Los seguidores de Cristo sufrieron humillación, sufrimiento y persecución. Fueron despojados de sus posesiones y expulsados de sus hogares. Fueron "falsamente acusados de los más espantosos crímenes y eran señalados como la causa de las mayores calamidades…” fueron “objeto de los odios y sospechas del pueblo... Se los condenaba como rebeldes contra el imperio, enemigos de la religión y azotes de la sociedad. Muchos eran arrojados a las fieras o quemados vivos en los anfiteatros. Algunos eran crucificados; a otros los cubrían con pieles de animales salvajes y los echaban a la arena para ser despedazados por los perros." (CS 38.2).
Pero a pesar de esto, el número de cristianos aumentó. Como Satanás no estaba teniendo éxito.
Aunque ridiculizados por su fe, los primeros cristianos se mantuvieron fieles a las enseñanzas de Cristo y sus discípulos.
Estamos viviendo en los últimos tiempos. Nuestra única seguridad es edificar sobre la roca sólida de la Palabra de Dios. Como tal, pidamos la guía del Espíritu Santo mientras estudiamos la Biblia, comprendemos sus enseñanzas, las aceptamos en nuestros corazones y las compartimos con los demás.
Para obtener más información sobre la persecución en los primeros siglos, descarga y lee El Conflicto de los Siglos de Elena de White, en https://greatcontroversyproject.org/.