En Poblacion, Siocon, Zamboanga del Norte, se vivió un despliegue de generosidad y dedicación comunitaria que dejó una huella indeleble en miles de vidas. El matrimonio misionero Gonzalo Sumayang y su esposa, Betsy Sumayang, encabezaron un programa de evangelización que combinó a la perfección la sanación física con el alimento espiritual.
Más de 40 profesionales médicos, entre médicos, enfermeras, dentistas y expertos en salud, se unieron para servir a la comunidad. Sus esfuerzos colectivos aportaron a los necesitados la esperanza y el alivio que tanto necesitaban. Durante los tres días que duró el evento, un total de 1.600 pacientes recibieron atención odontológica vital, que incluyó limpiezas, empastes, extracciones y aplicaciones de flúor. Además, 100 personas recibieron prótesis dentales que les devolvieron no solamente la sonrisa, sino también la confianza en sí mismos.
En respuesta a otras necesidades sanitarias esenciales, 139 personas fueron circuncidadas, un procedimiento crucial para promover la salud y la higiene. La caravana también realizó pequeñas intervenciones quirúrgicas a 35 pacientes, garantizando que se resolvieran eficazmente diversos problemas de salud. Además, 1.000 pacientes se beneficiaron de consultas médicas personalizadas, en las que se hizo hincapié en la atención preventiva para mantener su bienestar.
La compasión del equipo se extendió a las personas con dificultades visuales, ya que 1.300 personas se sometieron a revisiones oculares y recibieron gafas de lectura, lo que aportó claridad y comodidad a su vida. A través de estos servicios integrales, la caravana médica no solamente satisfizo las necesidades físicas de la comunidad, sino que también ofreció un renovado sentido de esperanza y bienestar.
Sumayang expresó: "Dios es increíble; él ha sido increíble conmigo. Por eso extiendo el ministerio sanador de Cristo a todo el mundo, dondequiera que Dios me envíe". La pareja reconoció que atender únicamente las necesidades físicas no es suficiente; la sanación espiritual es igualmente vital.
Jerry Patalinghug, presidente de la Iglesia Adventista en el occidente de Filipinas, dirigió una serie evangelística en consonancia con la labor médica en curso. Además, los obreros laicos que imparten incansablemente estudios bíblicos y visitan los hogares los motivan a asistir a cada reflexión nocturna.
Rendo Alinsag, uno de los asistentes, compartió su sentida experiencia, expresando su gratitud por la visita del misionero, que le permitió aprender que Jesús murió para ofrecer la salvación y que la verdadera fe exige una transformación del comportamiento para honrar a Aquel que nos salvó.
Su testimonio refleja el impacto más amplio del esfuerzo evangelizador, en el que 80 personas abrazaron a Jesucristo, una decisión que trasciende lo temporal y se hace eco de la promesa eterna de esperanza y redención. Esta labor misionera es un poderoso recordatorio del llamado de la Iglesia a llevar el mensaje de salvación a quienes están dispuestos a recibirlo.
El artículo original se publicó en el sitio web de la División Sudasiática del Pacífico.