El colportaje consiste en la venta de literatura adventista que abarca temas de salud física y emocional, de relaciones de pareja y familiares, de alimentación saludable y vegetariana, y bíblicos, entre otros. Sin embargo, no solo es un trabajo comercial. Los colportores, personas que venden los libros adventistas, pasan por capacitaciones que no solo los ayudan con técnicas de venta, sino que, sobre todo, los motivan a tener una relación más cercana con Dios para poder compartir su mensaje por medio de los libros.
Y es por eso que el colportaje es un ministerio, pues mediante esta labor el mensaje del evangelio llega a miles de personas cada año. Además, los colportores también son beneficiados espiritual y económicamente, ya que para muchos esta es su fuente de ingreso. Para otros, esto les permite solventar sus estudios escolares y universitarios. Así, pueden dedicarse al colportaje a tiempo completo o por campañas, que se organizan por meses, en grupos y lugares específicos.
La Iglesia Adventista del Norte de Perú destaca que este ministerio no solo promueve la difusión de literatura cristiana, sino que también impacta la vida de quienes se dedican a esta labor misionera, compartiendo algunas inspiradoras historias del colportaje.
Crecimiento personal
Any, una adolescente del nororiente peruano, destaca cómo el colportaje cambió su vida. Ella estaba cursando el segundo año de secundaria en un colegio público cuando las dificultades financieras la llevaron a buscar alternativas. Recuerda que un miembro adventista informó a su iglesia acerca del colportaje. Al principio, ella no estaba interesada, pero cuando sus padres no pudieron costear sus estudios, decidió depender de Dios y ser valiente.
A pesar de las dificultades iniciales y la tentación de rendirse, Any encontró fortaleza en la oración. La primera noche, quería regresar a casa, pero oró a Dios pidiendo fuerzas. Al día siguiente, en la primera casa que visitó, dejó su primer libro. Al finalizar la campaña, Dios la bendijo con buenas ventas. Gracias a su dedicación, Any pudo cambiarse al Colegio Adventista José San Martín de la ciudad de Tarapoto, al nororiente del Perú, y ahora está cursando el quinto año de secundaria.
Fortalecimiento espiritual
Esmeralda, una colportora en el norte peruano, destaca la importancia de la comunión diaria con Dios para tener éxito en el colportaje. Ella explica que, como colportores, salen diariamente a tocar puertas y encuentran muchas personas necesitadas de Dios. Sin embargo, no van solos, van con Jesús. Por eso, diariamente lo buscan, ya que la comunión de ayer no les sirve para hoy. Su grupo en Túcume, Chiclayo, al norte de Perú, ha crecido y ahora cuenta con 15 estudiantes de la Biblia, gracias a su esfuerzo y dedicación.
Elena de White, autora adventista estadounidense, cuyo liderazgo llevó al establecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, destacó la importancia del colportaje en sus escritos: “La obra del colportor es una de las maneras más eficaces de impartir la luz. Puede ser bendecido, si busca a Dios constantemente y trabaja con humildad y perseverancia” (El colportor evangélico, p. 12).
El artículo original se publicó en el sitio web en español de la División Sudamericana.