Phee y Mauy, propietarios de Pheerapon Café and Bake Shop, en el distrito tailandés de Kanchanaburi, se encuentran en la intersección del logro culinario y la revelación espiritual.
Sus creaciones culinarias no solamente entusiasman a los paladares locales, sino que también obtienen reconocimiento nacional: una de sus especialidades apareció en la principal cadena de televisión del país. Esto puso de manifiesto su posición en el panorama culinario de la ciudad.
A pesar de adherirse a las tradiciones budistas, Phee abrazó el cristianismo antes de conocer a Mauy, la única cristiana de su familia. Juntos iniciaron su aventura empresarial con humildes comienzos, dedicando incansables esfuerzos a su pequeño negocio.
Un encuentro casual con un pastor adventista y su esposa marcó un punto de inflexión en la vida de ellos. Agradecidos por el providencial encuentro, acogieron con satisfacción la oportunidad de explorar las enseñanzas de Jesús, encendiendo un nuevo sentido de propósito y despertar espiritual en su panadería. Este encuentro despertó la curiosidad y allanó el camino para más oportunidades de estudio de la Biblia. A medida que Phee y Mauy profundizan en el aprendizaje de la fe adventista y la Biblia, han abierto de buen grado su tienda a otras personas interesadas en estudiar juntos las Escrituras y descubrir las verdades que encierra la Biblia.
“La palabra de Dios tiene el poder de transformar vidas y guiarnos en el camino de la vida. Creemos que él nos confió este lugar para compartir sus bendiciones en esta comunidad”, dijo Phee.
“Cuando permitimos que la palabra de Dios penetre profundamente en nuestra vida, conduce a una transformación positiva. A medida que la Biblia se manifiesta gradualmente en nuestras acciones, esto contribuye a crear una comunidad mucho mejor”, añadió Phee.
Hoy, la panadería de Phee y Mauy es algo más que un destino culinario: se ha convertido en un centro de estudio de la Biblia y confraternización. Al ser testigos de cómo personas de diversas procedencias se reúnen para buscar orientación espiritual, ven su establecimiento como un lugar de inclusión y amor.
“Estamos agradecidos a Dios por esta tienda, que se ha convertido en un lugar donde la gente puede reunirse para adorarlo. Independientemente de la procedencia, las creencias o la religión, todos son bienvenidos simplemente para estar en comunión y adorar”, narra Muay.
Su compromiso con la fe, unido a una dedicación inquebrantable, ha hecho florecer su negocio a lo largo de los años. A partir de una operación a pequeña escala, ampliaron sus panaderías y cafeterías, e incluso se aventuraron en plataformas en línea para ampliar su alcance.
Al embarcarse en este viaje transformador, piden humildemente oraciones para seguir creciendo espiritualmente y establecer vínculos significativos con su comunidad. Las reuniones de sus grupos de atención ofrecen un espacio para cultivar relaciones basadas en la compasión y la comprensión, fomentando un entorno acogedor en el que las enseñanzas del amor de Cristo resuenan en todos los que entran.
Phee y Mauy elaboran algo más que panes: forman parte de una iniciativa para construir un espacio seguro para una comunidad en la que el cristianismo no es la fe predominante. Su ferviente oración es extender el mensaje de esperanza a todos e invitarlos a compartir conversaciones sencillas en el reconfortante abrazo de su modesta panera.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División Sudasiática del Pacífico.