Tras meses de estudio de la Biblia con un grupo de la Iglesia Adventista, ocho presos de la cárcel Presidente Dutra, en el sur de Maranhão (Brasil), decidieron bautizarse. El bautismo tuvo lugar un lunes, durante un programa especial que se apartó de la rutina de la prisión.
Entre los reclusos bautizados estaba Genilvam Soares, de 45 años, quien dice estar experimentando una libertad que nunca imaginó tener: "He renacido a una nueva vida, este es un nuevo comienzo. Jesús tocó mi corazón y le abrí la puerta".
Entre los guardias, el personal penitenciario y los voluntarios de la iglesia se encontraba Teodoro Pereira, padre de uno de los reclusos bautizados. Dijo que fue un momento emotivo ver a su hijo mayor decidido a seguir un nuevo camino: "Es un sentimiento inexplicable, estoy muy feliz, hacía nueve meses que no lo veía. Doy gracias a la Iglesia por estas personas maravillosas que le llevaron a Jesús", dijo.
Antônio Tavares, pastor adventista, refuerza el compromiso de la iglesia con la invitación de Jesús, expresada en Mateo 25:43. "Estaba en la cárcel, y viniste a mí [...] es para llevar la esperanza de la salvación. Estamos satisfechos con la labor de la Iglesia Adventista, y seguiremos avanzando", afirmó.
Estudio bíblico y cambios de conducta
El trabajo en la penitenciaría Presidente Dutra es constante. Comenzó en 2018 y, desde entonces, 38 personas han sido bautizadas en la Iglesia Adventista.
Liderado por Maria Enedina Duarte, misionera de 66 años, el grupo de siete personas que componen el Ministerio Carcelario Adventista en la región, visita semanalmente los pabellones penitenciarios, dando a los presos la oportunidad de descubrir en la Biblia que hay libertad en Jesús.
"La Palabra de Dios no vuelve vacía. Cada vez que uno de ellos decide seguir a Jesús, es una gran alegría para nosotros. El objetivo de nuestro equipo es traer la salvación, porque aquí hay necesidad de que la gente se salve, por eso estamos aquí llueva o truene", subrayó.
Estas visitas periódicas, según Samuel Soares, director de la unidad penitenciaria, tienen efectos positivos en los presos: "Ver el bautismo de los presos es ver la materialización del compromiso que tenemos con la asistencia religiosa, un factor muy importante para la reinserción social, que busca preparar a estos hombres para un buen retorno a la sociedad", asegura.
Además de la clase de Biblia, Atailson de Sousa, pastor, recorre todos los lunes las celdas de la prisión predicando la Palabra de Dios; un trabajo persistente que requiere tiempo y dedicación: "Me siento elegido por el Señor. No es fácil hablar de Dios dentro de una cárcel, pero buscamos fuerza en él, y los presos están ciertamente agradecidos porque les mostramos un camino diferente, que transforma", garantiza.
Aumenta la población carcelaria en Brasil
Según los expertos, existe una tendencia mundial al aumento del "encarcelamiento masivo". En Brasil, el número de presos aumentó de 826.000 a 839.000 de diciembre de 2022 a junio de 2023, un aumento del 0,8 %, según cifras divulgadas por el Sistema de Información del Departamento Penitenciario Nacional - Sisdepen. En resumen, actualmente hay 839.000 personas en prisiones estatales y federales y bajo arresto domiciliario en el país.
En Maranhão, la población carcelaria se aproxima a las 12.000 personas, de las cuales casi 550 son mujeres. Los datos son sorprendentes y el escenario complejo. La reducción de los índices de criminalidad, detenciones y reincidencia implica una serie de factores sociales y gubernamentales.
Tanto para la sociedad como para los reclusos, el trabajo de resocialización aparece como una luz al final del túnel, aunque sin garantías de que no se vuelva a la práctica de otros delitos.
En el municipio de Davinópolis, se reanudaron recientemente las actividades evangelísticas en la prisión de la ciudad. Unos 20 reclusos estudian la Biblia semanalmente.
Genivaldo Ribeiro, uno de los instructores bíblicos, informa que una de las principales necesidades de estas personas es ser vistas como seres humanos. "Nuestra presencia significa mucho para ellos. Al fin y al cabo, tenemos contacto con personas que están completamente excluidas de la sociedad. Hay gente allí que ni siquiera tiene visitas familiares. El entorno es ideal para mostrar el amor de Jesús", asegura.
Para Tiago Santos, pastor en esta región, la experiencia es única, y todo el esfuerzo merece la pena: "El entorno es el principal desafío. Vemos claramente cómo el Evangelio tiene el poder de liberar incluso a los que están entre rejas. Espero que los presos del pecado, dentro y fuera de una cárcel, puedan encontrar la verdadera libertad en Cristo", concluye.
El artículo original se publicó en el sitio web en portugués de la División Sudamericana.