Un musical de una hora de duración, calificado como "conmovedor" y "emocionante" por algunos de los que lo vieron, dio inicio a las celebraciones del 120° aniversario de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Corea.
El acto dio comienzo a un fin de semana de ceremonias y actividades en el auditorio principal de la Universidad Sahmyook de Seúl, el 8 de noviembre de 2024, con la presencia de líderes mundiales y regionales de la Iglesia, invitados especiales y la comunidad eclesiástica.
"El peregrinaje de la Iglesia Adventista de Corea, que comenzó hace 120 años, en 1904, no fue nada fácil, ya que se desarrolló en un entorno marcado por dificultades extremas!", escribió Kang Soon Gi, presidente de la Unión Coreana, en un mensaje de bienvenida. "Los primeros misioneros y creyentes, a pesar de las duras circunstancias, se dedicaron a difundir la Palabra de Dios y, gracias a sus sacrificios y esfuerzos, hoy estamos aquí. [...] Sus sacrificios y dedicación se han convertido en los cimientos de la Iglesia Adventista coreana actual, un legado que debemos recordar siempre".
Como parte de las celebraciones, se inauguró una exposición temporal especial en el museo del campus de Sahmyook, que permanecerá abierta del 1° al 30 de noviembre. La exposición cuenta la historia de los comienzos de la Iglesia Adventista en Corea e incluye fotografías, artefactos y testimonios de muchos de los pioneros de la misión adventista en toda la península.
La historia por medio de la música
El 8 de noviembre, un musical titulado "Cara a cara" contó la historia de la llegada de los misioneros Rufus y Theodora Wangerin a Corea en 1909. La pareja, recién casada y procedente de Estados Unidos, llegó para apoyar la labor misionera en el relativamente nuevo campo misionero. Con música, guion y puesta en escena originales, una compañía musical formada exclusivamente por mujeres llamada SULAMMI, que apoya regularmente la evangelización adventista y otras iniciativas, compartió cómo los Wangerin afrontaron sus desafíos en el campo de misión con valentía y determinación.
En ese contexto, el leitmotiv "cara a cara" se convirtió en un símbolo de lo lejos que llegaron los primeros misioneros adventistas para encontrarse con las personas allí donde estaban y llegar a conocerlas y amarlas, mientras esperaban el encuentro "cara a cara" definitivo, la segunda venida de Jesús. "Solo cuando conozcamos a la gente cara a cara podremos empezar a ser misioneros", repitió un narrador como tema recurrente de la presentación.
Mediante sucesivas canciones coreografiadas, el musical contó cómo Theodora se enfrentó a la muerte del primer bebé de la pareja, a la enfermedad y posterior muerte de su marido, Rufus, y más tarde al fallecimiento de su hermana, Mimi Scharffenberg, también una de las primeras misioneras en Corea. Estos desengaños consecutivos no desanimaron a Theodora, que, viuda, regresó a Corea, donde desempeñó diversos cargos eclesiásticos durante décadas.
El musical terminó con un llamado a las generaciones más jóvenes para que también estén dispuestas a "crucificarse con Cristo" y darlo todo por la misión.
De lo estéril a lo fructífero
Al final del musical, Kang recordó a quienes llenaban el auditorio y a quienes seguían el programa por internet que, durante años, Corea fue una tierra estéril para el evangelio. Entonces, los líderes de la Iglesia Adventista mundial enviaron a los primeros misioneros y el país experimentó un notable crecimiento. "Se abrieron las puertas y [Corea se convirtió] en una de las tierras donde el evangelio se plantó con más éxito", dijo Kang.
En este contexto, es imperativo sentir pasión por la Palabra de Dios, afirmó Kang. También pidió el compromiso de las familias y de todos los que tenemos para afrontar los desafíos misioneros actuales. Citó a un antiguo misionero, que escribió: "No vine a Corea a mirar a mi alrededor; vine a enterrar mis huesos".
Ante desafíos desalentadores
Kang hizo un llamado a los líderes y la os miembros de la Iglesia para que renueven su compromiso con el llamado a la misión, porque, dijo, los desafíos son desalentadores.
"Solo en Asia, una vasta región de 68 países con 5.300 millones de personas, el 98 % nunca ha oído el Evangelio de Jesucristo", escribió Kang en un mensaje a los participantes. "Compartir esta preciosa luz del Evangelio con Corea y el mundo es nuestro deber y nuestra vocación, una misión que nos ha encomendado Dios mismo, que nos ha elegido y revivido para este fin".
Junto a esta realidad, una ola de secularismo está afectando al mensaje cristiano en Corea. Por eso, según Kang, si los actuales misioneros adventistas quieren volver a hacer de Corea una tierra fértil para el Evangelio, deben estar dispuestos a dar de nuevo "su sudor y su sangre". "Así es como nuestros pioneros mantuvieron esta tierra fértil" para el evangelio, enfatizó Kang.
Desarrollar el potencial misionero
Kang cree que la Iglesia Adventista coreana y sus miembros poseen la fuerza y el potencial para proclamar el mensaje de los tres ángeles por toda Asia y más allá. "Los creyentes adventistas coreanos poseen una pasión por la evangelización que rivaliza con la de cualquier otra nación", escribió Kang. "Además, la iglesia ha sido bendecida con un gran número de pastores bien capacitados e innumerables miembros dedicados que siguen sirviendo con un compromiso inquebrantable. Ahora es el momento de que nos levantemos y nos unamos al gran clamor por el regreso del Señor".
A continuación, Kang hizo un llamado concreto. "Sigamos el camino de devoción demostrado por nuestros predecesores durante los últimos 120 años, asegurándonos de que esta fe se transmita a las generaciones futuras", subrayó. "Mientras esperamos el regreso de nuestro Señor, que cada uno de nosotros viva fielmente, cumpliendo la misión que Dios nos ha encomendado hasta ese día".
El artículo original se publicó en el sitio web de la Adventist Review.