El 7 de febrero de 2024, los pescadores de Trinidad y Tobago salieron a pescar bajo el habitual cielo azul, con sus barcos surcando las tranquilas aguas. Pero este día marcaría un profundo cambio en la serenidad de la isla. En lugar de la familiar extensión azul, se encontraron con una oscuridad premonitoria, un testimonio visual de una catástrofe ecológica inminente.
¿La causa? Una barcaza cargada con 35.000 barriles de petróleo había encallado en un arrecife frente a la costa de Tobago. Al hundirse en las profundidades, desató un diluvio de crudo tóxico, manchando el litoral y amenazando el delicado equilibrio del ecosistema marino, la fauna y las costas de la isla. Al instante, se convirtió en una emergencia nacional que obligó a varios balnearios a prohibir la entrada a sus huéspedes a las playas, antaño vírgenes.
En respuesta a la crisis, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) entró en acción, reuniendo a voluntarios de toda la comunidad y de la Iglesia Adventista. Junto con la Agencia de Gestión de Emergencias de Tobago (TEMA, según sus siglas en inglés), se embarcaron en un hercúleo esfuerzo de limpieza para combatir la espesa marea negra que ahora manchaba el mar de Tobago.
“Muchos se han enfrentado al trauma de la experiencia al ver amenazados sus medios de vida y sus seres queridos. Trabajando juntos, podemos marcar una diferencia significativa en nuestra nación y nuestra comunidad”, dijo Wilfred Desvignes, director de ADRA para la Asociación de Tobago de los Adventistas del Séptimo Día.
Armados con azadas, rastrillos y palas, más de 40 voluntarios de ADRA se afanaron en raspar el viscoso asfalto, formando montones que esperaban ser despejados por maquinaria pesada. Las peligrosas condiciones exigían precaución y una capacitación especial de los voluntarios de TEMA y la Oficina de Preparación para Desastres. Llevaban equipo de protección y rotaban en turnos de cuatro horas para minimizar la exposición a gases tóxicos.
La catástrofe dañó gravemente la zona costera. Las industrias pesquera y turística han sufrido mucho como consecuencia del vertido, pero la situación está volviendo poco a poco a la normalidad. ADRA y los voluntarios de la Iglesia Adventista han estado en primera línea, apoyando los esfuerzos de limpieza desde las primeras fases de la crisis y siguen trabajando con la Agencia de Gestión de Emergencias de Tobago (TEMA) para restaurar la región. “También hemos donado cientos de alimentos de emergencia, agua y suministros esenciales para ayudar a las comunidades afectadas”, dice el Dr. Alexander Isaacs, director de ADRA para la Unión Caribeña de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
A pesar de la magnitud de la operación de limpieza, los funcionarios del gobierno informaron recientemente de avances significativos, con el 97 % de la zona afectada despejada. Sin embargo, el camino hacia la recuperación total dista mucho de haber terminado, y exige una vigilancia y cooperación continuas por parte de los resistentes habitantes de Tobago.
“Al ofrecer una respuesta compasiva y centrada en la mayordomía a esta crisis del petróleo, ADRA y nuestros líderes y voluntarios de la Iglesia Adventista reafirman su continua dedicación al bienestar de la comunidad y a la preservación del medioambiente. Es nuestra responsabilidad moral y cívica cuidar de nuestro medioambiente, y junto con las autoridades locales, continuaremos los esfuerzos de socorro en curso para recuperar el vibrante ecosistema de Tobago y sus hermosas costas, un paso a la vez”.
ADRA ha sido un socio crucial del gobierno de Trinidad y Tobago en la respuesta a catástrofes. Anteriormente, ha ayudado al gobierno en operaciones de respuesta de emergencia para asistir a víctimas de incendios, así como en proyectos de reconstrucción. Además, ADRA colaboró en las tareas de socorro en Granada, Dominica y San Vicente y las Granadinas tras la erupción del volcán en 2021.
ADRA agradece el continuo apoyo de los donantes que ayudan a servir a las comunidades vulnerables del Caribe y de todo el mundo. El sábado 11 de mayo, se anima a todas las comunidades a donar a la Ofrenda de Ayuda en Catástrofes y Hambrunas, que apoya los proyectos de ADRA que cambian la vida de las personas más desfavorecidas en todo el mundo, así como la labor del Servicio Comunitario Adventista.
El artículo original se publicó en el sitio web de ADRA Internacional.