Andrews University

Voluntarios preparan más de 6.000 presentes para los presos

La iniciativa forma parte de una asociación de la Universidad Andrews con Christmas Behind Bars.

Nicholas Gunn y Sara Hamstra, Universidad Andrews
El cuerpo docente, el personal y los estudiantes de la Universidad Andrews trabajaron como voluntarios junto a miembros de la comunidad en Christmas Behind Bars en el gimnasio Johnson.

El cuerpo docente, el personal y los estudiantes de la Universidad Andrews trabajaron como voluntarios junto a miembros de la comunidad en Christmas Behind Bars en el gimnasio Johnson.

[Foto: Nicholas Gunn]

El 27 de octubre de 2024, más de 500 estudiantes, profesores y miembros de la comunidad de la Universidad Andrews se reunieron para el tercer evento anual de servicio “Christmas Behind Bars” [Navidad tras las rejas]. Durante el proyecto, que tuvo lugar en el campus de la Universidad Andrews en Berrien Springs, Michigan, Estados Unidos, los voluntarios empaquetaron miles de bolsas de regalo con aperitivos, literatura inspiradora y mensajes de ánimo para personas encarceladas.

El programa de este año marcó un hito, ya que los voluntarios trabajaron para preparar más de 6.300 paquetes destinados a reclusos de las prisiones estatales de Nebraska. El impacto del evento fue más allá de la distribución de golosinas; ofreció un mensaje de esperanza y conexión para quienes pasan las fiestas entre rejas.

La visión de Christmas Behind Bars tiene sus raíces en la experiencia personal de su fundador, Lemuel Vega, que ahora trabaja como coordinador de voluntarios. Vega, que luchó contra la drogadicción y pasó un tiempo en prisión, encontró la fe gracias a la visita de un pastor adventista a su habitación de hospital. Al reflexionar en su propia transformación, Vega dijo: “Me puse de rodillas y dije: ’Querido Jesús, ayúdame. Quiero dejarlo, pero no puedo’”. Su experiencia lo llevó a fundar Christmas Behind Bars hace casi tres décadas, comenzando con 350 paquetes preparados para los reclusos de una cárcel local del condado.

Desde entonces, el proyecto ha crecido exponencialmente, entregando miles de paquetes cada año en varios estados, como Indiana, Kentucky y Alabama. Vega explica: “En la actualidad empaquetamos más de 6.300 paquetes. Todos los reclusos del estado de Nebraska recibirán un paquete; sus vidas serán tocadas y animadas para Cristo gracias al esfuerzo realizado aquí mismo, en la Universidad Andrews”.

En sus primeros años, Christmas Behind Bars se sustentaba con los aportes del negocio de comestibles de Vega, que gestionaba desde su furgoneta. El crecimiento del ministerio exigió superar numerosos desafíos, incluida la resistencia de las autoridades penitenciarias. Vega relató una anécdota particular, en la que la oración persistente condujo a un gran avance.

“El director de la cárcel no quería los paquetes. Todas las mañanas orábamos. Decíamos: ’Señor, sabemos que puedes abrirte camino, pero no nuestra voluntad. Hágase tu voluntad’”. Cuando un nuevo director asumió el cargo, las puertas se abrieron por fin, lo que permitió ampliar el programa a miles de reclusos. Desde entonces, el proyecto se ha convertido en una iniciativa nacional que funciona únicamente con donaciones individuales.

El acto anual de la Universidad Andrews es un testimonio del compromiso de la universidad con el fomento del servicio y la participación comunitaria entre sus estudiantes, afirmaron los responsables de la universidad. Teela Ruehle, directora de Misiones Estudiantiles y Proyectos de Servicio de Andrews, compartió su entusiasmo por el evento, describiéndolo como “uno de mis proyectos favoritos”. Ruehle ve el evento como una poderosa oportunidad para que los estudiantes experimenten la importancia del servicio. Es muy importante que todos tengan la experiencia de servir. Esta es una manera de abrirles los ojos al voluntariado y, seamos realistas, Dios nos llamó a servir”. Ruehle hizo hincapié en el impacto emocional que estos paquetes pueden tener en los destinatarios, explicando que cada bolsa contiene un mensaje que puede “abrirles los ojos al amor de Jesucristo”.

Esther Knott, directora del Centro InMinistry del Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día de la Universidad Andrews, desempeñó un papel decisivo en la obtención de fondos y la organización del acto de este año. Knott ayudó a recaudar 8.000 dólares de diversas fuentes, como el Fondo de Compasión de la División Norteamericana, el Ministerio en Campus Públicos y las iglesias locales, como la Pioneer Memorial Church y la Village Seventh-day Adventist Church.

Knott recordó: “El desafío era conseguir que la gente viniera en un principio; nos preocupaba no tener suficiente gente”. No obstante, más de 500 voluntarios se unieron para apoyar la causa, cada uno con una etiqueta con su nombre que fomentaba el sentido de comunidad mientras trabajaban codo con codo.

Knott también inició una colaboración con Christmas Behind Bars a principios de año, durante la beca anual de otoño para empleados de la Universidad Andrews. La Universidad Andrews distribuyó más de 300 Biblias de estudio para los internos de un correccional de mujeres de Illinois. En el evento, los empleados y sus familias escribieron pasajes de las Escrituras, referencias para que los lectores las buscaran, notas personales y firmaron con sus nombres de pila en las Biblias, que se incluyeron en paquetes de atención. Knott también tuvo la oportunidad de ayudar a Vega a distribuir las Biblias entre las mujeres del correccional. “Una mujer me dijo que hacía 10 años que no tenía una Biblia”, recuerda. “Perdió la suya cuando se quemó su casa”.

Más allá de satisfacer una necesidad logística, estos eventos han tenido un impacto duradero en quienes participaron. Knott observó que los eventos de servicio en el campus proporcionan una oportunidad única para la construcción de la comunidad, como, por ejemplo, ofrecer a los profesores la oportunidad de trabajar con los estudiantes de una manera nueva más allá del aula. “Como miembro del profesorado del campus, cuando mis alumnos del seminario están aquí, puedo ver quién interviene porque ve una necesidad”, dijo Knott. Mientras trabajan juntos, los voluntarios vislumbran el profundo impacto que tienen sus esfuerzos, no solamente en el momento, sino también en las vidas de quienes reciben los paquetes.

Para muchos estudiantes, Christmas Behind Bars es un primer paso en el mundo del voluntariado. Ruehle destacó la importancia de esta experiencia, señalando: “Muchos de nuestros estudiantes vienen aquí y no han sido voluntarios antes, y esta es una gran manera de abrir esa puerta y darse cuenta de que se puede hacer algo para influir en los demás, por pequeño que sea”.

El artículo original se publicó en el sitio web de la Universidad Andrews.

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