Hace un año, una tragedia sísmica golpeó el corazón de las comunidades de Turquía, dejando tras de sí ruinas y sufrimiento. A pesar del dolor y la destrucción, la llama de la esperanza no se apagó. En medio del caos, la gente y las organizaciones benéficas se unieron para reconstruir las vidas de las víctimas afectadas. En este contexto, ADRA y sus socios se han convertido en los mensajeros de la esperanza, ofreciendo no solo alimentos y artículos de primera necesidad para la vida diaria, sino también un mensaje de esperanza para los afectados. Hoy, cuando empieza a brillar la luz al final del túnel, la historia de resiliencia y solidaridad sigue inspirando, demostrando que, juntos, podemos convertir la tragedia en algo positivo con tiempo, esfuerzo y un compromiso continuado.
Entre el 26 de febrero y el 1° de marzo de 2024, dos representantes del equipo de ADRA viajaron a Hatay, Turquía, para las actividades de implementación y monitoreo de los proyectos “Esperanza para Turquía” y “Esperanza para Siria”, junto con socios locales. Además, a los dos representantes regionales de ADRA se les unieron representantes de la oficina de ADRA Internacional, representantes de MENA (Oriente Medio y Norte de África), de la ONG “Media Luna Roja” y las autoridades locales, todo ello para el buen desarrollo de las actividades de apoyo a los supervivientes del terremoto.
“Vi las manos polvorientas de quienes no pueden dejar de liberar la ciudad del hormigón, vi las lágrimas de una madre que alimentó a sus hijos solo con agua y azúcar en los últimos días, y los abrazos de los padres de niños con necesidades especiales", dijo Valentina Sturzu-Cozorici, directora de programas de ADRA Rumania. “Aunque ha pasado un año, la situación de los supervivientes sigue siendo trágica, y las actividades del proyecto ayudan mucho a las personas vulnerables. Más de 1.000 familias habrán recibido ayuda financiera a finales de marzo, lo que supondrá una mejora del nivel de vida y una ayuda inesperada para las personas vulnerables al terremoto del año pasado”, concluyó Sturzu-Cozorici.
El equipo de ADRA Rumania participó en la prestación de ayuda económica, distribuyendo tarjetas de valor para al menos 1.000 familias y personas vulnerables afectadas por el terremoto. La atención se centró en los ancianos, las familias numerosas, las madres solteras y los discapacitados. Asimismo, los alumnos de la escuela Mihai Ionescu, en colaboración con ADRA Rumania, proporcionaron alimentos a 200 familias afectadas por el terremoto de Turquía. Mediante una movilización excepcional, llevaron a cabo su propia actividad de recaudación de fondos con el objetivo de prestar apoyo a los niños afectados por el terremoto.
“Entre las ruinas de los edificios destruidos por el terremoto, entre las vidas de seres queridos acabadas en un instante, ¡todavía queda esperanza!”, dijo Cristina Roșu, directora de proyectos de ADRA Rumania. “Personas que te abrazan, con lágrimas en los ojos, sin palabras, para que esa esperanza se materialice en un apoyo inesperado, llegado como de la nada, pero sin duda en el momento justo”, continuó Rosu. “Para una madre que cuida de los seres queridos que le quedan, recibir una caja de alimentos de este tipo significa mucho más que proporcionarles unas pocas comidas, significa esperanza, fuerza y alegría. Es la seguridad de que no están olvidados, de que hay personas, desconocidas, lejanas, que sienten con ellos. Es la materialización de la esperanza a la que se aferra con cada hilo de fuerza que le queda, a saber, que a pesar de las dificultades, todo irá bien, y la vida puede seguir adelante”, concluye Roșu.
La acción humanitaria descrita es solamente una parte de la actividad de ADRA en Turquía. Con gratitud a todos los implicados (patrocinadores, socios, voluntarios y beneficiarios) ADRA Rumania sigue decidida a continuar cumpliendo su misión y llevar la transformación a la vida de quienes necesitan nuestra ayuda.
“Un año después del devastador terremoto, miles de personas siguen viviendo en refugios temporales”, dijo Kelly Dowling, directora de emergencias de ADRA Internacional.
“Fue inspirador ver la capacidad de resistencia de la gente que crea un futuro renovado a partir de los escombros. Proporcionar las necesidades básicas que todos necesitamos para pasar el día permite a ADRA y a sus socios ofrecer una expresión práctica de esperanza y recordarles que no están solos”, concluyó Dowling.
Más acerca de ADRA Rumania
Desde 1990, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales en Rumania (ADRA Rumania) se ha comprometido especialmente en proyectos de desarrollo que benefician a toda la población. Conduciéndose en los proyectos emprendidos según el lema “Justicia, Compasión, Amor”, ADRA Rumania lleva alegría y esperanza a la vida de los beneficiarios, promoviendo un futuro mejor, valores y dignidad humana.
Como proveedor acreditado de servicios sociales, ADRA Rumania forma parte de la red ADRA Internacional, la organización humanitaria global de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, una de las organizaciones no gubernamentales más extendidas en el mundo. ADRA Internacional está presente en 118 países y se basa en una filosofía que combina la compasión con un espíritu práctico, tendiendo la mano a las personas necesitadas, sin distinciones raciales, étnicas, políticas o religiosas, con el objetivo de servir a la humanidad para que todos puedan vivir juntos como Dios manda.
Este artículo se publicó en la página de noticias de la División Intereuropea.