Los alumnos de la Educación Adventista del Oeste del Paraná cuentan ahora con el Marco Cero, una red de comunidades de estudiantes y sus amigos en la que las nuevas generaciones son las protagonistas. Los "lugares de reinicio", como son llamados, tienen como objetivo motivar a los adolescentes de la escuela a participar en las celebraciones y organizar misiones urbanas. Así, estas actividades tienen lugar cada 15 días. Además, los alumnos pueden invitar a sus familiares a asistir a las reuniones y, juntos, desarrollan habilidades sociales y dones espirituales.

El proyecto fue implementado en agosto de 2021, y actualmente, seis de las escuelas del oeste de Paraná ya tienen su propio Marco Cero. Por eso, todos se reúnen en las ciudades de Cascavel, Foz do Iguaçu, Umuarama, Guaíra, Toledo y Campo Mourão.

A finales de este mes, las comunidades terminan sus horarios semestrales. Sin embargo, según ellos, el resultado para los organizadores y los participantes es la certeza de que han crecido social, emocional y espiritualmente. Además, las actividades se reanudarán después de las vacaciones escolares.

Desarrollo de los participantes de Marco Cero

El líder de la Educación Adventista en el Oeste de Paraná, el pastor Paulo Orling, explica que Marco Cero enseña a las nuevas generaciones a realizar actividades humanitarias que van más allá de la cultura en la que viven. Además, fomentan la vida comunitaria. "Cada encuentro es una oportunidad para desarrollar dones como el liderazgo, la solidaridad, la administración, la gestión de personas y el culto", dice Orling.

Además de aprender nuevas habilidades e intercambiar conocimientos, los que participan también ponen en práctica lo que ya han aprendido. Así, en las comunidades, los alumnos y sus invitados pueden cantar, hablar en público, actuar, trabajar con la producción de audio y ayudar con los medios de comunicación y la publicidad de los eventos.

En este sentido, el líder de Marco Zero, el pastor Leonardo Ferreira, comparte lo que siente por estos lugares: "Marco Cero es mi comunidad; es mi lugar de culto. Por lo tanto, es donde tengo la oportunidad de poner en práctica mis dones y talentos", describe Ferreira.

Cambio en la vida cotidiana de los estudiantes

Las reuniones no son diarias, pero el proyecto Marco Cero sale de los ambientes colectivos y se convierte en parte de la vida cotidiana de los estudiantes. "Marco Cero acabó cambiando mi vida por completo. Por eso, las cosas que solía hacer entre semana, ya no las hago; terminó cambiando mi rutina; terminó acercándome a Dios", comparte Matheus Roberto Laguardia, que forma parte de Marco Cero en Foz do Iguaçu.

Para William Douglas, estudiante de tercer año de bachillerato en el Colegio Adventista de Cascavel, participar en Marco Cero tuvo un impacto directo en su rutina con los compañeros y con Dios. "La comunidad trajo más interacción y proximidad entre los estudiantes y el personal de la escuela. Y todo ello con el fin de que todos estemos más cerca de Dios", añade.

Iniciativa del proyecto

La idea de hacer de las aulas lugares de encuentro y crecimiento personal es una propuesta de la Iglesia Adventista para toda Sudamérica. Por lo tanto, el objetivo es involucrar a las nuevas generaciones en actividades religiosas y sociales. De esta manera, la sede para el sur de Brasil propuso el objetivo de crear comunidades en las escuelas, que ya está implementado en los tres estados de la región.