El norte de Filipinas está siendo arrasado por lluvias torrenciales e inundaciones catastróficas, ya que el supertifón Egay (conocido internacionalmente como Doksuri) ha anegado cinco regiones: Calabarzon (Cavite, Laguna, Batangas, Rizal, Quezon), Bicol, Visayas Occidental y Mindanao Septentrional, afectando a una población de más de 35 millones de personas.
Las autoridades locales declararon la región de Ilocos en estado de calamidad después de que el supertifón Egay causara estragos en más de 4.000 familias de las regiones afectadas. Las unidades de gobierno local pusieron en marcha lugares de evacuación para atender las crecientes necesidades de las familias reubicadas.
Las inundaciones de gran extensión provocaron el cierre de los principales medios de transporte y aeropuertos en varios lugares del norte de Filipinas. El puente Quirino, conocido popularmente como puente Banaoang, que une dos ciudades de Ilocos, también quedó devastado. Según la última evaluación de la situación realizada por el Consejo Nacional de Reducción del Riesgo de Desastres (NDRRMC, por sus siglas en inglés), el supertifón Egay causó 21 desplazamientos de tierras e inundaciones provocados por la lluvia en Calabarzon, Bicol, Visayas Occidental y el norte de Mindanao. Para evitar electrocuciones en los lugares inundados por el agua, los proveedores de servicios energéticos de las zonas afectadas cortaron el suministro eléctrico. El bloqueo de carreteras, los corrimientos de tierras y los problemas de comunicación también han dificultado las labores de rescate en los distritos devastados por las inundaciones. Los grandes daños causados por Egay en las carreteras nacionales y las comunicaciones han dificultado las labores de socorro, que pueden necesitar transporte aéreo para llegar a las aldeas afectadas.
Las recientes inundaciones en el norte de Filipinas han afectado a los hogares adventistas. La gravedad de las inundaciones fue puesta de relieve por un grupo de misioneros adolescentes del Colegio Adventista de Luzón del Norte, que se quedaron atrapados en el segundo piso de una iglesia adventista de Vigan sin comida ni agua. Según los miembros de la iglesia, la corriente del río era demasiado fuerte para que llegara hasta ellos un bote de rescate. Había un rescatador con ellos, pero no pudo hacer nada. Dijeron que la escuela cercana ya se había inundado. La crecida de las aguas ha aumentado repentinamente, dificultando la evacuación. Se dijo que la iglesia estaba junto a un puente. A pesar de las difíciles circunstancias, el grupo pudo salir nadando de la inundación cuando el agua empezó a bajar. Todos pudieron ponerse a salvo.
La División Sudasiática del Pacífico (DSAP) de los Adventistas del Séptimo Día está pidiendo oraciones por todos los habitantes del norte de Filipinas, mientras varias regiones se encuentran bajo estado de calamidad. Los equipos de respuesta a emergencias de ADRA Filipinas realizaron evaluaciones rápidas para ayudar a los hogares afectados por las inundaciones. Debido a los desafíos con el transporte, ADRA se está asociando con las unidades del gobierno local para enviar los esfuerzos de socorro a las zonas más afectadas.
ADRA Filipinas trabaja en estrecha colaboración con las unidades gubernamentales locales para determinar los mejores métodos para ayudar en la situación y satisfacer las necesidades de las familias afectadas.
ADRA es el brazo humanitario mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Proporciona ayuda humanitaria y para el desarrollo a personas de más de 130 países. Por medio de una red de oficinas mundiales, aspira a ofrecer proyectos de desarrollo a largo plazo, así como ayuda rápida de emergencia a las comunidades.
Puedes ponerte en contacto con ADRA Filipinas enviando un correo electrónico a [email protected] o visitando su sitio web: adra.ph.
La versión original de esta noticia se publicó en el sitio web de la División Sudasiática del Pacífico.