El 14 de septiembre, líderes de opinión del Centro de Derecho y Política Pública de la Universidad Adventista de Washington (WAU), del Departamento de Asuntos Públicos y Libertad Religiosa de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día (PARL de la AG), y de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), se reunieron para hablar de cómo los adventistas del séptimo día trabajan para crear la paz dentro de sus muchas esferas.
El programa, titulado “Obrar con justicia: consolidación de la paz en un mundo desigual. Voces adventistas y adventistas en acción”, puso de relieve el mandato filosófico y bíblico del papel de un cristiano en la consolidación de la paz, así como la labor humanitaria práctica de ADRA sobre el terreno que contribuye a la consolidación de la paz en más de 120 países diferentes de todo el mundo. El acto se celebró en el campus de la WAU antes del Día Mundial de la Paz, el 21 de septiembre.
“La idea de que la paz es un proceso participativo que requiere el diálogo entre instituciones, países y pueblos, es la esencia del motivo por el que celebramos hoy esta conferencia”, declaró Jonathan Scriven, director asociado de la Escuela de Honores y codirector del Centro de Derecho y Políticas Públicas de la WAU. “Específicamente estamos interesados en el papel que los grupos religiosos y la Iglesia Adventista en particular, juegan en este proceso”.
La forma de la paz: Navegando conversaciones y superando conflictos:
Bill Knott, enlace en Washington DC del PARL de la AG, y Nelu Burcea, enlace en las Naciones Unidas del PARL de la AG, hablaron acerca de la importancia de la reconciliación, las relaciones y seguir el ejemplo de Cristo en la construcción de la paz.
“Para los cristianos, la búsqueda de la paz no es una vocación opcional”, dijo Knott. “Si afirmamos ser seguidores de aquel joven rabino de Nazaret, famoso por ser el Príncipe de la Paz, la pacificación es una parte no negociable de lo que firmamos”.
Knott habló de la importancia de la paz, no solamente en el mundo, sino en nuestros hogares, nuestras iglesias y nuestros lugares de trabajo. Citando Mateo 24:12, “el amor de muchos se enfriará”, compartió la importancia de las conversaciones, las pequeñas ramas de olivo y los compromisos apropiados que existen mediante las relaciones, a medida que el mundo se divide cada vez más. Solamente por medio de estos pequeños pasos, puede surgir lentamente la paz, como dijo Pablo en Efesios: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación”.
Burcea coincidió con Knott en su presentación: “A lo largo de la Biblia, la paz se presenta como una parte vital del plan de Dios para la humanidad. Es un estado de nuestra prosperidad y justicia por vivir de acuerdo con la voluntad de Dios”.
“La Biblia enseña que la paz no es solamente una ausencia de conflicto, sino un estado positivo del ser que requiere que vivamos en el amor, la bondad y la compasión hacia todas las personas”, dijo Burcea.
Bienaventurados los pacificadores: el papel de las organizaciones humanitarias inspiradas en la fe en la consolidación de la paz.
“El tema de la paz no es nuevo para ADRA”, dijo en el comienzo de su mensaje Imad Madanat, vicepresidente de Asuntos Humanitarios de ADRA Internacional. “Pero no se ha enmarcado de la forma en que vamos a hablar de ello hoy”.
“Es un desafío”, continuó, “porque somos profesionales, estamos sobre el terreno, normalmente no pensamos en la paz de forma académica”.
Madanat pasó a relatar la historia de ADRA, desde la época en que la Iglesia Adventista incrementó sus esfuerzos de ayuda en Europa y las islas del Pacífico tras la Segunda Guerra Mundial, hasta la iteración actual de ADRA, que incluye desarrollo, proyectos a largo plazo y consolidación de la paz. “Es importante ver cómo empezamos con un impulso de ayuda asistencial, para luego avanzar hacia el desarrollo, a este nuevo marco que vincula la paz a nuestro trabajo”, dijo.
La labor de ADRA siempre ha tenido que ver con la consolidación de la paz mediante su trabajo en educación, medios de subsistencia, sanidad, y tras las catástrofes por medio de su labor de socorro. El socorro, la sostenibilidad, el desarrollo a largo plazo y la consolidación de la paz no discriminan y mantienen un enfoque imparcial de la ayuda. ADRA proporciona ayuda a cualquiera y en cualquier lugar que la necesite.
“Nos inspira nuestra fe”, dice Madanat. “La paz es un valor fundamental para nosotros en ADRA. Movilizamos ayudas. Sabemos mediar en los conflictos. Capacitamos en el establecimiento de la paz, en la forma de hacer nuestro trabajo. Abordamos las causas profundas de los conflictos, como la falta de alimentos, salud y seguridad. Tenemos sentido de la vocación. Nuestra misión es la paz”.
Herma Percy, directora de Promoción Humanitaria Internacional de ADRA Internacional, destacó la labor que ADRA realiza en todo el mundo: promover la paz por medio de sus programas y de la forma en que presta ayuda.
“Nuestro ministerio en el mundo no se limita a la doctrina, sino que debe manifestarse en actos de justicia, amor y compasión”, afirma. “Ya lo han oído en las presentaciones anteriores, la paz no es solamente la ausencia de guerra y conflicto, hay que trabajar con amor, justicia y compasión. Sin embargo, me gustaría añadir que la paz es también crear condiciones favorables para que las comunidades prosperen, y eso es lo que pretendemos en ADRA”.
Percy continuó hablando del mundo en que vivimos hoy y de por qué es tan importante el trabajo de ADRA por la paz. En todo el mundo, cerca de 1/4 de la población vive en zonas de conflicto, y unos 120 millones se ven obligados a abandonar sus hogares. Es la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial. Añadió que los conflictos generan cerca del 80 % de las necesidades humanitarias. Se prevé que en 2030 la mitad de los más pobres del mundo vivan en zonas de conflicto.
¿Cómo podemos empezar a promover la paz en nuestras comunidades? “Tenemos que promover normas que contribuyan a la igualdad, la prevención de conflictos y el desarrollo económico”, afirma Percy. “Y reconociendo la interconexión de nuestros desafíos globales, podemos allanar el camino hacia un futuro en el que se descubra la raíz de los conflictos y podamos sembrar las semillas de la paz en todo el mundo”.
Akintayo Odeyemi es actualmente el director de la Oficina de Enlace de ADRA con las Naciones Unidas, pero ha sido director nacional en múltiples países de África, así como director regional de la oficina africana de ADRA. Odeyemi dedicó su tiempo a presentar las formas prácticas en que ADRA construye la paz en todo el mundo.
ADRA se centra en cuatro esfuerzos y estrategias de consolidación de la paz que incluyen el fomento del diálogo, la reconciliación y el entendimiento entre comunidades diversas, la promoción de la cohesión social, el empoderamiento de los grupos marginados y, por último, el tratamiento de la raíz del conflicto.
Por ejemplo, ADRA Sudán del Sur ha estado trabajando para facilitar el diálogo por la paz dentro de sus comunidades. Durante su visita, Odeyemi vio reunirse a líderes de distintas comunidades religiosas, sentados juntos, discutiendo la necesidad de promover la seguridad, acabar con la perturbación de la paz y trabajar con los jóvenes.
Odeyemi se dio cuenta de que lo que decían era cierto. “Si nos ocupamos de los jóvenes, si les damos otra imagen”, dijo, “si tienen un empleo remunerado, estaremos contribuyendo a la paz”. Al fomentar estas conversaciones, ADRA Sudán del Sur está trabajando con las comunidades, tratando de entender a la gente, animando a la gente y, por lo tanto, promoviendo la paz en su zona.
En otro ejemplo, esta vez de Ucrania, Odeyemi reflexiona en la ocasión en que un avión no tripulado lanzó una bomba sobre un grupo de trabajadores de ADRA durante una distribución de alimentos. Afortunadamente, nadie resultó herido. “Simplemente, volvieron”, dice Odeyemi, “porque estaban trabajando por la paz”.
En Níger, ADRA sigue reforzando la capacidad de las mujeres en materia de derechos y deberes y capacitación. Para este proyecto, incluyeron al gobierno en los debates, para que ayudara con la capacitación y la implementación, y para que hablara de lo que les preocupa. Trabajaron para definir la paz y explicar cómo se puede mantener la paz mediante la capacitación económica de las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad. “Gran parte de los esfuerzos de ADRA por consolidar la paz se centran en las mujeres y los jóvenes”, dijo Odeyemi, “para empoderarlos, para mantenerlos ocupados, para ayudarlos a darse cuenta de que la paz es algo en lo que todos deben trabajar”.
Al concluir su presentación, Knott elogió a ADRA y el trabajo que realiza en todo el mundo. “Pocas cosas me hacen sentir más orgulloso de ser cristiano adventista del séptimo día que el hecho de que la agencia de fe, de desarrollo y ayuda, con la que estoy comprometido, esté construyendo la paz mediante la distribución de alimentos, la construcción de pozos, atendiendo a los refugiados en algunos de los conflictos más candentes del mundo”, dijo.
“Pero quizá sea aún más importante”, añadió, “prevenir futuros conflictos por la comida, el agua y los recursos, enseñando y modelando la agricultura sostenible y los cultivos inteligentes”.
“Si quieres buscar a los pacificadores en nuestra denominación, no tienes que mirar más allá de los miles de trabajadores que trabajan para ADRA en todo el mundo”.
Apoyar la justicia y abogar por la paz
En las últimas presentaciones del día, Nicolas Miller habló acerca del trabajo que el Centro de Derecho y Política Pública de la WAU está llevando a cabo con sus estudiantes para que participen en esfuerzos de pacificación en sus comunidades. Mediante el recién implementado programa Branson Fellows, los estudiantes se encargan de proyectos, trabajan con líderes de la Iglesia por medio de los departamentos PARL, con Liberty Magazine, y organizan conferencias y trabajan en temas de paz.
Como dice Miller, “la paz es realmente una parte central de nuestra identidad”. El Centro de Derecho y Política Pública busca influir en las políticas públicas desde una perspectiva cristiana y adventista del séptimo día, pero no de un modo que las convierta en parte de las guerras culturales. “No buscamos convertirnos en guerreros de la cultura”, dice Miller, “sino que nos centramos en el pasaje de 2 Corintios 5:18, que dice que ‘nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación’, y habla de cristianos embajadores para llevar a cabo esta reconciliación. “Así que en lugar de que seamos guerreros de la cultura”, dice, “buscamos que los jóvenes se conviertan en embajadores de la reconciliación, que son realmente pacificadores en nuestro mundo”.
Percy dijo en su presentación que ahora todos somos ciudadanos globales. “El planeta es nuestro vecindario”, dijo. “Es un lugar de diferentes culturas, religiones, ideales, pero en su base, somos creados a su imagen”. Todos estamos llamados a ser pacificadores en nuestras comunidades. No hay excepción.
A lo largo de las Escrituras, desde los profetas del Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento, Dios llama a su pueblo de reconciliación, a ser pacificadores. Como dijo Percy: “Somos los que marcan la diferencia y los que mantienen la paz. La fe no es válida, a menos que la vivas”.
Esta historia fue presentada por ADRA Internacional.