El número de julio-agosto de la revista Messaggero Avventista [El mensajero adventista] conmemora un hito especial: cumplir 100 años. La edición destaca el impacto que la revista ha tenido en el fortalecimiento de la fe de los creyentes en Italia durante el último siglo. A pesar de su edad, el Mensajero no muestra signos de desaceleración, evolucionando continuamente para seguir siendo relevante. Pero ¿dónde empezó todo?
Desde sus humildes comienzos
La historia del Messaggero Avventista comenzó el 1° de agosto de 1924, cuando se publicó por primera vez como Revista Adventista. La publicación inicial era una versión mimeografiada con tres páginas a doble cara, descubierta años más tarde en un viejo baúl. En aquella época, en Italia vivían 250 adventistas reunidos en 13 congregaciones.
Giovanni De Meo, periodista, archivero y exdirector del Mensajero, cuenta que la revista comenzó con una humilde nota del entonces superintendente, D.G. Werner, que expresaba su esperanza en su crecimiento y su importancia futura.
La edición de 1925
En 1925, la Revista Adventista ya desempeñaba un papel en la unión de la comunidad adventista en Italia. Mosca señala que el número 4 cubrió el cuarto Congreso anual de la Misión Italiana, celebrado en Génova, que se centró en la organización de la iglesia.
De Meo explica que, para entonces, la revista ya tenía 11 páginas a doble cara. La revista informaba sobre el Congreso de Génova, destacando el aumento del número de miembros a más de 300, y detallaba los esfuerzos para establecer una sede y un almacén para su editorial.
Influencia creciente desde 1926 hasta la Primera Guerra Mundial
En 1926, la revista comenzó a publicarse trimestralmente con números de ocho páginas. En 1930 se convirtió oficialmente en el Mensajero Adventista, continuando el legado de la publicación anterior. Como explicó D.G. Werner, era importante para la comunidad adventista disponer de un espacio dedicado a las noticias internas y a las actualizaciones de la iglesia.
En 1932, el Mensajero adoptó una periodicidad mensual, y en 1938, bajo la dirección del pastor Franco Sabatino, se transformó con un enfoque renovado hacia un contenido más rico y gráficos actualizados. Sin embargo, a medida que se acercaba la Segunda Guerra Mundial, la escasez de papel obligó a la revista a reducirse a solo seis páginas en 1942.
Durante los años de guerra, la revista, incluso con su tamaño limitado, se convirtió en una fuente de guía espiritual y consuelo para sus lectores. A pesar de los desafíos, siguió siendo un vínculo vital entre los miembros aislados de la comunidad adventista. La publicación cesó en 1944 en medio de los disturbios de la guerra, pero volvió dos años después, trayendo esperanza renovada y continuidad a sus lectores.
Un legado de esperanza
A lo largo de sus cien años de existencia, el Mensajero Adventista ha sido mucho más que una revista; ha sido un faro de fe y unidad para los adventistas italianos. Desde sus comienzos como una modesta publicación hasta convertirse en una fuente fiable de alimento espiritual en tiempos turbulentos, su misión ha permanecido inalterada. Al celebrar su centenario, Mosca reflexiona sobre el mensaje perdurable que sigue uniendo a los creyentes de toda Italia.
El artículo original se publicó en la página web de la División Intereuropea.