Inter-European Division

ADRA Bulgaria y UNICEF terminan el primer año escolar para los refugiados ucranianos

El proyecto “Alas para nuestros hijos” ofrece oportunidades educativas, apoyo psicológico y asistencia social a más de 1.100 niños ucranianos.

El Día del Alfabeto Eslavo, la Ilustración y la Cultura Búlgaras marcó el cierre del primer año escolar para los refugiados ucranianos en Bulgaria. ADRA Bulgaria lo celebró felizmente con los estudiantes y profesores ucranianos que participan en el proyecto “Alas para nuestros hijos”. El proyecto brinda oportunidades educativas, apoyo psicológico y asistencia social a más de 1.100 niños ucranianos en 8 centros educativos cercanos a Varna, una marquesina ciudad costera de Bulgaria. Además de las clases escolares, también hay jardín de infancia, guardería y distintos clubes deportivos.

Las madres ucranianas aprecian mucho el proyecto. El año escolar empezó en línea para los niños, y al principio todo iba bien, pero luego los tiroteos habituales en la infraestructura energética lo paralizaron. Es estupendo que no solo los niños puedan beneficiarse del programa; también proporciona medios y ocupación a los refugiados adultos. 

Unos 60 profesores ucranianos y búlgaros participan en actividades extraescolares, como búlgaro, inglés, matemáticas, química, historia de Bulgaria, cultura financiera, asignaturas del plan de estudios básico, música, tecnología, arteterapia, psicoterapia, etc. Dentro del proyecto se organizaron festivales de música y vacaciones para niños. Se proporcionaron libros de texto, material de estudio, pizarras interactivas, ordenadores, proyectores e impresoras. El efecto de este proyecto es mantener ocupados de niños de edad escolar y su inclusión en el sistema educativo de Bulgaria.

“Cuando vivimos en [comunidad], nos convertimos en una sola familia”, afirma Natalia Kuzmenko, una de las organizadoras de la parte ucraniana. “Es muy positivo que haya tantos niños; así pueden adaptarse, encontrar amigos y disfrutar del compañerismo. Esto es crucial”.

“Lo que más me gusta es el compañerismo, el desarrollo. Actualmente, la educación en Ucrania está parada, y aquí tenemos la oportunidad de seguir desarrollándonos, de aprender algo nuevo. Ahora estoy deseando que lleguen las vacaciones de verano, pero al mismo tiempo seguiremos estudiando idiomas: inglés y búlgaro”, dice Anna, una adolescente de Odesa (Ucrania) que ya habla búlgaro.

Hasta ahora, la financiación del proyecto asciende a 190.000 euros (unos 204.000 dólares), pero esto es solo el primer paso. Todos oran por la paz. Sin embargo, si el conflicto continúa, el proyecto seguirá adelante también el año que viene. 

La buena noticia es que algunos de los padres y profesores ya asisten a los cultos, organizados por un pastor adventista refugiado.

Sí, es un efecto dominó. El proyecto sigue tocando y cambiando vidas.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la División Intereuropea.