Cuando Lutero finalmente fue liberado y volvió a hablar en público, hubo una oleada de fanatismo cuando los reformadores acudieron en masa a sus reuniones. Sin embargo, Lutero continuó exaltando la Santa Palabra de Dios, e incluso comenzó a traducir el Antiguo Testamento y distribuirlo en partes lo más rápido posible.
Debido a los continuos esfuerzos de Lutero, más personas vieron la conversión y conocieron a su Salvador a través de la Palabra de Dios, aprendiendo a valorar y compartir la verdad de Dios con otros como lo hacen los creyentes hoy.
Para obtener más información sobre la reforma contínua en Alemania y cómo se relaciona con nuestra experiencia actual, lee El Conflicto de los Siglos, de Elena G. de White, disponible en https://greatcontroversyproject.org/.