A más de 130 kilómetros de Hernandarias, ciudad ubicada al sureste de Paraguay, se escribe la historia de fe de David Prieto. Un joven que vive en una zona rural, con acceso limitado a recursos y oportunidades, pero donde un televisor analógico y una antena vieja fueron instrumentos de salvación.
David, conocido por su pasión por la tecnología y su habilidad autodidacta, decidió experimentar con una vieja antena que había encontrado. Usando una aplicación en su celular y buscando códigos de satélites en Google, logró captar la señal del canal Nuevo Tiempo.
“Hace 4 meses, él decidió usar este sistema para lograr captar la señal de Nuevo Tiempo. Él nunca había escuchado nada respecto a este canal, ni de la iglesia. No sabe explicar qué lo impulso a buscar esta señal. Simplemente, siguió adelante hasta que lo consiguió”, menciona Lionel Celano, pastor del distrito misionero de Hernandarias.
Una antena lo llevó a la iglesia
Durante varios meses, siguió con atención los programas y fue cautivado por el mensaje de esperanza y fe que transmitían. En una ocasión, David escuchó la invitación a asistir el sábado a una Iglesia Adventista. Empezó a preguntar en el pueblo si conocían a algún adventista. Fue así que llegó a la casa de unos miembros de la iglesia, pero descubrió que recientemente se habían mudado a otro municipio.
No se rindió. Su búsqueda lo llevó finalmente a la Iglesia Adventista Tierra Prometida, que estaba siendo construida por los jóvenes Caleb (voluntarios que dedican los periodos de vacaciones para hacer misión) a principios del 2024. Un sábado por la mañana, David apareció en la iglesia, ansioso por aprender más. Allí conoció a Cantalicio Cristaldo, un adventista de esa iglesia, quien se sorprendió con la historia y guardó su contacto. Desde ese momento comenzaron a comunicarse por medio de WhatsApp con regularidad.
El pastor distrital comenta que “David compartió el mensaje con su familia y juntos fueron aprendiendo más acerca de las verdades bíblicas. Hoy David y su hermano Jorge están preparados para entregar su vida a Cristo, mientras su familia sigue estudiando y desea profundizar sus conocimientos sobre la Iglesia Adventista”.
“La historia de David nos recuerda que el poder de Dios puede superar cualquier barrera. A veces, lo más sencillo y humilde puede ser el medio a través del cual Él realiza sus maravillas”, finaliza.
El artículo original se publicó en el sitio web en español de la División Sudamericana.