A medida que el mundo y la sociedad se desintegran, la iglesia también se ve afectada. En medio de todo esto, Dios nos llama a comprometernos con el ministerio para restaurar su imagen en la gente, dijo Ted N. C. Wilson, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esta declaración de Wilson fue el eje central de su mensaje pastoral durante el Concilio Anual el 8 de octubre de 2022 en la sede de la iglesia en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos.

Más de 340 delegados de todo el mundo se sumaron a esta semana de trabajo anual de la iglesia, donde escucharán y votarán informes, planes y estrategias. Esta también es una experiencia profundamente espiritual, dijeron los líderes, ya que incluye momentos de adoración, oración y de proyección misionera.

Durante su mensaje en el culto de adoración sabático, Wilson llamó a todos los líderes y miembros de iglesia a evitar distracciones y concentrarse en proclamar el mensaje de los tres ángeles, un mensaje bíblico que llama a la gente a volver a la adoración del Dios verdadero. “Eviten las discusiones y las controversias quisquillosas e improductivas. Concéntrese en el Señor y su maravillosa verdad bíblica en todo su esplendor”, dijo Wilson.

Un Ministerio Integral

Cuando los adventistas del séptimo día se preguntan cómo vivir justo antes de la venida de Cristo y qué papel desempeñar, Wilson analizó la importancia de la enseñanza bíblica de Isaías 58. Dijo que es un capítulo que “nos da una clave audaz para dilucidar nuestro papel y ministerio en el tiempo del fin”.

Wilson explicó que Dios nos llama a cada uno a “activar la alarma” asumiendo un ministerio integral que satisfaga las necesidades físicas y espirituales de las personas dentro y fuera de la iglesia. Es un ministerio que, según la cofundadora de la Iglesia Adventista, Elena de White, “dará vida a las iglesias” y abarca, entre otras cosas, promover la obra evangélica alimentando a los hambrientos y ayudando a los que sufren.

Qué implica el ministerio

Según el mensaje de Dios mediante el profeta Isaías, explicó Wilson, el ministerio contrarresta nuestro egoísmo natural y nos llama a abrirnos para satisfacer las necesidades los demás. “Dios dice: 'No seas egocéntrico”, señaló Wilson. “Atiende a los necesitados que te rodean. Ayuda a quienes están atrapados en hábitos horribles. Lleva alivio a los que están agobiados por las cargas. Ayuda a los que están esclavizados a librarse mediante el poder de Cristo. Elimina las circunstancias dolorosas que impiden que la gente desarrolle todo su potencial. ¿Tienes comida?, compártela. ¿Tienes un techo sobre tu cabeza?, compártelo. ¿Tienes ropa?, compártela. Deja de fingir que conoces a [Dios]; demuéstralo realmente haciendo algo por tus semejantes”.

Al hacer esto, dijo Wilson, estaremos aplicando el ministerio integral de Cristo, que “consistía en enseñar las verdades eternas, llevarlas a la práctica y sacar a la gente de la degradación para ver en ella lo que él finalmente quería: la vida eterna”.

Cómo mostrar el amor de Dios

No estamos hablando de predicar un evangelio social sino de aplicar el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14, que es “un llamado práctico a restaurar la imagen de Dios en los seres humanos mediante el poder del Espíritu Santo”, dijo Wilson. “La aplicación práctica de esos profundos mensajes proféticos se aprecia en las cosas tangibles que él hace por medio de nosotros al cumplir el ministerio de Cristo. La gente anhela ver el amor de Dios manifestado de manera práctica en nuestra vida [...]. Cuando los demás vean que el amor abnegado de Dios se manifiesta en nuestra vida como un testimonio práctico, se preguntarán por qué actuamos de esta manera; serán guiados al pie de la cruz, a la asombrosa gracia de Cristo y a su poder transformador”.

Wilson subrayó específicamente la obra médicomisionera, también conocida como "ministerio de salud integral", que implica llegar a los necesitados y, en última instancia, conducirlos a Cristo. Esa aplicación práctica del ministerio de Cristo está ligada directamente a la proclamación final del mensaje del tercer ángel, que llama a los creyentes a evitar el error y a aceptar la verdad de Dios en su totalidad, dijo.

Ese enfoque proactivo de trabajar por los demás nos ayudará a evitar la crítica y los chismes y, como resultado, nos fortaleceremos, expresó Wilson. Explicó que el mensaje de Isaías 58 nos garantiza que, si adoptamos el ministerio de la bondad como propio, el Señor nos guiará y prosperaremos. “Debido a nuestra conexión con [Jesús] como el Agua Viva, floreceremos como un jardín regado con un manantial de agua que nunca se acaba”.

Reparadores de portillos

Wilson explicó que el pecado ha abierto una brecha en la ley de Dios y en ese contexto, en Isaías 58, se nos llama a ser “reparadores de portillos”. Citó a White de su libro El ministerio de la bondad, donde escribió: “Con la labor de defender los mandamientos de Dios y reparar las brechas que se han hecho a la ley de Dios, hemos de unir la compasión por la humanidad doliente. […] Solamente con un generoso desinterés por aquellos que necesitan ayuda podremos dar una demostración práctica de las verdades del Evangelio” (pp. 35, 36).

Ser reparadores de portillos implica exaltar la Palabra de Dios para restaurar su ley “al lugar que le corresponde y guiar a la gente hacia el Autor de las Escrituras, nuestro Dios y Salvador”, resaltó Wilson. También implica restaurar las bendiciones del sábado al lugar que legítimamente les corresponde. “Si se lo entiende y se lo guarda correctamente, el sábado es la clave para la felicidad del hombre tanto aquí como en el más allá”, leyó Wilson, citando el Comentario bíblico adventista del séptimo día. “El sábado es una de las mayores bendiciones que un Creador amante les otorgó a los hombres”.

En la parte final de su mensaje, Wilson llamó a todos los líderes y miembros de iglesia a asumir esta misión de restauración. “Como parte de la proclamación del mensaje de los tres ángeles, sé un reparador de portillos. ¡Haz algo por Dios como parte de Todo miembro involucrado! No podemos ayudar a la gente filosofando desde el banquillo [...]. [Debemos] usar nuestros talentos para provocar un impacto espiritual y práctico en la vida de los demás mediante el poder del Espíritu Santo. Pídele a Dios que te guíe hacia quienes necesitan ayuda. Él te responderá. ¡Sé reparador de portillos! Dios nos hará subir sobre las alturas de la tierra si hacemos su voluntad”.

La versión original de este artículo se publicó en el sitio web de Adventist Review.