Del 1° al 8 de septiembre tuvo lugar en el pequeño pueblo de Taimishte, Bulgaria, una iniciativa de voluntariado llamada MlaDoS, organizada por ADRA Bulgaria y el departamento de Jóvenes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Bulgaria. Más de 30 voluntarios participaron en los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de dos familias numerosas necesitadas.
En el pueblo de Taimishte, los residentes se enfrentan a una yuxtaposición de belleza y penuria. La aldea, conocida por su paisaje natural, también alberga una realidad menos pintoresca: numerosas casas viejas y en mal estado que siguen ocupadas por familias locales que luchan por llegar a fin de mes.
Entre estos residentes está la familia de Bekir, un trabajador agrícola local que, a pesar de su duro trabajo en las afueras del pueblo, no puede permitirse las reparaciones necesarias para mejorar las condiciones de vida de su familia. Los tres hijos de Bekir, de edades comprendidas entre los 3 y los 9 años, viven en una casa en ruinas y comparten habitación en un entorno que dista mucho de ser adecuado para niños pequeños. La situación de Taimishte pone de relieve un problema más amplio, el de la pobreza rural y los desafíos que supone ofrecer condiciones de vida adecuadas en las zonas menos desarrolladas.
Tras investigar en distintas partes del país, ADRA Bulgaria se puso en contacto con el municipio de Antonovo y con el ayuntamiento de Taimishte, después de haber identificado que la familia de Bekir y a otra familia necesitan importantes reparaciones en sus casas. El propósito de la búsqueda era determinar dónde debía celebrar ADRA el programa anual MlaDoS, que recauda fondos y reúne a voluntarios de todo el país para mejorar las condiciones de vida de las familias necesitadas.
El programa MlaDoS (abreviatura de "Joven" en búlgaro) significa "Servicio Voluntario Juvenil" y reúne a jóvenes y artesanos que dedican una semana de su tiempo a renovar la casa de una familia. Está dirigido a los jóvenes, pero todo el mundo es bienvenido. Las familias seleccionadas suelen ser hogares numerosos con niños pequeños que necesitan urgentemente mejorar sus condiciones de vida.
"Las familias a las que ayudamos viven en malas condiciones debido a sus bajos ingresos o a que tienen muchos hijos. Viven en edificios viejos, muy a menudo las casas no tienen instalaciones sanitarias y la gente vive en la pobreza extrema", comentó Marian Dimitrov, director ejecutivo de ADRA Bulgaria.
Treinta voluntarios llegaron a Taimishte con el deseo de hacer las reparaciones más urgentes para las dos familias durante una semana. En ambas casas se está construyendo un cuarto de baño interior y un retrete, que antes no existían. Una casa recibe un tejado nuevo y, la otra, ventanas nuevas y habitaciones renovadas. Un día después de empezar las obras, se retiró el tejado y se empezó a construir el nuevo; ya se han colocado las alcantarillas y las obras avanzan a una velocidad impresionante.
"Mi motivación para unirme al programa MlaDoS es que podemos ayudar a una familia. Estoy aquí con mi mujer y nuestro hijo de 9 años, que también ayuda. Quiero que mi hijo tenga el deseo de ayudar a la gente y entienda que es mucho más valioso hacer algo por otra persona que solo por uno mismo", dice el voluntario Nikolay Karadjov.
Camelia participa en el programa por tercer año y comparte que uno de los momentos más emotivos para ella es cuando ve la alegría en los ojos de la gente. "Ayudar es algo bueno y me da mucha alegría. Tanto como a las familias, creo que a mí me aporta el doble de felicidad, y ver sus sonrisas es una sensación muy satisfactoria", dice Camelia.
Marian Dimitrov comenta que, después de MlaDoS, los voluntarios se sienten motivados para hacer el bien y cambiar su entorno y su comunidad.
"Los jóvenes vuelven no solamente con las manos cansadas y doloridas, sino que hay un significado mucho más profundo para ellos. Aquí es donde se crean amistades, pertenencia y conciencia. Después del programa MlaDoS, los jóvenes se vuelven más activos, más responsables, más inspirados y motivados. Crecen aquí", dice Dimitrov.
Al final de la semana de trabajo, se han cumplido todos los objetivos fijados para los voluntarios, e incluso queda tiempo para decorar las habitaciones de los niños con bellas ilustraciones de la naturaleza. Las propias familias también contribuyen al rápido proceso de trabajo: todos, desde los más pequeños hasta los más mayores, se implican para ayudar y proporcionar comida y apoyo a los voluntarios.
"Nos han hecho muy felices, no tengo palabras para expresar mi gratitud y alegría. Gracias a todo su equipo", dice Bekir.
El programa MlaDoS se lleva a cabo con el apoyo y la cooperación de los municipios y ayuntamientos, y los fondos para las actividades de reparación se recaudan con donaciones voluntarias de personas y empresas de construcción que proporcionan materiales. Si deseas formar parte del programa MlaDoS o donar a la iniciativa, sigue la página web de ADRA Bulgaria para conocer el próximo programa.
El artículo original se publicó en la web de la División Intereuropea.