberg señaló la ubicación donde se llegaría a construir el hospital, gracias a donaciones internacionales y la dedicación de ingenieros, médicos misioneros y líderes de las iglesias locales. La clínica abrió sus puertas oficialmente en noviembre de 1974.
El pastor Folkenberg, quien más tarde prestó servicios como presidente de la Asociación General en la década de 1990, fue recordado con cariño durante las celebraciones. Su hijo, Robert Folkenberg Jr., presidente de la Asociación Sur de Nueva Inglaterra, recordó su niñez en el valle. “Recuerdo correr por los pinares y ver el entusiasmo y el impulso que se mostró al construir este hospital”, dijo Folkenberg Jr., quien viajó desde los Estados Unidos para asistir a la celebración.
Impacto espiritual y misionero
Durante su mensaje el sábado, Folkenberg Jr. compartió un mensaje con la congregación, extrayendo inspiración del relato bíblico de Eliseo, quien se vio rodeado por enemigos, pero continuó enfocado en la conducción divina. “Hubo muchos desafíos para construir este hospital, pero cincuenta años después, estamos aquí, y los ángeles de Dios lo han cuidado y protegido”, dijo. “Así como Dios nos ha guiado en el pasado, él nos seguirá ayudando para enfrentar el futuro”.
Para los doctores Frank y Janet McNeal, quienes llegaron a Honduras en 1974 como los primeros médicos misioneros, la experiencia tuvo un impacto duradero en sus vidas. Janet McNeal compartió la travesía y experiencias de su familia con sus dos niños de corta edad.
“Si mi esposo, que ya falleció, estuviera aquí, se sentiría tan feliz de ver cómo ha crecido este hospital”, expresó. “Este sueño hecho realidad ha abierto las puertas para alcanzar a las personas en su bienestar físico, emocional y espiritual, brindando sanación en los últimos cincuenta años”.
Un legado de dedicación y servicio
Para David Velázquez, el miembro del personal del HAVA más experimentado, con 38 años de experiencia en el departamento de laboratorio, el hospital ocupa un lugar especial en su corazón. “Recuerdo cuando se adquirió el terreno para el hospital. Fue el primero en Honduras que ofreció fisioterapia e imágenes de ultrasonido”, dijo Velázquez.
El doctor Floyd Coutney fue el primero el ofrecer fisioterapia y rehabilitación en el HAVA en 1974. “Recuerdo haber brindado medicina preventiva a las personas que llegaban al hospital, y que podíamos estudiar la Palabra de Dios y hablar del plan de Dios para sus vidas”, contó.
El doctor Albert Handal, primer médico hondureño del HAVA, reflexionó en sus primeros años en el hospital. “Conocí a mi esposa, Darlene, aquí en el HAVA. Hemos estado casados ahora por 46 años”, dijo. Handal, quien más tarde llegó a ser un OBGYN en los Estados Unidos, recordó de qué manera los médicos misioneros le enseñaron lecciones valiosas tanto de medicina como de servicio.
Zelandia Zambrano viajó desde Texas, Estados Unidos, para participar del encuentro. Zambrano fue enfermera en el HAVA y recuerda las muchas experiencias y muchos de los casos delicados en los que participaron los médicos. “El HAVA fue realmente una luz en la comunidad, y muy rápidamente se ganó el respeto y la admiración de la comunidad”.
Matthew Davis tiene recuerdos afectuosos de sus primeros años en Valle de Ángeles, adonde viajó en representación de sus padres, Tom y Pauline Davis, quienes prestaron servicios en el HAVA entre 1981 y 1984. “Recuerdo jugar al fútbol y verme inmerso en esta vibrante comunidad adventista. Ver la obra increíble que se está llevando a cabo aquí me llena el corazón de gozo”.
Crecimiento y visión para el futuro
Durante el evento, los líderes de la iglesia presentaron una nueva capilla que lleva al nombre del ya fallecido Robert Folkenberg, que se encuentra adyacente a la principal entrada al hospital. La capilla sirve como un símbolo duradero del compromiso del hospital con la atención integral y su misión espiritual, dijeron los líderes de la iglesia.
También se descubrió una placa especial en conmemoración del 50° aniversario del HAVA.
El camino al éxito no ha estado privado de desafíos. El pastor Adán Ramos, presidente de la Unión de Honduras y presidente de la Junta del HAVA, habló sobre momentos difíciles, en particular durante fines de la década de 1980, cuando el hospital enfrentó crisis financieras. “Hubo desafíos para pagar los salaries, y la reputación del hospital se vio afectada”, dijo. “Sin embargo, después de firmar un acuerdo con Salud Adventista Internacional de la Universidad de Loma Linda y con Servicios Adventistas de Salud de Interamérica, las cosas comenzaron a cambiar”.
La gerenta financiera del HAVA, Linda Oliva, compartió aspectos de las luchas financieras que han influido sobre la historia del hospital. “Administrar durante una recesión y crisis económica ha presentado desafíos, pero Dios nos ha ayudado, y estoy confiada en que él lo seguirá haciendo”, dijo Oliva.
Hace poco, el HAVA abrió un nuevo gimnasio de rehabilitación, que incluye piscinas de hidroterapia y salas para terapia de masajes, lo que marca otro hito en la expansión continua del hospital.
Planes de sustentabilidad y excelencia
Al mirar hacia el futuro, Canales compartió planes de expandir los servicios de emergencia del HAVA, lo que incluye un comedor vegetariano que promueve el mensaje de salud de la iglesia, y construir un nuevo hospital adventista de diez pisos en Tegucigalpa.
“Nuestro objetivo es hacer del Hospital Valle de Ángeles la institución de salud destacada tanto a nivel comunitario como nacional”, dijo Canales. “Apuntamos a recibir la certificación de ISO 7101:2023 y de la Comisión Unificada Internacional, y a ser reconocidos como la mejor institución de servicios médicos de Honduras”.
Canales enfatizó que la misión del HAVA no es tan solo la salud física sino también el bienestar espiritual. “Nuestro objetivo primordial es servir, sanar y salvar a los que llegan a nuestra institución”, expresó.
El pastor Elie Henry, presidente de la División Interamericana, celebró el servicio fiel del personal y los voluntarios del hospital. “Han sido parte de una institución hermosa que ha crecido y seguido avanzando, mostrando el amor de Dios mientras presta servicios a la comunidad”, expresó. “Que Dios continúe bendiciendo su trabajo y los guíe para brindar esa atención llena de compasión”.
Las organizaciones claves, lo que incluye la División Interamericana, Salud Adventista Internacional, y otros, fueron reconocidas por sus contribuciones al HAVA, durante una cena especial el pasado 16 de noviembre de 2024.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División Interamericana.