North American Division

Voluntarios adventistas se unen para ayudar en la recuperación tras el huracán Helene

Estudiantes y otras personas prestan servicio en algunas de las comunidades más afectadas.

Grupo de voluntarios de 2Serve, que habían estado recibiendo capacitación para responder en tiempos de crisis. Tras el huracán Helene, tuvieron que interrumpir su capacitación y pasar a la acción.

Grupo de voluntarios de 2Serve, que habían estado recibiendo capacitación para responder en tiempos de crisis. Tras el huracán Helene, tuvieron que interrumpir su capacitación y pasar a la acción.

[Foto: Servicios e Industrias de Laicos Adventistas]

Cuando el huracán Helene se abatió sobre el sureste de Estados Unidos, un equipo de la Academia Heritage, con sede en Tennessee, ya estaba impartiendo capacitación en preparación para desastres en la Academia Adventista Mount Pisgah.

Dirigido por 2Serve, un ministerio de formación y respuesta ante catástrofes dirigido por Jim Ingersoll y afiliado a la Academia Heritage, el equipo de líderes estudiantiles y personal había estado capacitando a los alumnos respecto a cómo responder en tiempos de crisis. Pero como Helene se hizo más fuerte y su trayectoria más impredecible, fue necesario interrumpir la capacitación.

El equipo se apresuró a volver a casa, escapando por muy poco de las carreteras destrozadas, solo para dar media vuelta días después y dirigirse de nuevo a Carolina del Norte, esta vez para ayudar a la comunidad de la Academia Fletcher, en Fletcher, que estaba rodeada por la devastación.

“Fue providencial”, dijo Debbie Baker, presidenta de la Academia Heritage y presidenta de la Sección Sur de Servicios e Industrias de Laicos Adventistas (ASi). “Volvimos justo a tiempo antes de que la autopista interestatal quedara destruida, y luego nos reagrupamos de inmediato para ayudar a la Academia Fletcher y a la zona circundante”.

Esta rápida movilización sentó las bases para una colaboración más amplia entre los ministerios miembros de ASi: la Academia Heritage Academy y la Academia Fletcher, y la comunidad adventista en general, incluidos laicos, estudiantes universitarios, representantes de la Asociación de Carolina de la Iglesia Adventista, y más, demostrando cómo la fe y el servicio pueden traer esperanza y sanación en medio del desastre.

2Serve ha participado activamente en la respuesta a catástrofes durante casi 20 años, capacitando a estudiantes para servir durante crisis como la del huracán Katrina.

“Vimos cómo los jóvenes cambiaban por medio de su ministerio a otros necesitados durante su momento más vulnerable. Les da la oportunidad de pensar más allá de sí mismos y ver la diferencia que pueden marcar”, explica Baker. En la respuesta a la recuperación de Helene, su trabajo se hizo aún más colaborativo con entidades adventistas cuando volvieron a ayudar en la comunidad de Fletcher.

La Academia Fletcher, situada en el oeste de Carolina del Norte, evitó graves daños en su campus, pero la comunidad circundante se vio gravemente afectada. Las casas se inundaron, las carreteras quedaron bloqueadas y los residentes se quedaron sin electricidad ni agua.

El vicedirector de Fletcher, Brad Durby, compartió en las redes sociales cómo la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Fletcher abrió rápidamente sus puertas a los voluntarios. “Hay miles de voluntarios sobre el terreno haciendo lo que pueden para llevar consuelo a los necesitados y a los que han experimentado grandes pérdidas”, dijo Durby. “Nuestra propia Iglesia Adventista del Séptimo Día de Fletcher es la ‘base de operaciones’ de uno de los muchos grupos, haciendo exactamente lo que hizo Jesús [...] curando a los que sufrían, pero también ministrándolos al mismo tiempo”.

Jim Ingersoll (izquierda), líder del grupo de respuesta a desastres 2Serve, capacitando a voluntarios.
Jim Ingersoll (izquierda), líder del grupo de respuesta a desastres 2Serve, capacitando a voluntarios.
Dos estudiantes voluntarios ayudan a limpiar el barro de una de las casas afectadas por el huracán Helene.
Dos estudiantes voluntarios ayudan a limpiar el barro de una de las casas afectadas por el huracán Helene.

Durby también compartió que Ingersoll recordó a los voluntarios que “se tomaran tiempo para escuchar” a las personas a las que estaban ayudando y que “no se centraran tanto en ayudarlos físicamente que se perdieran un momento ‘Jesús’”.

La colaboración entre las organizaciones fue decisiva para ayudar a los equipos de ambas academias a trabajar juntos con miembros de la comunidad, miembros de la iglesia y voluntarios de cerca y de lejos. Limpiaron escombros, establecieron puntos de distribución (POD) de suministros básicos y ofrecieron apoyo espiritual. “No solamente proporcionamos ayuda física”, dijo Baker. “Ofrecemos oraciones, repartimos libros y dedicamos tiempo a conectar con las personas que sufren”.

En cada POD, los voluntarios instalaron puestos de oración, donde invitaban a los miembros de la comunidad a recibir apoyo espiritual junto con ayuda física. Un joven voluntario de la Academia Heritage, inicialmente tímido a la hora de dirigir la oración, acabó pasando todo el día en el puesto de oración, ofreciendo plegarias a los supervivientes. “Son experiencias que cambian la vida de los jóvenes”, dijo Baker. “Poder orar con alguien y ver el impacto que tiene, es algo que no se puede enseñar en una clase”.

En el centro del esfuerzo de ayuda no solamente estaba el trabajo realizado, sino también la fe compartida. Los voluntarios retiraron de las casas dañadas por las inundaciones las pertenencias de los propietarios anegadas por el agua, los paneles de yeso, el aislamiento, los armarios inferiores y el suelo, un proceso que se denomina limpieza, y ayudaron a retirar los árboles. Después de cada limpieza, retirada de escombros o retirada de árboles, los voluntarios se reunían con los propietarios para orar.

Una de las tradiciones más queridas de la Academia Heritage es cantar la canción Still después de terminar su trabajo, recordando a los propietarios que nunca están solos.

“Es un momento fuerte”, dice Baker, reconociendo que el trabajo es delicado, que la vida de la gente acaba de dar un vuelco. “Se ven obligados a deshacerse de pertenencias que tienen un significado y recuerdos. Esperamos que les reconforte saber que, aunque nos vayamos, Dios está con ellos”.

Una de esas historias fue la de Janet, una mujer de la zona que había orado pidiendo ayuda la misma mañana en que los voluntarios llegaron a su casa. Cuando el equipo llamó a su puerta y se ofreció a ayudarla, ella los llamó sus ángeles.

“No se había puesto en contacto con nadie, pero estábamos en el barrio y aparecimos”, cuenta Baker. Los voluntarios ayudaron a Janet a limpiar su casa y, de paso, le ofrecieron apoyo espiritual y emocional.

La respuesta al huracán Helene no se limitó a las dos academias. Ministerios y organizaciones como el Instituto de Salud Wildwood y la Universidad Adventista Southern enviaron equipos de ayuda, y también acudieron muchos laicos de la comunidad adventista. “La colaboración es la clave”, dijo Baker. “Somos mucho más fuertes cuando trabajamos juntos”. Baker explicó que aproximadamente el 65 % de los voluntarios habían recibido previamente capacitación en el Equipo Comunitario de Respuesta a Emergencias (CERT, por sus siglas en inglés) de 2Serve y pudieron desplegarse rápidamente y liderar los esfuerzos.

Las familias locales, muchas de las cuales se enfrentaban a sus propios problemas relacionados con la tormenta, también acudieron como voluntarias. “Fue increíble”, dijo Baker. “Personas que no tenían electricidad ni agua en sus propias casas se presentaron para ayudar a los demás”.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día de Fletcher se convirtió en el eje central de estos esfuerzos, abriendo sus puertas para acoger a los voluntarios y servir de base de operaciones. “Dormíamos en el suelo y casi todas las habitaciones de la iglesia se utilizaban para algo”, explica Baker. “Tuvimos hasta 200 voluntarios yendo y viniendo a lo largo de la semana”.

Mientras continúan los esfuerzos de recuperación del huracán Helene y Florida se prepara para los peligros del huracán Milton, que está a punto de tocar tierra, hay muchas formas de apoyar a estos ministerios. Baker animó a las personas a considerar tanto el apoyo financiero como la capacitación. “Si no puede ser voluntario físicamente, considere la posibilidad de apoyar financieramente a los ministerios. Se necesita mucho para alimentar y alojar a los voluntarios sobre el terreno”.

Para quienes deseen participar directamente, 2Serve ofrece capacitación CERT, que prepara a las personas para responder a catástrofes en sus propias comunidades. “No se trata de si ocurrirá la próxima catástrofe, si no de cuándo ocurrirá”, afirma Baker. “Estar preparado te permite marcar una diferencia tangible”.

Mediante la colaboración entre 2Serve, la Academia Heritage, la Academia Fletcher y la comunidad adventista, este esfuerzo de recuperación ha demostrado la fuerza del servicio impulsado por la fe. “Todos somos vulnerables”, dijo Baker, “pero podemos llevar esperanza y sanación a quienes más lo necesitan”.

La versión original de esta noticia fue publicada en el sitio de noticias de Industrias y Servicios de Laicos Adventistas . La Academia Heritage y la Academia Fletcher son academias de internado coeducativas autosuficientes y no son operadas por la Iglesia Adventista del Séptimo Día corporativa.

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