North American Division

El mensaje adventista acerca de la temperancia es más relevante que nunca, según los expertos

Los investigadores analizan lo que la iglesia puede hacer para ayudar a las personas a liberarse de las adicciones.

Líderes y defensores adventistas de la salud siguen las presentaciones plenarias en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].

Líderes y defensores adventistas de la salud siguen las presentaciones plenarias en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].

Una presentación realizada el 5 de abril de 2023 en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana de los Adventistas del Séptimo Día en Lexington, Kentucky, Estados Unidos, arrojó luz sobre el contexto en el que surgió el mensaje adventista de salud y analizó los esfuerzos de la iglesia para luchar contra el alcohol y otras drogas. Los ponentes principales fueron Duane McBride y Alina Baltazar, un dúo de padre e hija, investigadores experimentados en el tema.

En su presentación de 90 minutos, también repasaron los programas actuales que la iglesia dirige hacia los principios, la prevención y la recuperación, y compartieron las mejores prácticas de prevención que las iglesias locales pueden aplicar para luchar contra este flagelo.

Duane McBride presenta en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana en Lexington, Kentucky, Estados Unidos, el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review]. 
Duane McBride presenta en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana en Lexington, Kentucky, Estados Unidos, el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review]. 

Primero le tocó a McBride proporcionar antecedentes acerca del mundo en el que nació la Iglesia Adventista. “La Declaración de Independencia [de Estados Unidos] se escribió en una taberna, no en una iglesia”, recordó McBride a los líderes y defensores adventistas de la salud. “Y la primera pausa para el café fue una pausa para la coca”. Esta última afirmación se refiere al hábito del siglo XIX de consumir cocaína, que estaba ampliamente disponible.

También es un tema de interés personal, dijo McBride, al compartir cómo el alcoholismo destruyó la familia extendida de su madre hasta que ella se hizo adventista del séptimo día.

EN LA HISTORIA DE EE. UU.

Los puritanos se oponían a la embriaguez, pero no al alcohol, dijo McBride. Además, durante la Guerra Civil, los médicos utilizaban la morfina para tratar el dolor. Después de la guerra, muchos soldados siguieron usando morfina, que era fácil de conseguir.

El popular catálogo de Sears vendía opiáceos (heroína) y jeringuillas, afirmando que no creaba adicción y aliviaba el dolor. “El Papa, Thomas Edison y el presidente McKinley recomendaban el vino de coca”, afirma McBride. “Se anunciaba como una ayuda para trabajar duro, independientemente de las condiciones, sin propiedades adictivas”.

Las consecuencias de tales comportamientos desembocaban en violencia doméstica, una amplia variedad de problemas de salud, adicciones, pérdida de productividad y pobreza.

Alina Baltazar es una experimentada investigadora del tema de las adicciones y el papel de la fe y la espiritualidad. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].
Alina Baltazar es una experimentada investigadora del tema de las adicciones y el papel de la fe y la espiritualidad. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].

Al mismo tiempo, desde finales del siglo XVIII, diversas voces en Estados Unidos alertaban contra el alcohol y las drogas y abogaban por la temperancia. Los defensores organizaron sociedades y publicaron revistas para luchar contra el consumo de alcohol.

LA IGLESIA ADVENTISTA, LA TEMPERANCIA Y LA PROHIBICIÓN

Elena de White llamaba a la temperancia “su tema favorito”, del que hablaba en sus presentaciones en las iglesias adventistas y otras iglesias cristianas. Ella definió la temperancia como “[Abstenerse] por completo de lo que es perjudicial, y [usar] juiciosamente solo alimentos saludables y nutritivos”, recordó McBride a los líderes de la salud.

White también animó a todos los miembros de la Iglesia a implicarse en un esfuerzo de defensa, subrayó McBride. White, dijo, llamó a cada defensor a “ejercer su influencia mediante el precepto y el ejemplo [...] a favor de la prohibición y la abstinencia total”.

McBride destacó que White, sin embargo, no se limitó a luchar contra este flagelo, sino que también se centró en los esfuerzos de recuperación, ayudando a las personas que habían caído presas y estaban esclavizadas por la intemperancia.

EL CONSUMO DE ALCOHOL EN LA ACTUALIDAD

La mayoría de los estudios de investigación serios coinciden en que el consumo de alcohol no tiene beneficios para la salud, afirmaron McBride y Baltazar. Explicaron que “incluso en los casos en que los investigadores hablaban de un supuesto beneficio, a menudo se demostraba que habían alterado el modelo de medición para ajustarlo a sus conclusiones”.

McBride y Baltazar añadieron que “el alcohol aumenta la violencia de todo tipo, los daños cerebrales, el cáncer y los problemas cardíacos. Otras consecuencias demostradas son el aumento de los accidentes, la pobreza y el divorcio. Y las repercusiones económicas totales del trastorno por consumo de alcohol incluyen miles de millones de dólares en costos sanitarios”.

Un grupo de expertos, entre los que se encuentran Duane McBride (izquierda) y Alina Baltazar (segunda por la izquierda), responde a las preguntas de los participantes en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana, celebrada el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].
Un grupo de expertos, entre los que se encuentran Duane McBride (izquierda) y Alina Baltazar (segunda por la izquierda), responde a las preguntas de los participantes en la Cumbre de Salud de la División Norteamericana, celebrada el 5 de abril. [Foto: Marcos Paseggi, Adventist Review].

QUÉ ESTÁ HACIENDO LA IGLESIA ADVENTISTA

Siguiendo su posición histórica, la Iglesia Adventista ha puesto en marcha múltiples iniciativas para desalentar la venta y el consumo de alcohol. Al mismo tiempo, se ha preocupado de apoyar a quienes se están recuperando de las adicciones o sienten el deseo de liberarse de ellas.

Estas iniciativas incluyen la Comisión Internacional para la Prevención del Alcoholismo y la Drogodependencia, fundada en 1952, que aboga por políticas que restrinjan el acceso. Otras son el Ministerio Adventista de Recuperación y el Instituto para la Prevención de las Adicciones, este último en colaboración con la Universidad Andrews.

La investigación ha demostrado ser un testimonio de los esfuerzos de la Iglesia. Estudiosos adventistas presentan ponencias y publican artículos con regularidad sobre temas relacionados con las adicciones y la recuperación. “Un análisis de los datos en línea muestra que las publicaciones científicas de estudiosos adventistas sobre estos temas se leen en todo el mundo”, dijo Baltazar. “Y los temas más leídos incluyen investigaciones científicas sobre fe y prevención, servicio y prevención, y el alcohol como bebida no saludable”.

EL PAPEL DE LA IGLESIA LOCAL

Uno de los participantes en la cumbre, que se definió a sí mismo como “un adicto recuperado”, preguntó a McBride y Baltazar qué pueden hacer las congregaciones locales para asegurarse de que el mensaje de la iglesia contra las adicciones y sus esfuerzos de recuperación llegan más allá de las puertas del santuario. “Nuestras comunidades están sufriendo, y la gente ni siquiera sabe quiénes son los Adventistas del Séptimo Día”, dijo.

McBride y Baltazar coincidieron con él al subrayar que una iglesia adventista local puede desempeñar un papel clave para impulsar estos ministerios e iniciativas.

“Una iglesia local puede trabajar para fortalecer la fe y las familias y apoyar iniciativas de servicios comunitarios”, dijeron. “Una congregación también puede implementar programas de mentores, proporcionar educación sobre traumas y patrocinar ministerios de recuperación. Su papel es esencial para conectar la iglesia con la comunidad y ayudar a las personas a liberarse de las adicciones”.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de Adventist Review.

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