En una sala llena de niños entusiastas, Claudinier Ribeiro da Silva, un veterano de la Segunda Guerra Mundial de 99 años, comparte lecciones de vida y conocimientos. Al participar de Misión Caleb, una iniciativa de voluntariado centrada en la educación, el servicio social y el desarrollo comunitario, Silva ofreció mucho más que lecciones tradicionales; compartió experiencias que dieron forma a un siglo.

Acerca de Misión Caleb

En el centro-norte de Espírito Santo, Brasil, más de 8.000 jóvenes dedican sus vacaciones escolares a participar de acciones caritativas. El proyecto, una iniciativa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, anima a los jóvenes a dedicar tiempo a ayudar a las comunidades necesitadas, difundiendo mensajes de amor y esperanza. Las recientes actividades en el centro-norte de Espírito Santo comenzaron el sábado 13 de enero de 2024 y continuaron hasta el 29 de enero.

La Segunda Guerra Mundial

Silva, nacido en 1924, ha sido testigo de algunos de los acontecimientos más significativos de la historia moderna. Durante la Segunda Guerra Mundial, vivió una experiencia que, según él, le enseñó sobre la resistencia, el valor y la importancia de la paz. Hoy, lleva estas lecciones a los alumnos de la Escuela Cristiana de Vacaciones (ECV), donde ha enseñado a los niños de una comunidad pobre en el extremo de Carapina, un barrio de la Gran Vitória.

“Mi vida ha sido un largo viaje, y ahora puedo utilizar lo que he aprendido para ayudar a estos jóvenes”, dice Silva, con una sonrisa afectuosa. “Es más que enseñar matemáticas o historia; se trata de enseñar valores y esperanza”.

Además de dar clases, el excombatiente trabajó activamente en la clasificación de donaciones que se distribuían a personas en situación de vulnerabilidad social, así como en la organización de la ECV y otras actividades.

Voluntariado

Los más de 8.000 jóvenes voluntarios de Misión Caleb en Espírito Santo se dividieron en unos 200 equipos de unos 40 integrantes cada uno.

Las acciones incluyeron orientación sanitaria por medio de conferencias, vacaciones y cursos, servicios comunitarios como donación de sangre, limpieza de espacios públicos, renovación de viviendas para personas necesitadas y campañas de sensibilización.

También formaron parte de los equipos profesionales de la salud, que ofrecieron atención médica. Silva es uno de los voluntarios con más experiencia, pero su edad no merma su entusiasmo.

Vidas inspiradoras

“Es una inspiración”, afirma Juliana Loubaque, coordinadora de Misión Caleb en Carapina. “Es un honor contar con el apoyo de Claudinier. Una persona de 99 años que está presente siempre que puede y es un ejemplo de disciplina y actitud”.

Según Loubaque, entre las enseñanzas del veterano, Silva habló de cómo llegar a los ancianos al usar remedios naturales, practicar actividad física, confiar en Dios, comer bien y beber ocho vasos de agua diarios, cuidando el cuerpo y la mente. “Como él mismo dice: ya fue a la guerra para defender a su país, pero hoy es parte del ejército del Señor y está siempre listo para servir”, dice emocionada.

Batalla

Al finalizar la jornada, los niños despidieron a Silva con abrazos y sonrisas. Aunque su época de combatiente ha quedado atrás, su batalla actual es por la educación, la salud y el futuro de estos niños. A sus 99 años, Silva no solamente enseña lecciones del pasado, sino que también siembra semillas de esperanza para el futuro.

“Quiero que sepan que pueden superarlo todo”, dice Silva mirando a sus jóvenes alumnos, “que pueden ser el cambio que quieren ver en el mundo, como yo intenté ser”.

La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias en portugués de la División Sudamericana.