El 23 de febrero de 2023 se inició la campaña de evangelización Reencuentro en el norte de Perú. Esta vez, las sedes principales fueron las pequeñas ciudades norteñas de Lima y Chimbote. Por medio de este programa, se alcanzó la vida de 722 personas en el área local y de 2.888 personas en todo el territorio norteño. Este resultado fue gracias a las oraciones de una multitud que diariamente clamaba por milagros.
Veintidós líderes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día del norte del Perú y de la sede central de la División Sudamericana, entre ellos el Dr. Sócrates Quispe, director asociado de Educación Superior, participaron en la campaña. Ellos revivieron los corazones de aquellos que estaban espiritualmente desanimados o que incluso ya no asistían a los servicios de sus iglesias locales.
Además, con la presencia de miles de personas, el sábado 4 de marzo culminó la campaña en el Estadio Centenario Manuel Rivera Sánchez, en Chimbote. Los asistentes y los participantes fueron testigos de testimonios e historias de reencuentro con Cristo.
HERMANOS REGRESAN A CASA, SU IGLESIA
Hace once años, los hermanos Jairo y Alexis conocieron la Palabra de Dios mediante sus padres. Asistían con frecuencia a la Iglesia Adventista y estaban entusiasmados por seguir estudiando la Biblia. Sin embargo, con el paso del tiempo, las finanzas fueron la principal dificultad que los hizo decidirse a trabajar los sábados.
Su vida era cada vez más oscura, pero su iglesia, con todos sus miembros, seguía orando por ellos. El pastor los visitaba con frecuencia para hablar con ellos y motivarlos a volver a Cristo. Finalmente, los invitó a participar en el Reencuentro.
Hablaron y aceptaron asistir al programa especial de una semana de duración. Entonces fueron tocados por el Espíritu Santo y pidieron ser bautizados. Decidieron poner a Cristo en primer lugar, antes que el dinero; uno de los hermanos expresó: “Preferimos a Cristo. No es mejor tener cantidad si no estamos con el Señor”.
“LA PAZ LLEGÓ A MI CORAZÓN”
Inés llegó a Perú hace muchos años. Su padre era marino mercante peruano y su madre nicaragüense. Sin embargo, su padre falleció y su madre decidió regresar a su país. Inés se quedó sola y sin familia. Al cabo de un tiempo, se casó con un peruano y adoptaron a una niña.
Durante ese tiempo, Inés buscaba la paz en su corazón. Entonces, conoció la Iglesia Adventista en la ciudad de Huarmey. Comenzó a estudiar la Biblia y a participar activamente en las actividades de su iglesia local. Y durante la semana de Reencuentro, decidió aceptar el llamado de entregar su vida a Jesús. “Era el momento de bautizarme. Esperé mucho tiempo, pero llegó el día”, dijo Inés.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día en el norte del Perú continuará predicando a aquellos que no conocen a Cristo o se han alejado de él. “Una sola de esas almas salvada tiene más valor que mundos enteros. El oro y las riquezas terrenales no pueden compararse con la salvación de una sola alma desvalida” (Testimonios para la Iglesia, t. 2, p. 449).
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio de noticias en español de la División Sudamericana.