Julio es conocido como el mes de las vacaciones, pero algunas personas han aprovechado este periodo para ayudar a los demás. Esto es lo que motivó a 36 voluntarios a dejar varios lugares de Brasil y viajar en avión y barco durante casi 48 horas hasta la isla de Michiles, una región indígena de Sateré Mawé. El lugar se encuentra en el municipio de Maués, a 253 kilómetros de Manaus, Brasil.
Los voluntarios de la Misión Andrews 2024 pasaron 10 días en la zona y atendieron a seis comunidades indígenas, que suman alrededor de 800 personas. El equipo incluyó profesionales de las áreas de medicina, enfermería, odontología, psicología, farmacia, y educación, entre otras profesiones. "Realizamos consultas médicas, entregamos medicamentos –todos con receta– y aplicamos vendajes. También dimos charlas acerca de violencia doméstica, salud y hablamos de enfermedades de transmisión sexual (ETS) a seis comunidades indígenas", explica Claudeci Vieira da Silva, coordinadora general de la misión.
La Misión Andrews construyó una base misionera con dormitorios, cocina, baños y un auditorio en la isla de Michiles para alojar a los pastores y los voluntarios que llegan cada año a la región para ayudar a las comunidades indígenas. Silva afirma que los pacientes indígenas se quejaban de falta de apetito, dolores de estómago y de cabeza, y que constantemente les diagnosticaban parásitos, hernias, problemas ginecológicos, diabetes y depresión. "Viven en un lugar alejado de la ciudad con difícil acceso a atención médica, psicológica y educativa, entre otras muchas necesidades básicas", afirma Silva.
Un cuidado extra
Ellen Silva de Carvalho, médico especialista en neurología vascular, participó en su segundo viaje de esta naturaleza. Cuenta que desde niña soñaba con ser médica y misionera. "Debo admitir que la misión en el Amazonas fue todo un desafío debido a las condiciones naturales. El largo viaje en barco, el clima muy caluroso y húmedo, y dormir en una hamaca. Pero el resultado fue muy positivo, debido a la oportunidad de servir como Cristo, de llevar un poco de lo que él me dio a estas comunidades indígenas. Fue muy gratificante ayudar a aliviar el dolor, tratar infecciones y otras necesidades", subraya.
"Uno de los niños indígenas, Jessé, era muy activo y simpático con todo el mundo. Pero debido a una infección urinaria de larga duración, que no había sido diagnosticada de antemano, estuvo postrado unos días. Fue conmovedor ver que se recuperaba tras recibir el tratamiento adecuado", declaró el neurólogo.
Para Silva, "coordinar una misión en el corazón de la selva amazónica es una responsabilidad que Dios me dio. Ver a la gente sonreír, a los niños corretear por los parques infantiles, a la gente darnos las gracias por venir y decir que fuimos el alivio de su dolor, es muy gratificante", afirmó.
Gratitud y esperanza
Josibias Alencar dos Santos es el jefe de la comunidad, o jefe de la tribu indígena Sateré Mawé de la isla de Michiles, y destacó la importancia del grupo. "Nos ayudaron a tener una mejor calidad de vida y mejor salud. Quiero dar las gracias a todos los misioneros por ayudar a nuestra comunidad", dijo.
Sin embargo, Agnaldo Guimarães de Almeida, líder de la Iglesia Adventista de la Isla de Michiles, añadió que fue testigo de la alegría de los niños, jóvenes y adultos de su etnia Sateré Mawé, donde vive desde hace 24 años y es miembro de la denominación desde hace 14 años. "Las conferencias de salud, educación y las conferencias para parejas fueron muy importantes. Ayudaron a nuestra gente con medicinas y alimento físico y espiritual", explica Agnaldo. "Queremos que los voluntarios vuelvan más a menudo", pide Almeia.
La misión de Andrews
El nombre del proyecto hace referencia a John Nevins Andrews, un misionero que dedicó su vida a ayudar a los demás. Desde enero de 2017, Misión Andrews envía médicos, enfermeros, dentistas y otros profesionales para atender gratuitamente a personas necesitadas en África.
El artículo original se publicó en el sitio web en portugués de la División Sudamericana.